Opinión| En un periodo de destrucción

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 Dulce María Sauri Riancho.*

SemMéxico, Mérida, Yucatán, 7 de diciembre, 2023.- Esta tarde asistiré, en la ciudad de Monterrey, a un evento de especial significación para las mujeres en su larga lucha para construir una sociedad igualitaria.

En el Aula Magna de la Universidad Autónoma de Nuevo León se llevará al cabo la ceremonia conmemorativa de los 20 años de fundación del Instituto de las Mujeres de esta entidad. Dos décadas de continuidad institucional que han abarcado cuatro administraciones estatales de tres partidos políticos distintos sería razón suficiente para celebrar.

Pero, más allá del evento tradicional de apagar 20 velas, indispensable resulta destacar esta característica institucional cuando Nuevo León tiene los reflectores nacionales por la encarnizada disputa legal sobre la titularidad del ejecutivo estatal.

En 2001 se había constituido el Instituto Nacional de las Mujeres, INMUJERES, en el ámbito federal y los estados apresuraban su marcha para conformar estructuras estatales afines a la recién creada oficina nacional.

Eran los años en que los gobiernos parecían aceptar las demandas de las mujeres para diseñar y poner en práctica políticas y programas para combatir la discriminación y cerrar las brechas de desigualdad que caracterizaban la participación de las mujeres mexicanas al iniciar el siglo XXI.

El nacimiento del INMUJERES Nuevo León en 2003 fue consecuencia de un compromiso de campaña del candidato triunfador al gobierno del estado y de la férrea voluntad de una mujer, María Elena Chapa, para que su entidad natal tuviera una sólida institución para acometer la enorme tarea de remover las estructuras anquilosadas de la administración pública y, también, para construir un espacio en el que se encontraran el gobierno, las organizaciones sociales y académicas, así como la representación empresarial, en torno a un tema y un propósito que, por aquel entonces, era poco conocido o minimizado en su importancia.

Una vez sentado en la silla, el gobernador González Parás nombró a María Elena Chapa presidenta ejecutiva de la naciente institución. Ella nunca fue adorno de presídium ni aderezo femenino en los cotos masculinos que caracterizaban las administraciones de entonces. Aguerrida como era, libró su primera batalla en el seno mismo del recién constituido gabinete estatal.

El seminario sobre perspectiva de género en las políticas públicas y el taller de sensibilización para funcionarios fue encabezado por el mismísimo gobernador, que permaneció más allá de la protocolaria inauguración.

Tuve ocasión de participar como una de las ponentes de ese primer ejercicio. Todavía recuerdo las caras “de what” de algunos de los recién nombrados que, estoy segura, sólo permanecieron sentados porque no les quedaba más remedio, aunque por dentro estuvieran rumiando su rechazo a la vehemencia de las palabras que reclamaban igualdad de oportunidades para las mujeres y las niñas de Nuevo León.

Desde un principio, las energías del Instituto han estado concentradas en las acciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. El compromiso de InMujeres NL se mostró en la revista “Violeta” y en la insistente demanda ante las instituciones de procuración e impartición de justicia, de hacerlo con perspectiva de género, atendiendo las desventajas y discriminación a que se enfrentan las mujeres.

Enraizar una institución en la administración pública nunca es tarea sencilla. El cuestionamiento respecto a su pertinencia es insistente, más cuando se trata de presupuestos, siempre limitados. Chapa defendió a capa y espada los recursos asignados; logró ampliarlos a través de alianzas estratégicas que abarcaron desde organismos internacionales hasta instituciones académicas de gran prestigio, como la Universidad de Nuevo León y el Tecnológico de Monterrey.

Esta última, generosamente compartió su cátedra “Alfonso Reyes” con el InMujeres NL, a través de la participación de la destacada feminista española Amelia Valcárcel. El Consejo de Participación Ciudadana, parte integrante de la institución, acercó a destacados personajes de la lucha social neoleonesa, mujeres y hombres, comprometidos también con la causa de la igualdad.

Simultáneamente, a título personal, la presidenta Chapa encabezó diversas luchas nacionales para hacer valer los derechos de las mujeres, como en 2012, con el caso del incumplimiento de las “cuotas” 60-40 (60% hombres, 40% mujeres) en las candidaturas a cargos de elección popular, que derivó en la trascendental sentencia 12624 del Tribunal Electoral federal (TEPJF), que obligó a todos los partidos políticos a respetarlas.

El arma del litigio estratégico fue utilizada para afrontar incumplimientos y desviaciones del compromiso esencial por la igualdad y los derechos de las mujeres.

En 2016, casi 13 años después de haber sido designada al frente de InMujeres NL, concluyó el ciclo de María Elena Chapa.

La institución ha continuado su tarea con una plantilla renovada. Su fundadora falleció el 9 agosto de 2021. Tuvo tiempo de ver materializada la paridad perfecta en la integración de la Cámara de Diputados y el triunfo de 6 mujeres en las gubernaturas de ese año.

En un tiempo caracterizado por la destrucción de instituciones que costaron muchos años y esfuerzos para conformarse, el Instituto de las Mujeres de Nuevo León destaca como ejemplo de la continuidad de las políticas públicas y las acciones institucionales que han logrado salvar los cambios de gobierno y mantener su espíritu de servicio, de diálogo y tolerancia que ha caracterizado su funcionamiento durante 20 años.

P.D. Nuevo León. No sólo fue el primer estado donde triunfó una candidatura independiente al gobierno, con Jaime Rodríguez, “El Bronco”, en 2015. Es también el primero donde una disputa abierta y encarnizada entre el ejecutivo, Samuel García de Movimiento Ciudadano, y el Congreso del estado, de mayoría PRI-PAN, ha derivado en zozobra y rasgos de ingobernabilidad muy preocupantes, sobre todo cuando se presentan en una de las entidades federativas de mayor significación económica y política del país. Quizá sería necesario que el actual gobernador aprendiera de su antecesor. El Bronco tampoco tenía mayoría en el Congreso; sin embargo, supo negociar para que su secretario general de Gobierno lo sustituyera como interino mientras emprendía su aventura fallida en pos de la presidencia de la república. Regresó con poca gloria a culminar su periodo sexenal. Cero y van dos…

¿Qué tendrá el Palacio de Gobierno de Nuevo León que los embruja para buscar la presidencia de la república?.

*dulcesauri@gmail.com Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán

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