- Itziar Prats, madre de las dos niñas asesinadas por su padre el 25 de septiembre de 2018 en Castellón, recibe respuesta del Defensor del Pueblo: una carta en la que pide un seguimiento específico a menores víctimas de violencia de género.
Gloria López
SemMéxico/ AmecoPress. Madrid, 14 ene. 20.- El 25 de septiembre del 2018 dos niñas de seis y dos años, Nerea y Martina, fueron asesinadas en Castellón por su padre, Ricardo Carrascosa. Después de matarlas, se tiró por la ventana. Itziar Prats es la madre de las pequeñas. Ahora vive en Madrid y construye una red humana tejiendo mariposas que reparte para concienciar de la necesidad de un cambio para frenar la violencia machista, un cambio que empiece “desde la educación en la igualdad y en el respeto”.
Las mariposas han llegado a los espacios más inesperados. A países como República Dominicana. Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. A las solapas de diputadas en el Congreso. A mochilas y bolsos de miles de mujeres que envían sus instantáneas a Itziar Prats para que las vuelque en las redes y en su corazón. “Estoy aquí porque la gente me ayuda, sin eso, no podría vivir”, comparte. Por eso teje y ayuda a tejer: “tejer significa crear redes”, insiste, convencida de que, tal vez, lo peor de esta sociedad sea “el individualismo”. Junto a Isabel Gallardo apoya un proyecto educativo en los colegios, porque cree que es ahí donde es necesario trabajar para erradicar todo tipo de violencia.
Nos encontramos con ella en la mercería creativa Lohilé, en la calle de Simancas de Madrid. Su dueña, Cristina, se puso en contacto con Itziar Prats porque quería “hacer algo”. Y juntas han conseguido que decenas de mujeres pasen algunas tardes tejiendo mariposas moradas mientras hilan palabras, risas y afectos. Con motivo de la celebración del Día Internacional contra la violencia de género, presentaron el proyecto “El latido de las mariposas” en la Plaza de la Remonta, en el barrio de Tetuán. La iniciativa, en la que colaboraron entidades, colegios y residencias, se difundió por las redes sociales y logró tejer cerca de 1.800 mariposas.
El día que nos encontramos con Itziar Prats acabamos de conocer la noticia: el Defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán, pide en una carta un seguimiento específico a menores víctimas de violencia machista. La carta está dirigida a esta madre que perdió a sus hijas porque una cadena de errores lo permitió. El defensor le escribe: «Gracias a testimonios como el tuyo hoy somos más conscientes de la gravedad del problema y de la necesidad de buscar soluciones que permitan una mejor y mayor protección de estos niños y niñas que conviven en entornos de violencia».
Itziar Prats denunció el riesgo que corrían sus hijas tras las amenazas que recibió del padre: “Me voy a cargar lo que más quieres”, había advertido él. Ella acudió al Centro de la Mujer de Castellón, lo dijo en una comisaría, en un juzgado de guardia y en el Juzgado de Violencia de Género número 1 de Castellón. Un médico que la atendió alertó de que podía tratarse de un caso de violencia de género. Pero nada. “Consideraron que no había un riesgo tan grave como para que tuvieran que poner ninguna medida y que era incongruente lo que hacía con lo que pedía”, explica con calma.
La familia de las niñas asesinadas reclamó la responsabilidad del Gobierno por no protegerlas. Fue a través de un escrito en el que señalaban como corresponsables a los ministerios de Justicia e Interior por no atender las denuncias y pruebas que la madre presentó en la comisaría y en los juzgados. Acudieron también al Defensor del Pueblo, que ha revisado el caso con las Administraciones.
Para que no se repita
Seis meses después de que Itziar Prats perdiera a sus hijas, en marzo de 2019, se aprobó la inclusión de preguntas específicas sobre el potencial riesgo de los y las menores en los protocolos policiales que se aplican a las mujeres cuando van a denunciar -el sistema VioGén-. Pero este sistema sigue siendo insuficiente. “Un cuestionario no puede contemplar todas las circunstancias que rodean un caso de maltrato”, reflexiona Prats, quien considera que se debería contar con profesionales y expertas de distintos ámbitos para evaluar el riesgo de las mujeres y sus hijos e hijas víctimas del maltrato y exige la formación de los operadores jurídicos. De hecho, el Defensor del Pueblo pide que un sistema «complementario» a VioGén integre «todas las acciones de seguimiento de todas las actividades que desarrollen las administraciones que atienden a estos menores», reconocidos como víctimas directas de la violencia que sufren sus madres desde 2015.
Las medidas recomendadas por el Defensor del Pueblo, que fueron trasladadas a las Administraciones a mediados de diciembre, incluyen la petición al Ministerio del Interior, en concreto a la Secretaría de Estado de Seguridad, para que implemente un Sistema de Seguimiento Integral de los y las menores. Así, exige que sea una herramienta concreta la que coordine a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, instituciones penitenciarias, oficinas de asistencia a víctimas, fiscalías o servicios sociales, entre otros. En la práctica, debería «ayudar a dar una respuesta policial protectora y proactiva en beneficio del superior interés del menor, y debe permitir, además gestionar el peligro permanente mediante su reevaluación», explica el documento.
Itziar Prats recibe estas recomendaciones con prudente esperanza. Satisfecha de haber sido escuchada, pero sabiendo que estas sugerencias ni son vinculantes ni serán capaces de acabar con la violencia machista, si no se acompañan de un verdadero y profundo esfuerzo por “educar y actuar desde el respeto”. Ella sigue tejiendo, ayudando a volar a esas miles de mariposas moradas. Lo hace por ellas, por Nerea y Martina. Y por todas las demás: “Hago esto para que no vuelva a pasar, para que no se repita”.