Roberto Vizcaíno
SemMéxico, Ciudad de México, 30 de mayo, 2024.- La ley electoral indica que todos los mexicanos debemos entrar hoy a 3 días de reflexión.
Ya no se vale sacar encuestas ni hacer campaña. Los candidatos y sus partidos deberán entrar en modo de silencio, inmovilidad y recogimiento (desde el punto más puro de la palabra).
Lo hecho, hecho está.
Atrás quedaron 35 meses, casi 3 años, de campaña electoral. Una campaña que inició Claudia Sheinbaum en julio de 2021 apenas la mencionó el presidente Andrés Manuel López Obrador como la primera de sus posibles sucesores.
Un destape que pretendió ser distinto de los que hacían los presidentes priístas desde que Plutarco Elías Calles creó al PRI en 1928 para institucionalizar el ascenso al poder por la vía pacífica y terminar con los caudillos revolucionarios.
Desde aquel momento lo clásico era que un sector del PRI -había cuatro: el campesino, el obrero, el popular y el militar (pronto desaparecería este último)- se pronunciara por un aspirante -que era el que decía el presidente en turno- y luego el resto de los sectores se adherían al “destapado”.
Priísta de origen, López Obrador lo que hizo fue decir él mismo los nombres de quienes él veía como sus posibles sucesores.
Eso ocurrió en la mañanera del lunes 5 de julio de 2021, cuando mencionó que él veía a: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle como sus posibles sucesores.
Excluidos de la lista inicial, Ricardo Monreal y Adán Augusto López se sumarían después.
Pero apenas los mencionó y Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle dijeron que ellos no iban a ese juego.
Solo quedaron cuatro: Sheinbaum, Ebrard, Ricardo y Adán Augusto. Los últimos tres solo fueron utilizados y terminaron totalmente desgastados y humillados no sólo por la candidata sino por el propio presidente.
Los amagos de presión, las exigencias bajo amenaza de ruptura, no les sirvió de nada. Ebrard, Monreal y Adán Augusto terminaron como auxiliares levanta manos de la candidata.
Desde un inicio se vio que Sheinbaum era quien tenía todo el apoyo presidencial. El resto buscaba foros, intentaba sumarse a la contienda, ser tomados en cuenta, pero AMLO nunca los peló.
A la única que invitaba a sus eventos y a quien él le alzaba la mano y de quien hablaba bien era de Sheinbaum.
Y ella anduvo en campaña desde entonces por todo el país y al amparo de los 23 gobernadores de Morena.
Sin contrincante enfrente, las encuestas hacían sondeos que la colocaban como una aspirante con niveles de apoyo ciudadano de hasta 80 por ciento.
Así transcurrieron los 6 meses últimos de 2021 y todo 2022 y 2023.
Fue hasta fines de ese año que surgió la candidatura de Xóchitl Gálvez y comenzó a haber indicios de contienda electoral.
Gálvez prendió pronto entre los votantes. Pero no logró subir más que en un par de encuestas mientras el resto, unas 27 más, siempre colocaron a Claudia como la puntera.
Entre los analistas y los mismos votantes pronto comenzó a haber la percepción de que Xóchitl Gálvez sí podía ganar.
Fue muy sobresaliente el lleno del Zócalo el domingo 19 de este mayo para mostrar su apoyo a la candidata de la oposición.
Pero ese domingo Claudia Sheinbaum tenía 35 meses -casi 3 años continuos de campaña- y Xóchitl Gálvez apenas unos 10 meses. Una campaña absolutamente dispareja.
Otros muchos hechos advierten que Gálvez podría ser arrollada el próximo domingo: el uso de programas sociales en favor de la candidata oficialista, la intervención del narco y el crimen organizado en favor de ésta, el apoyo de 23 gobernadores y del presidente mismo, y la inclinación descarada de los medios informativos.
Pese a todo hay quienes advierten que Xóchitl puede dar la sorpresa. Eso se aclarará el domingo con el conteo rápido de los votos que deberán ser ratificados el miércoles siguiente por los escrutadores del INE.
En un mes o dos el Tribunal Electoral deberá calificar la elección y anunciar quien de entre Claudia y Xóchitl es la primer Presidenta de México.
VIGENTE EL ESTADO DE BIENESTAR: RIVERA
Ana Lilia Rivera, presidenta del Senado, consideró que la legislatura saliente deja un balance general muy satisfactorio, pues durante su paso por el Senado logró fortalecer el Estado de bienestar en México.
La Cámara de Senadores, dijo, ha sido una pieza esencial para impulsar más de 60 reformas a la Constitución, que impulsaron los derechos de la clase trabajadora; la reivindicación de los derechos de los jóvenes, de los niños, de las niñas, de las mujeres, y que se han convertido en 413 decretos.
No fue fácil, indicó. Hubo quienes dentro del Senado no estaban de acuerdo con acabar con fueros y privilegios, pero sólo en términos legislativos.
Pese a todo, la concertación interna logró que un 72 por ciento de las reformas fueron aprobadas por unanimidad y sólo 28 por ciento se avalaron con diferencias en la votación.
Sin embargo, insistió, “lo que hemos logrado es extraordinario para México.
“Todavía tenemos mucho que trabajar, pero esta Legislatura no le queda a deber a México, al contrario, hemos trabajado todos los días, hemos logrado concretar acuerdos internacionales, hemos ratificado acuerdos que estaban pendientes desde hace más de 40 años, sobre todo, en materia laboral”.
Lo importante es, indicó, que:
“El balance general que tenemos de las LXIV y LXV Legislaturas es muy satisfactorio, para quienes hemos sido protagonistas de un momento de transición en este país tan importante, como vivir el fin de las políticas neoliberales y el encuentro con un estado de bienestar en México”.
… / Twitter: @_Vizcaino / Facebook