Defensoras de la tierra que viven la persecución a sus cuerpos
Pero “también la alegría de organizarse comunitariamente y la fuerza de ser activistas»: Yayo Herrero
SemMéxico/AmecoPress, Madrid, España, 26 de marzo, 2022.- “Mujeres que se encargan de sostener la vida en modelos que, sin embargo, las atacan”, decía Yayo Herrero: ese ha sido el foco en esta ponencia organizada por el CSW66. El 66º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW66) está teniendo lugar desde 14 al 25 de marzo de 2022. El pasado martes ocupaba espacio la conferencia: Mujeres defensoras de derechos humanos, territorio y el planeta, con la colaboración del Ministerio de Igualdad de España y el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad de Argentina.

Las ponentes hablaron de cuerpos de mujeres. De mujeres defensoras de la tierra que viven la persecución de sus cuerpos, que ocupan las calles donde las siguen matando. Berta Cáceres, activista indígena y lideresa de movimientos sociales, sobre todo del pueblo lenca, tal y como contaba su hija Laura Zúñiga, fue asesinada tras años de amenazas contra su vida por su activismo ambiental. La ministra Irene Montero recordaba que, desde el asesinato de Berta Cáceres y según el informe de defensoras de la tierra de Mesoamérica, “al menos 21 mujeres de tierras y territorios han sido asesinadas en Mesoamérica y hasta 45 defensoras de derechos humanos han sufrido intentos de asesinatos”.
La antropóloga Rita Laura Segato habló de recuperar la politicidad de las mujeres en las calles para dejar de ser el “crimen menor” del Estado, del cual añadía que tiene sus límites. Impunidad judicial ante estos crímenes, decía la ministra de las mujeres en Argentina, Elizabeth Gómez, por ello se convierten en menores. Esta impunidad es la omisión de investigar los casos cuando las mujeres denuncian estos hechos. La violencia estructural y continuada que sufren los cuerpos de estas defensoras supone un claro mensaje de disciplinamiento: “Sistema ecocida, patriarcal, racista, colonial y además injusto”, lo llamaba la activista Yayo Herrero.
Sobre la impunidad de los culpables habló rotundamente Laura Zúñiga Cáceres, recordando que, aunque el gobierno hondureño actual sea progresista, aún no se han desvinculado las alianzas entre empresas privadas y la criminalidad organizada. Para acabar su ponencia, declaró sobre el caso de su madre y la resistencia de las comunidades indígenas: “Desde Honduras seguimos el impulso de la lucha por la justicia de Berta Cáceres, que tiene que ver con la captura y juicio de las autorías intelectuales de su asesinato, tiene que ver con el desmonte de esta empresa y estas concesiones sobre los ríos de los pueblos indígenas y tiene que ver con la construcción de memoria, pero también con el respeto que se pueda dar hacia los territorios”.
Laura Zúñiga habló del caso del extractivismo en su comunidad, donde parte de las empresas responsables están financiadas por bancos europeos. Decía Elizabeth Gómez que cuanto más ignoren los Estados el impacto de las actividades extractivistas, más se reducen nuestros años de vida. Quizá la denuncia más clara a occidente vino de Yayo Herrero, quien declaraba que la cultura occidental ha crecido y desarrollado ignorante de esas dependencias materiales, culturales y simbólicas: “la hegemonía mira el mundo y los cuerpos desde la exterioridad, la superioridad y desde la instrumentalización”.
Las ponentes de esta conferencia del CSW66 se declararon fuertes frente esta guerra contra la vida, contra las bases que la sostienen y a favor de las activistas mujeres que ponen sus cuerpos y sostienen esta vida.
Foto: archivo de AmecoPress.