- Desde hace 113 años se celebra el Día Internacional de la Mujer
- La idea surge por la fuerza que cobró la lucha de las mujeres por la igualdad
Sara Lovera
SemMéxico, Ciudad de México, 4 de marzo, 2023.- El 27 de agosto de 1910 se estableció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. El hecho ocurrió durante la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas que se llevó a cabo en Copenhague, Dinamarca.
A esta conferencia asistieron más de cien delegadas, de 17 países, quienes representaban a sindicatos, partidos socialistas y organizaciones de trabajadoras.
La propuesta fue presentada por las alemanas Clara Zetkin y Kathy Duncker, integrantes del Partido Socialista Alemán y del Sindicato Internacional de Obreras de la Confección.
Se dice que la principal motivación de las europeas para proponer un día dedicado a las mujeres, fue precisamente la intensa y cada vez más importante participación femenina en el mercado laboral de algunos países como Gran Bretaña, Alemania, Francia, Bélgica y varias regiones de lo que sería después la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
El antecedente histórico sobre el porqué se seleccionó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer no está claro. Existen diferentes versiones al respecto, sin embargo, se atribuye a dos hechos relevantes, siempre relacionados con las trabajadoras estadounidenses.
Ambos eventos tuvieron lugar en la ciudad norteamericana de Nueva York. El primero de ellos fue una gran marcha de trabajadoras textiles, ocurrida en 1857. Donde cientos de mujeres se manifestaron en los barrios adinerados neoyorquinos en protesta por las malas condiciones de vida y de trabajo que padecían.
El segundo hecho dice que ocurrió en 1908, cuando cerca de 40 mil obreras industriales se declararon en huelga demandando el derecho a sindicalizarse, así como mejores salarios, menos horas de trabajo, capacitación y el rechazo al trabajo infantil.
Durante esa huelga, de dijo, que 129 trabajadoras, fallecieron a causa de un incendio ocurrido en la fábrica Cotton Textile Factory, en Washington Square, Nueva York. Y que fueron encerradas por su patrón y por eso murieron. Este acontecimiento no pudo comprobarse, ni se encontró documentación que lo verificara.
Renée Côté y Ana Isabel Álvarez González en el libro Los orígenes y la celebración del Día Internacional de la Mujer, 1910-1945 fruto de casi tres años de trabajo revisando fuentes primarias en la Universidad de Harvard, afirman que los verdaderos hechos y fechas de los misteriosos orígenes del 8 de marzo, hasta hoy confusos, maquillados y olvidados, y no encontraron documentación sobre este incendio y esa huelga, que, si fue un 8 de marzo de 1908, ese día era domingo, raro para una huelga.
Estas investigaciones, entre otras, establecen que la historia de los orígenes del 8 de Marzo está cruzada por situaciones y hechos en un escenario complejo y rico en acontecimientos marcados por las dos Guerras Mundiales, la Revolución Rusa, la lucha por el sufragio femenino, las pugnas entre socialistas y sufragistas, el nacimiento del movimiento pacifista feminista, y el creciente auge del sindicalismo femenino en las primeras décadas del siglo XX en Europa y Norteamérica.
La versión de las obreras muertas en un incendio es, la más difundida, lo que se atribuye a la visión patriarcal, histórica, que prefiere ver a las mujeres como menores y víctimas y no como una fuerza transformadora, que camina adelante, sí con grandes obstáculos, pero que logró en pocos años el voto universal o que ha sido una fuerza sustantiva contra la guerra.
Las reunidas en Dinamarca, lo que quisieron fue mostrar la fuerza y los éxitos de las mujeres. Eso se quiso borrar. Ellas estaban organizadas también en las fábricas de Chicago, por ejemplo, y en México, en 1910, las feministas ya tenían un camino recorrido, que les permitió ser antipofiristas, apoyar la no reelección, logrado la educación y la incorporación de las mujeres en la lucha armada.
La reunión en Dinamarca mostró que las mujeres europeas y americanas, habían logrado enlazarse de un continente a otro.
Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo
En la actualidad, mujeres y hombres de todo el mundo celebran el Día Internacional de la Mujer como un homenaje a los esfuerzos de las mujeres por lograr la igualdad, la justicia y el desarrollo.
Lo hicieron, lo siguen haciendo, superando diferencias de idioma, culturales, económicas, étnicas y políticas, mujeres de los cinco continentes, es decir en todo el mundo, realizan diversidad de eventos para conmemorar esa fecha y refrendar la idea de que son seres dignos de un trato equitativo y justo.
8 de marzo: Día Internacional de la Mujer
A lo largo de los siglos, las mujeres han luchado intensamente, desde diferentes ámbitos, por la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo. El Día Internacional de la Mujer es un reconocimiento a esos esfuerzos, muchas veces ignorados.
