Mirada a vuelo de pájaro: la doctora Claudia Sheinbaum Pardo , firme, sin lenguaje altisonante y optimista
SemMéxico, Cd. de México, 12 de enero, 2025.- A 100 días de mandato, podría decirse que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo habló en un ambiente de clima frio, firme pero no altisonante, clara y explicativa, si con muchas acciones pero sin mensaje “político”, optimista, pero sin dirigirse a la oposición, seria pero sin enfrentar las probable crisis en las relaciones con Estados Unidos, directa y simbólica, destacando el valor y la heroicidad de la población migrante. Reiteró la importancia de las mujeres en la economía, los cuidados y en su ser persona, sin jamás hablar de derechos humanos.
Salió desde la puerta de honor del Palacio Nacional, donde despacha y vive, acompañada de su esposo, a las 11 horas en punto, tras ella, siempre estuvo, a menos de un metro de distancia, el camarógrafo Epigmenio Ibarra; ella sin frío, con un vestido ligero pero de manga larga, sin cola de caballo, con un buen chongo, sin joyas más allá de unas perlas en sus orejas y una discreta pulsera, resaltó su pedagogía feminista: “cobardes quienes todavía no entienden que las mujeres somos personas” y destacando que es propio del pasado “la discriminación, el clasismo y el machismo”.
Contenta y en paz, se detuvo paso a paso, a saludar a la gente, abrazarla y besarla, tomándose selfis, acompañada de una cadeta militar. Al llegar al templete apenas saludó a sus colaboradoras y colaboradores inmediatamente se dirigió al tumulto, miles de personas que ahí estaban desde las 9 de la mañana. Sonrió especialmente a las mujeres.
Habló de pie en el templete, enmarcado por una inmensa imagen de tres mujeres, abuela, madre e hija, y un hombre de lado, tras ella, el gabinete legal y el ampliado. Unas 28 personas.
Se observó a las funcionarias federales, todas de color oscuro, excepto la consejera Ernestina Godoy; no estuvo la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, y esta vez no fueron visibles ninguna de las congresistas conocidas por sus posturas feministas. Las integrantes del gabinete todas de zapatos bajos y con pantalón. La presidenta con unas zapatillas color crema de tacón moderado, dijo una y otra vez, con el eco de aplausos y tamborazos, que orgullosamente encabeza el segundo piso de la 4T,cuya raíz dejó bien plantada Andrés Manuel López Obrador, para quien no uso los adjetivos acostumbrados.
Por primera vez en el zócalo se colocó una sillería enorme, no sólo para invitados e invitadas, lo que sugiere una participación grande, pero no inmensa, ocupaban el 64 por ciento de la plancha.
Desde las 9 de la mañana se pudo ver a través de los medios audiovisuales todo el zócalo, se escuchó a conjuntos musicales sólo de hombres y hasta hubo mariachis. Los medios destacaron la llegada a lo que ella llamó asamblea de participantes de muchas partes del país, pero principalmente los contingentes de los gobiernos del partido oficial y sindicatos. Las únicas banderas partidistas fueron las del Partido del Trabajo.
Durante su informe, leído con precisión y sin errores, fue interrumpida 14 veces con aplausos y tamborazos. Ella se detuvo momentos apenas, para escuchar un coro de “presidenta, presidenta, presidenta”. Sonrió muchas veces
Si se lee el texto o la versión estenográfica, se verá y leerá, todo el tiempo hablo de hermanos y hermanas, hombres y mujeres, ellas y ellos. Mencionó 8 veces a Andrés Manuel López Obrador, una sola vez dijo que fue el mejor presidente de México. Fue muy didáctica al explicar el significado del avance económico y comercial con Estados Unidos y Canadá y calificó al país del norte como el “más poderoso”, al que hay que tratar con respeto pero sin subordinación.
De la amplia explicación de su slogan “llegamos todas”, el tema que no fue destacado debidamente por los medios de comunicación que a los 15 minutos de terminar la “asamblea”, ya informaban de lo más destacado del informe. Entre las y los asistentes, menos personas mayores que en los últimos 6 años.
Defendió su estrategia de seguridad, planteada en 3 puntos. Evitar que las y los jóvenes se enrolen con el crimen, las becas y la actuación de la guardia nacional, no habló en este punto del Ejército y sólo fue bien mencionado como socio económico; tampoco habló de la violencia contra las mujeres; aseguró recursos para los pueblos originarios, pero nunca de género ni de su transversalidad necesaria, pero sí de ese cambio donde es del pasado la discriminación, el clasismo y el machismo.
Reconoció la disposición de la iniciativa privada para los miles de millones de inversión, y describió aspectos tan importantes como el aumento salarial y hasta mencionó la ley silla, pero no reconoció a la sociedad civil, coadyuvante en todas esas iniciativas -12 cambios constitucionales y 16 leyes secundarias-, ni mencionó jamás -lo que está bien- que las mujeres sean víctimas. Pero si reconoció que trabajan mucho y dejo claro que las mujeres, “así como llevamos un hogar, así como somos madres y abuelas, también tenemos la fuerza, la entereza, el temple y la capacidad para ser bomberas, ingenieras, astronautas, doctoras, abogadas y comandantas, supremas de las fuerzas armadas”. Al final dejó un mensaje positivo, al reconocer al “pueblo”, como libre, democrático, alegra y entusiasta.
Por supuesto reiteró lo fundamental de la transformación: cero corrupción, honradez, ahorros -nadie en su gobierno tendrá aumento salarial en los próximos 5 años-, con moderación habló de los cambios en el poder judicial, el cual, dijo, seguirá siendo autónomo. No habló del expresidente Felipe Calderón y en cambio sí, de Ernesto Zedillo al recordar que modificó al poder judicial a su conveniencia.
Para la primera presienta de México transcurrió una jornada, con amenaza de lluvia, que ocurrió tranquila, sin problema. En domingo se afectó nada más a las ya acostumbradas jornadas bicicleteras. Hubo cientos de policías que cuidaron el entorno; se colocaron en los pasillos del Zócalo pantallas para no esforzar la escucha y la mirada y firme toda la audiencia, que estuvo receptiva. Una mañana de domingo en la ciudad de México, a 100 días del gobierno de la primera mujer presidenta de la República. Y un zócalo vibrante, con mucha vendimia y hasta buen humor.