Por Rocío Fiallega
Lavanda
Sana mi herida
delgada y fragante
piel de lila.
Dame tu perfección iluminada
conviérteme en tu paz.
Expande tu misterio
para colorearme enigma
tu aroma y altura
para alzarme en redención.
Cobijada en tu fragancia
eternidad en el instante
recorro tu vertical
espiga sanadora.
Intensa esperanza
que transforma la herida.
Mi voz vibra con la tierra
Y mis hojas se embellecen
somos una en el paisaje
y la tarde resplandece.
Llama violeta
mis ancestras
me hablan
para iluminarme por dentro.
La voz y la acción
maestras y ermitañas
en una flor
me entregan la llave.
Divinidad que habita en mí
ahora
YO SOY.