Rosa María Cabrera: Votar es una expresión de libertad política

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  • La historia muestra un largo camino, las nuevas diputadas deben legislar desde la perspectiva de género
  • El voto universal no fue una graciosa concesión sino resultado de la lucha de las mujeres

Soledad Jarquín Edgar

SemMéxico, Cd. de México, 19 de octubre, 2020.- Rosa María Cabrera Lotfe ha transitado gran parte de su vida personal y profesional en el “ala izquierda” de la política: ha sido militante y dirigente en los Partidos Comunista Mexicano (PCM), Socialista Unificado de México (PSUM), Mexicano Socialista (PMS) y de la Revolución Democrática (PRD), en los tres últimos como fundadora y diputada federal, sostiene que “las mujeres que habremos de elegir, deberán responder al reto de legislar desde una perspectiva de género”.

En entrevista a la distancia con SemMéxico, dice que a las mexicanas les ha costado mucho transitar durante décadas para haber logrado el reconocimiento a los derechos políticos, como el votar y ser votada. Y hacer realidad la premisa de la sufragista española Clara Campoamor: “La libertad se aprende ejerciéndola”.

“Siempre he creído que votar, aunado a que es un derecho humano, que como se sabe, los derechos humanos son siempre afirmativos. Es, en suma, una expresión de libertad política, es poder decidir quién y bajo qué proyecto de vida, de nación, nos represente en los órganos de decisión y gobierno, es, al fin de cuentas, un paso fundamental en la construcción de la democracia, no sólo porque así se establezca en diversos instrumentos internacionales, sino porque se trata de buscar que esa expresión, esté debidamente garantizada en elecciones libres, democráticas, legales y legítimas, transparentes, y que sus resultados, sean respetados para bien de la población toda a la que se aspire representar”.

Psicología-Área Social en la Universidad Veracruzana y del Área de Artes Liberales de la Lousiana State University Of New Orlean’s, Estados Unidos de América, Cabrera Lotfe dice que “mucho se ha avanzado a favor de las mujeres, aunque ciertamente, mucha falta por lograr todavía”, dice en ese repaso de memoria que modificó el artículo 34 de la Constitución y que se materializó el 3 de julio de 1955, cuando por primera vez las mujeres eligieron a sus representantes políticos en el ámbito federal.

La misma reforma que en su caso se hizo realidad cuando fungió como diputada federal en la LVI Legislatura de la H. Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión (1994-1997), donde formó parte de las Comisiones Legislativas de: Participación Ciudadana, Relaciones Exteriores, Especial para Asuntos de la Juventud, Vigilancia de la Contaduría Mayor de Hacienda, Comité de Administración de la H. Cámara de Diputados y del Subcomité de Adquisiciones y Contratos. Participante en el Mecanismo de Mujeres de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y El Caribe.

Participa del movimiento amplio de mujeres, articulando de manera democrática y participativa las distintas acciones, para incidir en el proceso permanente de armonización legislativa en la Ciudad de México, pero hace un alto en su relato para explicar las dificultades que las mujeres enfrentaron por décadas para obtener el derecho a votar y ser votadas.

Por ejemplo, expone, la petición de 1893 por el derecho al voto de las mujeres neozelandesas, que llevó a esa nación a ser el primer Estado autónomo del mundo donde las mujeres conquistaron el derecho de sufragio. Fue firmada por casi una cuarta parte de la población adulta de sexo femenino, y en su época constituyó la mayor petición de esa clase suscrita en Nueva Zelanda y otros países occidentales, como se ha acreditado, pero si bien las mujeres podrían votar, era un derecho prácticamente parcial, dado que no podían ser votadas.

“Este hecho derivado de las luchas de las neozelandesas, estuvo acompañado por precedentes en el Estado de Wyoming y otros lugares, con ciertas limitaciones; otro dato que me llama la atención, es que si bien, la Declaración Universal de los Derechos Humanos que data de 1948 y,  contempla los mismos derechos para todos los seres humanos, no fue sino hasta la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer de diciembre de 1952 y cuya entrada en vigor data de marzo de 1953, cuando fue expreso que las mujeres podríamos votar en igualdad de condiciones que los hombres, sin discriminación alguna, pero aunado a ello, no fue sino hasta junio de 1993, cuando de la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos, emanó la Declaración y Programa de Acción de Viena, que reconoció que las mujeres somos sujetas y reconocidas como humanas.

