Elsa Zamora Acosta
SemMéxico/El Sol de Acapulco, Acapulco, Guerrero, 24 de julio, 2024.-El periodismo de género, es un compromiso que algunas mujeres periodistas han tomado como su bandera, yo entre ellas; comencé escribiendo en El Sol de Acapulco algunos cuentos, luego a cubrir noticias en la sección de Cultura y Sociales y poco a poco me sumergí en el mundo del Periodismo de Género.
Es claro que no a toda la gente le interesaba el tema, debido a que cada quien tiene sus gustos. Por ejemplo, a mí no me gusta la sección de deportes y hay quienes disfrutan hablar de los equipos, y de las emociones que sienten cuando narran las competencias, por ejemplo en el futbol; lo que a mí me llamó la atención cuando por primera vez, por casualidad, tuve la revista con enfoque de género “Fem”, dirigida por Alaíde Foppa, en la que muchas periodistas mexicanas participaban.
Los temas que allí se abordaban no eran los que veía en otras revistas femeninas, como recetas de cocina, de tejido, de bordado o de belleza, no porque fueran malos, sino porque era distinto. Años después, cuando en un taller que organizaron para mujeres periodistas, estuvo Sara Lovera, quien nos habló del enfoque de género; me di cuenta que eso es lo que me gustaba, pero no sabía cómo hacerlo. También tomamos un taller sobre Maternidad Sin Riesgos, como un tema de Derecho de Salud de las Mujeres, con la doctora Eliut y Sara Lovera.
En el grupo al que yo pertenecía, Mujeres de Prensa en Guerrero, cuando se creó, había el proyecto de hacer una revista de mujeres que debería de llamarse Cíhuatl, que significa “Mujer” en lengua náhuatl; no fue revista, sino una página en El Sol de Acapulco, que se inició hace más de treinta años, con colaboradoras en diferentes temas (pero no género); sin embargo, poco a poco se fue nutriendo y perfilando “Cíhuatl” en algo distinto, cuando conocí a Marta Lamas, quien nos impartió talleres y a Marcela Lagarde con sus conferencias, feministas de gran trayectoria, así como otras grandes mujeres.
Y para ratificar todos estos conocimientos tomé un postgrado en el Instituto José Martí, en la Habana, Cuba, sobre Periodismo de Género. Con todo esto publiqué una revista bimestral con el mismo nombre, que solamente circuló dos años.
El Sol de Acapulco mantuvo esta plana Cíhuatl por muchos años, no obstante que hubo otros espacios de este tipo, no tuvieron la permanencia como fue en este periódico. Me congratulo de haber hecho este trabajo, y aunque, pareciera modesta, es para no creerlo, casi no conocí a las autoridades centrales de este único medio que me dio la satisfacción de compartir, para crear conciencia de género.
La intención fue siempre hablar (o escribir) cada jueves que se publicaba esta página de equidad, de igualdad, de derechos de las mujeres al trabajo, a la salud, al bienestar; de identificar la violencia de género; de promover el lenguaje incluyente, de las nuevas masculinidades; de reconocer y reconocernos en nuestras capacidades, habilidades y conocimientos, con la intención de caminar juntas.
En este andar me fueron acompañando otras mujeres, colaborando desde la academia, al compartir sobre las reformas o nuevas legislaciones a favor de las mujeres; con ponencias de congresos, mesas redondas, conferencias… Así se fue haciendo “Cíhuatl”.
Hoy estamos aquí con la satisfacción de haber logrado algunos objetivos que planteamos hace treinta y cinco años, debido a dar la voz al feminismo en busca de un nuevo paradigma a través de un espacio como este medio de comunicación; que además de informar cumple con servir como sujeto de cambio; por supuesto que hemos visto esa transformación importante; el techo de cristal se está rompiendo, la paridad de género se está logrando, la brecha de género se está cerrando.
Y en esta empresa hay una Editora en Género, Sara Lovera, para reformular el camino hacia ese nuevo orden social que indiscutiblemente llegará. El resultado es la herencia, en el despertar de esta juventud de hoy, que abarrota las calles y las plazas en busca de justicia y en el reconocimiento de sus derechos.