El 27 de agosto de 1910, más de un centenar de mujeres de 17 países diferentes asistieron a la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas que tuvo lugar en Copenhague, Dinamarca. Estas delegadas —reunidas para luchar por un derecho fundamental, que actualmente nos parece casi «natural»: el voto— establecieron el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.
A 113 años de esa zaga histórica, hoy se concluye que hay muchas cosas pendientes, en México y en el mundo.
Mucho por hacer
A pesar de que las mujeres han alcanzado logros, especialmente jurídicos y legales, muchos muy importantes en las últimas dos décadas del siglo XX y, en México, en los 23 años del siglo XXI, entre ellos la declaración constitucional, acordada en 2019, respecto del principio de paridad total. No obstante, las leyes, respecto de la violencia contra las mujeres; los protocolos y las políticas, todavía en los diversos ámbitos de la vida social, queda mucho por hacer en favor de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
La pobreza, los conflictos generados por el crimen organizado, la actuación de los grupos armados, la inestabilidad social, las desapariciones forzadas, el feminicidio, la trata con fines de explotación sexual, y las enfermedades susceptibles de prevención, como el caso de los cánceres femeninos y el SIDA, que afectan a la sociedad en su conjunto, han hostilizado especialmente a las mujeres y a las niñas, agravada en los últimos años, debido a la discriminación y la desigualdad.
Lamentablemente, la discriminación por motivos de género está tan arraigada en las normas sociales que muchas veces pasa inadvertida. Esta discriminación impide que las mujeres participen activamente en sus comunidades. En algunas sociedades, todavía se impide que las niñas asistan a la escuela. Se justifica la violencia dentro y fuera de la casa, se consienten la venta y el tráfico de niñas y hay un número creciente de amenazas a los derechos humanos de las mujeres.
Por los derechos de las mujeres, contra el neoliberalismo y el populismo
El plan de acción que aprobó el IV Diálogo Nacional, celebrado en México entre el 3 y 5 de febrero de 2007, se inició convocando a una movilización para el 8 de marzo por los derechos de las mujeres, por la educación pública y el salario constitucional.
De ese diálogo, casi olvidado, surgió un plan de acción que incluye realizar siempre una jornada histórica entre marzo y el 1 de mayo. Desde ahí se hizo varias veces se ha llamado a un paro nacional.
El programa aprobado en el marco del Diálogo Nacional sigue vigente, por la búsqueda de la mayor unidad de las mujeres en la lucha contra el neoliberalismo y el gobierno, especialmente, en aquel año por la llegada al poder de un usurpador de derecha, Felipe Calderón.
En ese marco es que también se presentó la propuesta de organizar un referéndum presidencial revocatorio. Asuntos instalados por la sociedad, no por la 4T, cuyo gobierno no ha tocado un pelo a los grandes capitalistas.
La primera movilización de este plan de lucha fue un 8 de marzo. Hoy es importante porque el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en todo el mundo, lleva a cabo una jornada que ya tiene, una tradición histórica, en México la primera celebración se hizo en 1913, durante una huelga general.
Es una fecha de homenaje a la lucha de las mujeres trabajadoras, especialmente por las huelgas de trabajadoras textiles de Nueva York, de las costureras en México, de las políticas en Rusia, que procuraron tirar al zar, y es de las feministas que han hecho un largo camino hacia la igualdad.
Como dije antes, esa circunstancia y el peligro de la guerra –la primera de 1912-, fue lo que hizo que Clara Zetkin propusiera en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en agosto de 1910, el 8 de Marzo para ser la fecha del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Clara Zetkin, dirigente del Partido Socialdemócrata Alemán, junto con Rosa Luxemburgo, Karl Liebcknecht y otros romperán en 1914 con la socialdemocracia a favor de la posición internacionalista y contra la guerra que llevará a la fundación de la Internacional Comunista.
El 8 de marzo de 1917 (23 de febrero del antiguo calendario) iniciará la Revolución de Febrero en Rusia precisamente apuntalada por la movilización de mujeres por pan y paz que llevará al derrocamiento del Zar y al proceso que se completará con el triunfo de la Revolución de Octubre. Con más razón, por tanto, la Revolución Rusa y la Internacional Comunista mantuvo el 8 de marzo como celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Luego del Sufragismo
Con esos antecedentes es que la segunda ola del feminismo también reivindicaría el 8 de Marzo desde los años 70s en el marco de la lucha por la liberación de la mujer. La lucha feminista y del movimiento de mujeres más amplio se ha reflejado también en el terreno institucional, como lo muestra el hecho de que en 1975 con motivo del Año Internacional de la Mujer la Organización de las Naciones Unidas ONU reconoció al 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer (ya así, sin apellido). O sea 75 años después de Dinamarca.
En México también en los últimos años, en el terreno institucional se ha reconocido el Día Internacional de la Mujer, aunque se mantengan las condiciones más generales de opresión y discriminación contra las mujeres.
