La otra Pandemia
Lupita Ramos Ponce
SemMéxico. 08 de mayo 2020.- El 5 de abril, las Naciones Unidas hicieron un llamado a realizar acciones urgentes para combatir el aumento mundial de la violencia doméstica.
“Les pido a todos los gobiernos a que le den prioridad a la seguridad de las mujeres mientras responden a la pandemia”, escribió en Twitter el secretario general António Guterres. Entonces, el periódico New York times daba cuenta de “una nueva crisis de la COVID-19: aumenta la violencia doméstica a nivel mundial”. En México, desde marzo se tomó como medida preventiva contra el coronavirus, el confinamiento en el espacio doméstico, desde entonces, las redes feministas han señalado públicamente el riesgo que implica para muchas mujeres permanecer en el mismo espacio que sus agresores.
Los servicios de emergencia en México han recibido desde marzo 26,171 llamadas relacionadas con violencia contra la mujer, el número más alto desde que comenzó este mecanismo en 2016, según los datos registrados en todos los sistemas estatales 911 y compilados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Las llamadas pasaron de 19,183 en enero de este año, a 21,727 en febrero, y 26,171 en marzo pasado.
Por otra parte, el primer trimestre de 2020, en plena emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, fue el más violento para las mujeres en México desde el inicio de la estadística por género, en 2015. De enero a marzo de este año, 964 mujeres fueron asesinadas en el país: 720 de los casos están clasificados como homicidios dolosos y 244 como feminicidios, según cifras de las fiscalías estatales, compiladas por el Sistema Nacional de Seguridad Pública. La violencia contra las mujeres se evidencia no sólo en los asesinatos, sino también en la agresión que puede poner en riesgo su vida: casi 60% de las denuncias levantadas ante el Ministerio Público son por lesiones dolosas, básicamente por golpizas, durante el primer trimestre del año, fueron levantadas en todo el país 15,292 denuncias por lesiones dolosas.
En México, el presidente de la República dice que el incremento de la violencia doméstica en nuestro país no es real, señaló en reciente rueda de prensa mañanera que: “esto no está sucediendo porque México no se puede medir con los parámetros que se mide a todo el mundo, la familia en México es excepcional, es el núcleo humano más fraterno, esto no se da en otras partes, lo digo con todo respeto, o sea, son de las cosas buenas que tenemos. Entonces, si queremos medir violencia familiar en México con los mismos parámetros de otras partes del mundo, no aplica del todo”. No señor presidente, deje de mitificar a la familia mexicana, deje de estereotipar el familismo y atienda el grito de auxilio de las mujeres que viven violencia en nuestro país. No para que las “ayude” y las “proteja”, sino porque es su obligación generar políticas públicas de prevención, sanción, atención y erradicación de la violencia contra las mujeres en México.
Por cierto, la comisionada de CONAVIM sigue desaparecida; no hay seguimiento a las alertas de violencia de género en los Estados y tampoco asesora a su jefe en temas de violencia contra las mujeres. Esa es la otra pandemia, “se suma otra crisis de salud pública al daño del nuevo coronavirus: hay cada vez más datos que indican que el abuso doméstico está comportándose como una infección oportunista, prosperando en las condiciones creadas por la pandemia, pero al igual que con la respuesta al mismo virus, las demoras implican la posibilidad de que ya se haya realizado un daño irreparable. El aislamiento en los hogares, aunque vital para la lucha contra la pandemia, le está dando aún más poder al abusador” dijo Marianne Hester, socióloga de la Universidad de Bristol. En México, son las propias autoridades con su indolencia quienes generan el campo de cultivo para el crecimiento de la nueva pandemia que es más letal que el COVID19: La violencia machista, la violencia feminicida.
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