* España, años reclamando se ratifique el Convenio 189 de la OIT
* Hay en el país más de 630 mil mujeres dedicadas al trabajo de hogar y cuidados
Gloria López
SemMéxico/AmecoPress, Madrid, 19 marzo de 2020.- El Gobierno anunció el martes un paquete de medidas laborales y sociales para hacer frente a la crisis desatada por el coronavirus. Ninguna mención al colectivo de trabajadoras del hogar y cuidados, especialmente vulnerable por numerosas razones, entre otras porque no tiene derecho al paro y porque el despido puede llegar cuando quien paga lo considere por lo que se conoce como desestimiento.
De nuevo son postergadas. Son años reclamando la ratificación del convenio 189 de la OIT y mecanismos que garanticen su implementación, lo que les daría los mismos derechos que el resto de personas trabajadoras, entre ellos, prestaciones por enfermedad y por desempleo. Si eso hubiera sucedido, ahora, en esta crisis, al menos tendrían la opción de acogerse a ciertas medidas aprobadas por el Gobierno. Tampoco el Ejecutivo ha tenido en cuenta la situación de excepcionalidad del colectivo. “Una decepción” indica Carolina Elías, presidenta de la Asociación Servicio Doméstico Activo (Sedoac).
Se trata de un sector caracterizado por la precariedad y la economía sumergida. En España, hay más de seiscientas treinta mil mujeres dedicadas al trabajo de hogar y cuidados, en su mayor parte migrantes, aunque se estima una cifra mucho más alta por el amplio porcentaje de empleo sumergido, según documentan las organizaciones. Dadas de alta o no, si son despedidas en este momento o si se les dice que “dejen de venir unas semanas”, no cobrarán ninguna prestación.
Medidas como los ERTE –suspensión temporal del contrato que permite cobrar el paro al trabajador o la trabajadora- aprobadas por el Gobierno para paliar los efectos que la crisis sanitaria está produciendo en la economía y en la sociedad, no pueden ser aplicadas en el caso de las trabajadoras del hogar y los cuidados.
Durante estos días en los que se nos pide elevar precauciones para evitar nuevos contactos por el Covid-19 y responsabilidad personal para dar respuesta a una crisis global, las personas que trabajan en el sector de los cuidados han denunciado el abandono en el que se encuentran, sin mascarillas ni protocolos de seguridad adecuados en el desarrollo de un trabajo que las pone en contacto con personas especialmente vulnerables al virus –mayores y enfermas- y a la vez con quienes lo propagan sin síntomas –niños y niñas-.
Las organizaciones también han levantado la voz ante las múltiples y diversas situaciones que están viviendo las compañeras: despidos, reducciones de jornada, obligación de aceptar condiciones ilegales y de exponerse al contagio por temor a perder el empleo. Son muchas las variables que se cruzan.
El desestimiento es una forma habitual por la que empleadores y empleadoras rescinden la relación laboral en este sector. “Váyase a su casa, ya no la necesitamos o ya no podemos pagarle”. Y punto. Como tantas personas que irán a la calle por la parálisis económica generada por la alerta sanitaria, pero con menos derechos. Liz Quintana, de Trabajadoras no domesticadas de Bilbao, recuerda que para que exista desestimiento tienen que cumplirse ciertas condiciones: en primer lugar, el empleador o empleadora tiene que notificarlo por escrito obligatoriamente; además, debe haber un preaviso con 7 días de antelación si la relación laboral es menor a un año y de 20 días cuando lo supere; por último, se tiene que indemnizar, con 12 días de salario por cada año trabajado. “Y si no se cumplen estas condiciones es despido improcedente”, sentencia.
La posibilidad de ser despedidas sin derechos y la sombra de la figura del desestimiento hace complicado que quienes lo necesiten puedan pedir una reducción o adaptación de jornada para cuidar familiares, otra de las medidas que el Gobierno aprobó este martes para toda la población trabajadora y de la que sí pueden beneficiarse las empleadas domésticas.
SEM-AmecoPress/gl