Como parte de ese proceso ha resultado que en los últimos años el 8 de marzo se ha celebrado con actos conmemorativos, incluso oficiales. Pero en los últimos 4 años, lo que ha sucedido, es una inmensa movilización de las colectivas feministas, en las calles, como fue el sentido de lucha original de esta jornada: feministas/anticapitalistas. Este un cambio drástico, interesante e importante. A la agenda se ha sumado con fuerza, la lucha contra la impunidad en que se encuentra la violencia feminicida, las desapariciones, la trata y los asesinatos de mujeres.
Algunas mujeres aplauden cómo se ha recuperado el carácter de las luchas de las mujeres que permite recuperar y regresar a la tradición de movilización callejera y como también, las jóvenes, están poniéndose al frente de muchas demandas sociales. Estas han recuperado la crítica al sistema capitalista de explotación y no creen más en la política oficial de género, que, en este sexenio, además se ha subsumido.
Más trascendente es la llegada de la palabra de las “morras” al gran público, porque las jóvenes están utilizando las nuevas tecnologías de la comunicación, con un efecto multiplicador. Para este próximo miércoles las colectivas en todo el país han convocado a salir a la calle en 53 ciudades de México.
En la mesa está una inmensa agenda, gran parte reinterpretada y ampliada por el grupo Nosotras Tenemos Otros Datos, las mujeres de la corriente abolicionista y la denuncia de los intentos, algunos logrados, de borrar a las mujeres. Hoy estos grupos están en todo el país.
Este 8 de Marzo y todo el mes se trata de mantener los derechos ciudadanos, el derecho a votar y que esos votos se cuenten, ante la entrada en vigor de las reformas al sistema electoral, amenazan, incluso, la paridad electoral y los acuerdos del Instituto Nacional Electoral, respecto de la violencia política contra las mujeres.
Hoy habría que reeditar el Diálogo Nacional que debiera colocarse centralmente, en un momento clave frente al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y en la víspera de luchas de millones de mujeres contra la desaparición de sus hijas; justicia para aquellas asesinadas y víctimas del feminicidio; las que día a día son acosadas en su casa y en sus centros laborales, las que forman parte de los más de 5 millones de nuevos pobres de 2019 a la fecha; las hostigadas por el discurso oficial, como la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández ; la incapacidad, por ejemplo, del gobierno de la Ciudad de México para prevenir y atender la violencia en casa -sólo logró atender al 0.5 de las llamadas de auxilio en los últimos 8 meses-, los pendientes sindicales como la huelga de Notimex.
Estamos en el dintel de reivindicar el carácter del 8 de marzo que se imprimió en 1910, re expresado por el avance del capitalismo, por eso es importante poner en primer lugar como bandera de la movilización «los derechos de las mujeres», el derecho al cuerpo, la libre maternidad -los amparos para que se despenalice en 21 entidades del país donde no se armoniza la ley-, más la obligación gubernamental de dar el servicio de aborto sin limitaciones.
Pero, además, movilizarse este 8 de marzo, debe trascender el acto conmemorativo o la celebración de una efeméride, para combatir la creciente orientación misógina, oscurantista y neoliberal, del poder. La movilización es fundamental.
El movimiento de mujeres, apoyado por el feminismo y el socialismo, tiene hoy demandas centrales como el alto a la violencia feminicida, que reporta 21 asesinatos diarios en todo el país; la represión en algunas marchas en los últimos 3 años, los pendientes como quienes estuvieron las presas y presos de Atenco y Oaxaca, así como el castigo a los responsables de las torturas y violaciones a que fueron sometidas; la solidaridad con las viudas y familiares de los mineros de Pasta de Conchos muertos en el marco de un crimen industrial por la ineficiencia, corrupción y negligencia de autoridades del trabajo y de la empresa, así como por las complicidades entre ellas para mantener la impunidad.
Ante la regresión también es importante defender el carácter público y laico de la educación, así como el castigo a los pederastas, protegidos tanto por la jerarquía católica, como por autoridades civiles; la urgente necesidad de desarrollar políticas públicas en la salud, el derecho al aborto, no sometido al control de prejuicios y en general por la reivindicación de los derechos de las mujeres. Por su liberación en todos los ámbitos de la sociedad en que se mantienen diversas formas de opresión y discriminación.
Todo ello parte de una lucha histórica, una pelea y la demanda por una educación a todas, donde dice la ONU, ahora se da cuenta, debe cerrarse también la brecha digital de género. ¿Y las otras desigualdades? La campaña tiene un tufo de apoyo frente a la nueva crisis capitalista. Urge conciencia feminista que tiene que extenderse en las instituciones estatales, pero también en el seno del movimiento.
Sem/SL
saraloveralopez@gmail.com
