Hallazgos| Menos es más

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Por Rocío Fiallega

SemMéxico. 11 de septiembre 2021.

Orfandad

Susana era niña cuando su madre murió, un día Miguel proyectó su mirada sin compadecerse de ella. Se fue de casa y empezó a vivir con él, que la esperaba en el departamento percibiendo la vibración de su cuerpo, el vaivén de sus caderas. Un día, lo operaron de ambos ojos y empezó a ver, a ir a la escuela, a pedir trabajo, a verla con compasión. Ella se fue de casa, regresó en su silla de ruedas anhelando todavía no ser vista como si fuera alguien que necesitara ayuda.

Legitimidad

Hija del adulterio, la bautizó su padre. Hija del amor, adelanta ella. El primer amante en su vida, sus labios nunca se hubieran abierto si no existieran esos ojos azules y ese olor… Ay, la clandestinidad y la pasión, duró tan poco, el suficiente para que ese amor se encarnara. Solamente la delataron los ojos azules de la pequeña. Hoy, las dos se despojan de sus ataduras y atablandas.

Desaparecidos

Padres muertos en vida. Madres con las manos vacías. No hay certidumbre ni amor, ni odio, solamente la fe atemporal, sin principio ni fin: la foto con su rostro, el suéter sin cuerpo, la mochila vacía, tarjeta de identidad sin dueño, la pala para acudir a la fosa recién encontrada, la cita con la nueva autoridad, la nueva hermandad con otros padres, y ya no te preguntas qué pasará cuando aparezca, el silencio se come las nuevas palabras.

Instante

Azul de alba en la orilla de la cama. Abrazo de náufragas que se separarán al primer rayo de sol. Revelación de la divinidad del cuerpo. Sobreviviendo a la luna, se acomodan las sábanas, tenue caricia que no volverá, amor cetáceo que gime en la melancolía del adiós, algún día otra vida, y el vaivén de diosas se vuelve juego y alegría, ya nada queda por decir. Azul de alba eterno e indomable, instante preciso del éxtasis. Amanece.

Despojo

Abrazada al cadáver de su hijo, la vida adquiere un sin-sentido. Despojada de su ser-madre, la misma cosa eran las horas y los minutos, por eso los años pasaron como una noche de invierno: larga y con la respiración bajo las cobijas. Sus senos ya no son los de antes, tampoco su cuerpo; su vientre dejó de ser tierra fértil. Al principio quería venganza, luego resignación, la palabra justicia se ensuciaba. Hoy sólo queda el dolor y sus manos creadoras.

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