Natalia Vidales de Bitterlin
SemMéxico, Hermosillo, Sonora, 14 de julio, 2023.- No sabemos, definitivamente no sabemos, si Xóchitl Gálvez llegará a ser la candidata del Frente Amplio por México. Falta mucho camino por andar para cantar esa victoria, y muchos obstáculos que vencer -algunos de ellos que vendrán sin duda de sus compañeros tricolores que, aun sin posibilidades de triunfo en la elección presidencial del año que viene, acarician la idea. Además, en política las cosas cambian de un día para otro por lo que nadie puede adelantar la víspera y bien haríamos en actuar con prudencia hasta que llegue el tiempo de definiciones.
Lo que sí sabemos es que hoy ella, que salió intempestivamente a la contienda presidencial, ha logrado -al tener los reflectores de los medios- despertar entusiasmo y esperanza en millones de mujeres en todo el país que ven que la pobreza se puede vencer con educación, fortaleza y constancia –y que los programas sociales son meros paliativos, no soluciones de fondo.
Xóchitl les ha dado el ejemplo y tal vez el empujón que necesitaban para creer que realmente se puede salir de un entorno adverso; tienen el ejemplo viviente de que se puede dejar atrás una vida de pesares y pobrezas, y por ello el beneficio ya es no solo para esas mujeres adultas -que tuvieron que conformarse con una vida llena de carencias y dificultades- sino para sus hijas que hoy viven en las penurias de todo tipo y aun en la indigencia.
Hoy sí pueden soñar pensando que sus anhelos y aspiraciones –esas de las que, increíblemente, se burla el presidente– pueden convertirse en realidad. Pueden soñar con que sus niñas lograrán extender sus alas y volar alto si estudian y si se lo proponen.
Las madres son quienes, por lo general, luchan en las familias por darles bienestar a sus hijos, por procurarles una vida mejor, una buena educación, vestido, alimento. Con jornadas dobles de trabajo logran sacar adelante a su familia y algunas enviar a sus hijos a la Universidad o mínimo, al bachillerato. Pero son muy pocas las que alcanzan esos sueños, ya que en su mayoría utilizan a sus pequeños para trabajar desde muy temprana edad y ayudar al gasto familiar. Y así les pasa la vida y repitiéndose la misma historia generación tras generación.
Pero hoy, el horizonte –ese lejano confín– se acerca para ellas porque ahora pueden identifican a sus niñas -que hoy venden tortillas, chicles, dulces o …gelatinas en la calle- con esa mujer que les apareció de repente: Xóchitl Gálvez, que es una prueba viviente que desde abajo se puede ascender hasta llegar a pretender gobernar el país. Eso ya es ganancia.
La mera posibilidad anterior ha provocado la reacción en contra del presidente López Obrador, cuando esta semana se refirió –entre risas y bufonadas– a Xóchitl porque llegó a registrarse como precandidata presidencial “en un triciclo como ofreciendo tamales, tamales, ricos tamales”. Por supuesto que no tardó en llegarle la respuesta, cuando ella –fiel a su estilo festivo y de no amilanarse– se colocó un delantal ofreciendo tamales, y le refirió al mandatario el “atole que le ha estado dando al pueblo” con sus discursos sin resultados.
Lo de menos es que, en la lucha preelectoral, el presidente ataque a sus opositores …lo grave es que menosprecie, con esa comparación, a las miles de personas -entre ellas las más pobres- que se dedican a ofrecer dulces en las calles –muchas de las cuales lo hacen, en realidad, a cambio de una limosna. O a la venta de churros, empanadas, raspados, tamales o de lo que sea, a falta de mayores oportunidades.
Al margen de lo anterior, hoy hay que celebrar. Hay un modelo a seguir para la clase más desprotegida. Hay esperanza, hay un horizonte más amplio para que las niñas, que hoy deambulan por las calles con su cajita de chicles, tengan una mejor vida. Su pensamiento ahora puede ser: Si Xóchitl pudo… ¿por qué nosotras no?
Por lo pronto, esa es la aportación de la aspirante del Frente Opositor a la presidencia de la República. Y ya se verá si hay otras más.