Roberto Vizcaíno
Iniciemos con las certezas:
SemMéxico, Cd. de México, 8 de octubre, 2021.- Para nadie hay dudas de que esta reforma busca restituir el monopolio del Estado en el sector eléctrico, es más, en todo el sector energético. Tenemos la certeza que intenta sepultar de una vez por todas la Reforma Energética de 2013 de Peña Nieto y el Pacto por México y con ello desplazar la inversión privada y las energías limpias.
Sabemos que ello iría directo contra el Artículo 25 de la Constitución que indica que: “La ley alentará y protegerá la actividad económica que realicen los particulares y proveerá las condiciones para que el desenvolvimiento del sector privado contribuya al desarrollo económico nacional, promoviendo la competitividad e implementando una política nacional para el desarrollo industrial sustentable que incluya vertientes sectoriales y regionales, en los términos que establece esta Constitución”.
Además, violaría varios tratados internacionales, especialmente el T-Mec. Lo que intenta Andrés Manuel López Obrador es cancelar de facto proyectos, acuerdos, grandes inversiones de empresas nacionales, de EU, Canadá y Europa, lo que sin duda generaría costosos juicios internacionales
Otra gran verdad es que -dadas las circunstancias actuales- los únicos que pueden pararla o aprobarla, son los 70 diputados del PRI, quienes dicen que primero hay que debatirla. Los senadores de ese partido ya dijeron que ellos la revisaron y que es contraria al beneficio de los ciudadanos y que por lo tanto votarán en contra, igual que lo harán los del PAN, PRD y MC.
Así las cosas, hoy no se sabe si esta reforma se aprobará o no en San Lázaro.
Y el primero en dudarlo es Andrés Manuel López Obrador, quien por ello todos los días desde su mañanera amenaza y presiona a los tricolores a definirse si están a favor o en contra del pueblo (ya sabe usted, según cree: el pueblo es él).
Como los diputados priístas se niegan a definirse, muchos mexicanos y extranjeros sospechan que los tricolores, encabezados por Alejandro Moreno -líder nacional del PRI- y Rubén Moreira -coordinador de la bancada- en San Lázaro se van a vender, van a traicionar a todos, y al final van a tranzar con el tabasqueño.
Moreno y Moreira lo niegan, pero pocos les creen. Sin embargo, existe una leve esperanza que lo que juran sea cierto y al concluir los foros abiertos decidan rechazar la Reforma.
Eso será a mediados o finales de diciembre.
Antes, Moreno y Moreira -y sus cercanos- deberán enfrentar encabezar la XXIII Asamblea Nacional donde en 4 mesas, entre fines de este octubre y algunos trabajos en noviembre, se definirán cambios a estatutos y programas de este partido.
La Asamblea concluirá el sábado 11 de diciembre, confían, manteniéndolos a ellos en el control de la presidencia y sus órganos directivos.
IFIGENIA MARTÍNEZ RECIBIÓ LA BELISARIO DOMÍNGUEZ
Sin mayores tropiezos, finalmente ayer el Senado entregó la Belisario Domínguez a la maestra Ifigenia Martínez, así como al exgobernador chiapaneco Manuel Velasco y a al personal sanitario que ha combatido al Covid en México.
Oradora única, la maestra pidió integrar un Consejo Económico y Social con la participación de los sectores económico, social y político a fin de “reformar el modelo nacional que establezca un sistema progresivo de recaudación fiscal equitativo, y una nueva distribución de recursos absolutamente federalista”.
Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, consideró retomar esta propuesta a través de un proyecto que grave en forma progresiva a la riqueza e ingresos personales excesivos.
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