Mujeres Unidas por la Educación
Patricia Vázquez del Mercado
Resumen
Una reflexión sobre la erosión que el juego ha tenido en las últimas décadas. Cada vez más, las niñas, niños y jóvenes juegan menos y la distancia en la conversación entre los adultos y los menores se hace más amplia conforme avanzan los intereses y el impacto de las nuevas tecnologías. Desconocer el juego en el aula y en casa desmotiva, desorienta y limita.
“En una hora de juego se puede descubrir más acerca de una persona que en un año de conversación.”
Platón
Lo que creemos
SemMéxico. 8 de mayo de 2020.- En un estudio titulado “El valor del juego” publicado en 2018, en el cual la idea central es visibilizar al “juego” como una emergencia silenciosa, el 98% de los padres encuestados creen que el juego ayuda a los niños a alcanzar su máximo potencial y el 83% de los niños dicen que aprenden mejor cuando juegan. Sin embargo, cifras del mismo documento nos hacen ver que:
En los Estados Unidos, de 1981 a 1997, el tiempo de juego de los niños disminuyó en un 25%. En 2018, los padres de niños de 6 a 11 años informaron que estaban jugando con sus hijos menos de 5 minutos por día.
En el Reino Unido, el tiempo que los niños juegan al aire libre ha disminuido en un 50%, de una generación a otra.
En Sudáfrica las investigaciones reportan que las niñas y los niños que juegan en casa tienen 3 veces más probabilidades de desarrollar habilidades ejecutivas.
Adicionalmente, existen un sinnúmero de razones por las que cada vez más los integrantes de las familias del estudio citado, no juegan en el hogar, como por ejemplo: ideas preconcebidas sobre el juego como actividad específica para niñas o para niños; pocos o nulos espacios para promover lo lúdico; costos elevados de los recursos recreativos; escasez de recursos lúdicos en casa; poco tiempo de madres, padres y de otros integrantes de la familia para jugar juntos; y desvalorización generacional sobre la importancia del juego en los procesos de aprendizaje.
Por qué lo creemos
Los datos anteriores refuerzan la visión adulto-céntrica sobre los procesos de aprendizaje, dentro y fuera del aula. Con el tiempo, se ha erosionado el concepto “juego” por que se cree que es sustituible por otras actividades o, en su caso, porque, para muchos, resulta una actividad poco seria.
La Fundación Lego publicó en 2018 el “Play Well Report, Fundación Lego”. Los hallazgos presentados en este informe se basan en 12,972 respuestas de familias; 9,249 madres y padres de niños que tenían entre 18 meses y 12 años respondieron en 20 minutos a una encuesta en línea hecha a medida. El estudio también incluyó 3,723 respuestas de niños de entre 5 y 12 años cuyas familias habían completado la encuesta principal. Los primeros 15 minutos fueron contestados por el padre/madre/tutor y los cinco minutos restantes fueron contestados por su hija/o, sin influencia de sus padres. Los países participantes fueron Estados Unidos, Dinamarca, México, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, China y Arabia Saudita.
En concreto, hay dos datos que merecen una profunda reflexión. El primero, sobre el tipo y porcentaje de respuestas sobre las emociones que las familias indicaron sienten cuando juegan con sus hijas o hijos, que se describen a continuación:
El segundo, sobre los tipos de juegos que consideran los adultos en contraste con los que consideran las y los niños:
Las emociones importan, pero resultan relevantes y más significativas si se colocan desde el lugar de las niñas, niños y jóvenes. La personalidad se devela a través del juego y el aprendizaje tiene una increíble transformación cuando las emociones se hacen presentes.
Cómo iniciamos un cambio
La familia es la primera escuela de las niñas y de los niños. La comunidad y las instituciones educativas importan, pero nada es tan ejemplificador o modélico como lo que se vive en casa. El cambio y la atención al juego y sus posibilidades de incidencia sobre el aprendizaje requieren hacer a un lado el miedo de los adultos a no equivocarnos. Es fundamental colocar como idea central que el juego no significa pérdida de control o de autoridad sino el pretexto que tiende un puente entre los integrantes de una familia. Lo más importante es escuchar, observar y atender a las preferencias de juego en las que las niñas, niños y jóvenes se sientan más identificados. Hacer un lado los estereotipos y abrazar el aprendizaje a través del juego posibilita un nuevo destino.
Twitter: patvazher
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