- En un seminario virtual, mujeres referentes del movimiento feminista en Centroamérica dan su visión sobre la crisis del coronavirus y las consecuencias que está teniendo
Por Nora Fernández Fernández
SemMéxico/AmecoPress. Madrid, 07 abr. 20.- La fundación feminista Calala, defensora de los derechos, la participación y el empoderamiento de las mujeres en Centroamérica y el Estado español celebró ayer un Webinar (Seminario Web) titulado “Hablemos de vida”, en el que las defensoras de los territorios y los bienes comunes aportan saberes y alternativas frente a la crisis sanitaria actual.
Por medio de la plataforma Zoom, Calala reunía ayer a 369 personas para hablar de las alternativas para combatir el coronavirus en los países latinoamericanos y la situación en la que se encuentra su población. Mariusa López, activista feminista y defensora de derechos humanos perteneciente a JASS Mesoamérica, daba comienzo a la tertulia intentando descifrar y comprender, en estos duros momentos, la situación del resto de compañeras, justificando este espacio “pensado para honrar las voces, la palabra y los saberes de los pueblos originarios, de los pueblos afrodescendientes, de la Mesoamérica, de la que salen saberes y cosmovisiones para entender esta crisis que ya estaba mucho antes del coronavirus”.
Mariusa López comenzaba así poniendo el punto de mira en la crisis capitalista, patriarcal, imperial y racista que se avistaba en cada recoveco de Centroamérica y Latinoamérica. Es por ello que ella y sus compañeras ven necesaria este tipo de respuesta, activada gracias a las redes virtuales, que son las únicas que ahora les permiten conectarse y escuchar la palabra de sus otras compañeras de otras comunidades en lucha.
Como protagonistas de la tertulia estaban presentes Lolita Chávez y Miriam Miranda, dos mujeres activistas feministas consideradas referentes para el movimiento de las mujeres en Latinoamérica. Lolita Chávez comenzaba su intervención emocionada pidiendo la fuerza necesaria para estos momentos: “Estamos en pie de lucha, como defensoras y como pueblos que ponen en el centro la vida”. Desde Euskal Herria, refugiada allí desde 2017 por estar amenazada de muerte en su país (Guatemala), asegura que los pueblos originarios son cruciales en esta crisis, y con el “sentimiento de guerreras” pretende rescatar esa conexión con la madre tierra para darle más fuerza a ese compromiso generacional con las abuelas y abuelos, que merecen ser cuidados.
Pero Lolita Chávez también recuerda el compromiso de lucha “con los pueblos más oprimidos y marginados, y las zonas más críticas son las coloniales”. Cuenta que la situación de crisis que están viviendo en esos lugares está vinculada a las relaciones perversas de los sistemas impuestos, relacionadas con militares y paralimitares, pero –asegura- “no podemos quedarnos en una explicación simplista porque eso sería dejar una huella histórica muy violenta para otras generaciones, sino que tenemos que luchar para que miren hacia aquí y no solo para Europa y Norte América”.
Asimismo, Chávez denuncia que los estados se estén aprovechando de esta situación, camuflándola de “más lícita” y por tanto haciendo “más perversa” la forma de violencia, psicológica y física a la que esas sociedades están sometidas institucionalmente.
A continuación, Miriam Miranda destacaba el distanciamiento que estaban sufriendo confinadas en sus casas y como eso podía ser una excusa más para debilitar las fuertes redes de mujeres que hay en esos pueblos. Desde Honduras, asegura que “nada garantiza la supervivencia”. Con el tema de la alimentación como uno de los destacados en esta crisis, Miranda afirma que el modelo absolutamente de consumo ahora deja entrever que habrá ciudades y zonas en total desabastecimiento, que habrá gente que literalmente no tenga nada para comer.
También el sistema de salud, señalaba Miranda, tiene su importantísimo y lógico papel en esta crisis, y es devastador ver cómo “el sistema de salud no ha sido prioridad para ningún país” y ni siquiera “existan los medios mínimos como respiradores para atender una emergencia, eso demuestra el sistema de salud catastrófico que tenemos”. Además, asegura que “la industria farmacéutica va a seguir siendo la que gane, y nosotras hemos decidido que es necesario intervenir como comunidades, con un trabajo de organización para dar una respuesta para contener el coronavirus, alejado de ese podrido sistema de salud”.
Refiriéndose a los cuidados, Miriam Miranda definía a los ancianos y ancianas como “los verdaderos tesoros que mantienen la cultura y los valores, y por tanto los primeros que hay que proteger ante esta pandemia”. “Está claro – continúa – que en un país donde no hay forma de atender a las personas en los hospitales, hay que saber combatirlo desde casa, porque en los hospitales la gente se va a morir, eso es una realidad. Para ello hay que recuperar los saberes más primitivos, plantas con poderes naturales y curativos ante la estafa de la ciencia”.
Tras la intervención de estas dos mujeres luchadoras del pueblo Mesoamericano, se abría un turno de palabra para el resto de compañeras de otros países de la zona. Así, otras mujeres como Stacy Velásquez, de la Red de Defensoras de Guatemala, insistían en seguir creando un tejido cada vez más fuerte porque “vemos que no descansa la opresión y el sistema capitalista en la pandemia aprovecha la ocasión para intentar hacer desaparecer la Secretaría de la Mujer y la Secretaría de la Paz aquí en Guatemala”. Adriana Guzmán, de la Red de Defensoras de Bolivia, comentaba la militarización todavía más intensa que se está llevando a cabo en su país, y cómo la élite política aún intenta culpabilizar al pueblo de la situación, “cuando los únicos culpables son empresarios, políticos y cómplices que aprovechan esta ocasión para herir más al pueblo”. Por último, Juanita Jiménez de Nicaragua apunta cómo esta crisis permite “falsear todavía más la realidad” y la necesidad de la unión de los pueblos para seguir luchando contra las injusticias, desde la salud, la solidaridad y la conciencia.