- A las de experiencia nada más las usan para votar y jalar votos, dice
- Largo es el camino del reconocimiento de los derechos de las mujeres
Martha Elba Torres Martínez
SemMéxico, Morelia, Mich., 12 de octubre, 2020.- Para cubrir la paridad de género electoral, mujeres en el PRI, hay y sobran, pero las quieren jóvenes y bonitas, y a las experimentadas y con trabajo de base nada más las usan para jalar votos, expresó Emma Mondragón Navarrete.
Con más de cuatro décadas de militancia en el Revolucionario Institucional, a la abogada indígena, ejidataria y activista por los derechos de las mujeres campesinas, lo único que le ha dado su partido por hacer ganar candidatos, son suplencias de diputaciones y una senaduría.
Hasta hace coraje -dice- cuando se acuerda, en entrevista con SemMéxico, de lo que le hizo el entonces gobernador priista de Michoacán, Genovevo Figueroa Zamudio:
“Para las elecciones de 1991, por el trabajo de base y organización era la candidata natural a la diputación local por el distrito de Morelia que entonces abarcaba toda la capital y los municipios de Cuitzeo, Santa Ana Maya y Tarímbaro. Pero el gobernador quería que el candidato fuera su amigo Elio Núñez Rueda.
“Te puedo decir que desde entonces había violencia contra las mujeres políticas, porque me presionaron y hostigaron para que cediera el lugar a Elio Núñez. Fue tanta la presión, que terminé accediendo, pero con el compromiso de Genovevo y de Elio, de que éste pediría licencia a los cuatro meses, porque se iría a Gobernación. ¿Sabes cuándo cumplieron? ¡Nunca!”.
De 2003 a 2006, volvió a ser candidata suplente a la diputación federal; la propietaria, Consuelo Muro Arista, quien llegó a San Lázaro por el voto de la famosa dirigente campesina, Emma Mondragón.
A Emma Mondragón nadie la ayudó, ella se abría camino sola. “Yo sólo tenía mi trabajo con las bases y no pertenecía a ningún grupo político. Mi sector es el campesino y soy indígena de Zacapu, pero nada más llegan a los cargos y se olvidan de todas. Usaban a las mujeres para votar y jalar votos, pero a la hora de candidaturas y cargas, nada”.
Cuenta que fueron muchas las humillaciones que recibió “por no tener dinero. Yo me iba de raite con los comisariados a los pueblos para hacer desarrollo comunitario, organizar a las mujeres con actividades y proyectos productivos, y por eso me reconocían. A mí no me molestaba ensuciarme los zapatos si anduve descalza y, por eso, siempre me necesitaban y me llamaban”.
La senaduría
En las elecciones de 1994, Emma Mondragón fue candidata suplente en la fórmula para el Senado, que encabezó Víctor Manuel Tinoco Rubí. Cuando éste, en 1995 pide licencia para buscar la candidatura a gobernador, finalmente se cumple su sueño con el escaño. Desde ahí siguió trabajando por las mujeres campesinas de su estado.
La abogada indígena reconoce que mucho ha cambiado el espectro político para las mujeres, para votar y ser votadas, pero largo es el camino en el reconocimiento de sus derechos. El mayor avance, lo ubica con la reforma político electoral de Enrique Peña Nieto, que estableció la obligatoriedad de la paridad de género en las candidaturas al 50 por ciento.
“Pero fíjate lo que son las cosas -reflexiona-, supuestamente se busca a las mejores, pero tienen que ser jóvenes y de cuerpo bonito, a las de experiencia y con trabajo comprobado, las siguen haciendo a un lado, lo que no sucede en otros partidos, porque no me digas que Ifigenia Martínez es muy joven, o Dulce María Sauri o Beatriz Paredes.
“Entonces, nos dan 50 por ciento de las candidaturas y llevan gane menores de 35 años para cubrir la cuota de la juventud. ¿Qué pasa con las experimentadas? Pues allá en el CEN les dan la oportunidad con las listas plurinominales, pero son pocas las maduras que llegan. Porque no importa cuántos años tengas, lo que vale es lo que puedes aportar por la gente.
“Por eso te digo, que mujeres para ser candidatas, hay muchas y sobran, pero si las quieren jóvenes y bonitas y no dan oportunidad a otras, pues no se vale, porque nos partíamos la madre para que votaran por el PRI. Por eso al partido le ha ido tan mal”.
Aun con todo, Emma Mondragón Navarrete sigue activa, pero en el Parlamento Indígena delegación Michoacán. Del PRI “no se nada, no hago nada, porque no me llaman. Ya esperaré a que salgan los que están porque los grupos políticos nada consideran a sus mujeres, y al resto ni nos toman en cuenta”.
Y suelta una última advertencia: “A ver cómo le van a hacer ahora, con las 56 mujeres que tendrán que postular para presidentas municipales, si no las apoyan, les exigen que tengan dinero, y luego las hacen perder”.
SEM/met/sj