“Todo un círculo que transitó desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos hasta 1993, para que el mundo reconociera la lucha de las mujeres contra el sistema patriarcal al tiempo que reconocer a la justeza de las demandas de miles y miles de mujeres, así, la legislación internacional y las de los Estados, como México que forma parte de los organismos internacionales, además de suscribir y ratificar un conjunto de instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, procedieron a las adecuaciones legislativas correspondientes”.

Cita también otros antecedentes como la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer (1952), y antes el Primer Congreso feminista de Yucatán, estado pionero en reconocer el derecho de las mujeres a votar, que en 1923 eligió a Elvia Carrillo Puerto como diputada local, “nos llevaron a que ya, en el año 53, las mexicanas lograran la reforma constitucional obteniendo el derecho a votar y ser votadas”.

“Es claro entonces, que no fue una concesión del gobierno en turno de esa época, sino un logro de las propias mexicanas”, dice tras el repaso histórico.

“Es así que, a sabiendas que la no discriminación y la igualdad de los géneros son aspectos nodales de los derechos humanos, se requiere de que, en efecto, se cumpla con la transversalización de programas, políticas públicas y acciones gubernamentales y se impulse la necesaria construcción de ciudadanía, la que está íntimamente ligada a los derechos de las mujeres y por las mujeres, sobre la base de la democracia, tolerancia, sororidad, solidaridad, justicia, e igualdad sustantiva como expresión de los derechos humanos de la población toda”.

Cabrera Lotfe dijo que es esencial en la conmemoración del 67 aniversario del voto de las mexicanas, recordar que en 2016, en la sede del INE, se realizó el “Llamado a la Acción para la Democracia Paritaria en México».

Documento rector para impulsar la acción para la democracia paritaria en todos los niveles y ámbitos, tanto público como privado, al impulsar una nueva cultura y que refleja la necesidad de asumir la igualdad sustantiva y la paridad como un compromiso del Estado, a nivel intersectorial e Inter partidario, con voluntad política firme y recursos financieros adecuados a dicho objetivo integral.

Iniciativa impulsada desde 2015, como Norma Marco para Consolidar la Democracia Paritaria, por el Parlamento Latinoamericano y caribeño y ONU Mujeres y, como acción política clave para modificar componentes estructurales que excluyen a las mujeres, contribuyendo a cerrar el círculo de la discriminación y la desigualdad de género, precondición para que la agenda pública -y las políticas públicas- incorporen nuevas dimensiones y perspectivas, de modo que sea más integradora, inclusiva y más legítima, al representar los intereses de toda la sociedad.

Por ello, hace hincapié en que en este nuevo aniversario es fundamental la aplicación cabal de las reformas constitucionales en materia de paridad en todo y contra la violencia política en razón de género, de impulsar políticas que reflejen el carácter esencialmente democrático, liberal e incluyente que nos anima, que preserve los derechos individuales y colectivos hasta ahora conquistados, así como el amplio abanico de derechos políticos y sociales, entre ellos a una vida digna y libre de violencia.

“Las mujeres que habremos de elegir, deberán responder al reto de legislar desde una perspectiva de género, impulsando acciones para construir -desde esa óptica,- ciudadanía fomentando una nueva cultura social y política, para el logro de una democracia en donde la paridad y la igualdad resulten de gran avance para el empoderamiento, liderazgo y la plena participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida pública, así como la garantía de nuestros derechos también en la esfera de lo privado.

“Es tiempo también, de reconocer a las que nos antecedieron y pugnar porque las mujeres de hoy, sean destino para bien de los derechos y libertades de las mexicanas.  Como mencioné al principio, votar es expresión de libertad política, decidamos nuestra vida votando y siendo votadas, al fin de cuentas, como acertadamente dijera Clara Campoamor: La libertad se aprende ejerciéndola».

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