Vida y Lectura| Ece Temelkuran

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Marcela Eternod Arámburu

SemMéxico, Aguascalientes, 9 de mayo del 2023.- Ece Temelkuran es considerada una de las más brillantes analistas políticas de Turquía. De hecho, fue considerada en varias ocasiones la columnista política más leída de su país. Actualmente tiene una constante participación en las redes sociales y en los medios digitales, y mantiene su presencia como columnista internacional, aunque tiene varios años en el exilio por atreverse a criticar al gobierno de Recep Tayyip Erdogan, quien continúa al frente del gobierno turco.

Ece ha publicado 12 libros de temas diversos, abordando desde las huelgas de hambre de los prisioneros políticos turcos o el problema de Armenia, hasta novelas que reflejan la sensibilidad turca, su sentido del humor y su fatalismo poético. En 2019, contestándose la pregunta ¿qué puedo hacer yo por ustedes?, publicó “Cómo perder un país. Los siete pasos que van de la democracia a la dictadura”, con la idea de explicar cómo funciona el populismo de derecha, cómo avanza y cómo, finalmente, logra transformar una democracia en una dictadura, bajo la tutela de un autócrata.

Los tres primeros pasos son: 1) Crea un movimiento. 2) Trastoca la lógica y atenta contra el lenguaje. 3) Elimina la vergüenza: en el mundo de posverdad la inmoralidad ‘mola’. De ellos nos ocupamos la semana pasada y quedaban cuatro pasos más, para lograr hacerse de un país, bajo el cobijo de un populismo provinciano que logra acallar a todas las otras voces.

El cuarto paso es “Desmantelar los mecanismos judiciales y políticos”, es decir, acabar con leyes, normas, tradiciones, procesos, instituciones y todo aquello que estorbe al proyecto transformador del pueblo real y sus apetitos. Se trata de desafiar a los poderes establecidos; controlar las instancias de supervisión, vigilancia y transparencia; desmantelar el sistema y siempre cuestionar su funcionamiento. El objetivo es la destrucción de la oposición política y, por ello, no es necesario que expliquen -los grandes transformadores- con qué, cómo y por qué van a transformar el sistema. Al pueblo real, del cual son sus voceros, esas minucias no le interesan. Como esa pregunta es innecesaria y trivial para el populismo, la confrontación se centra en la disyuntiva ‘conmigo o contra mí’.

La disyuntiva es, en palabras de la autora, una política de terror. En un ambiente racional sería impensable, siempre habría forma de ver pros y contras, de analizar alternativas, de aceptar sugerencias, nuevas ideas y mejoras; de buscar otros esquemas de solución o de proponer otras políticas. En el populismo lo absurdo del ‘conmigo o contra mí’ se transforma en un poderoso reclamo primitivo, donde los seguidores del pastor creen que es el sistema, lleno de opositores, el único peligro, el monstruoso enemigo, al que el populista alimenta con imágenes abominables, las cuales no es necesario que sean ciertas, pero crean una arena política de pánico donde explotan todos los temores.

El objetivo del líder populista es hacerse de los poderes del Estado, por ello, el poder judicial tiene que estar bajo su tutela. La ingenuidad de quienes piensan que nadie les dejará hacer lo que la ley prohíbe es solo una de las múltiples sorpresas que les esperan. El gran movimiento y su líder pueden y harán lo que quieran. La violación de la ley responde a las cristalinas necesidades del mesías, y se hace evidente cuando los hechos muestran que no solo hacen lo que quieren sino, además, atacan a quienes reclaman qué eso no se puede hacer, qué se viola la ley, qué es un retroceso, qué realmente las bases argumentales no son así. Cuestiones impensables, dice la autora, ya han sucedido, véase, por ejemplo, todos lo que hizo Trump durante su presidencia, o lo que ha hecho Erdogan.

El punto de inflexión para el desmantelamiento del aparato de Estado y los mecanismos legales que permiten la convivencia social es convencer al pueblo real, a la masa hipnotizada, de que esas instancias, instituciones, marcos jurídicos, etc. son innecesarios, superfluos y muy caros. ¿Se necesitan esas instituciones? ¿Sirven de algo? ¿En qué te benefician a ti pueblo real?

Es así como el líder del gran movimiento va eliminando lo que considera que entorpece, estorba, obstaculiza o impide su misión. Si el poder judicial se interpone, se convierte en enemigo del pueblo; y sí al defender constituciones, leyes y normas falla en contra del gobierno, entonces el desmantelamiento del Estado de derecho es uno más de los objetivos: domarlo o aniquilarlo. Si se trata del legislativo, la consigna es controlarlo; y si son las voces de la oposición, acallarlas.

En suma, es terrible para cualquier país llegar al cuarto paso, donde se constata que la racionalidad ha desaparecido ante el tumultuoso mar que ha levantado el mesías. Se trata de una racionalidad humillada e impotente, ante la brutalidad de los ataques y la burlona y despiadada presencia de los fanáticos ungidos de odio y resentimiento. Uno a uno, todos ellos, desaparecen, son eliminados, encarcelados, exiliados, desaparecidos, asesinados.

El quinto paso, “Diseñar tu propio ciudadano”, da cuenta de la necesidad de transformar al pueblo real, para que se comporte como lo necesita el gran dirigente. Se empieza por las mujeres, hay que convencerlas que deben defender hasta con su último aliento a la gran transformación. Aquí, Temelkuran recuerda la sacrosanta trilogía alemana de la época nazi: kínder, küche y kirche (hijos, cocina e iglesia); a la nueva heroína: la trabajadora soviética de la época de Stalin; o a la ciudadana ideal húngara. Las nuevas ciudadanas son necesarias porque una gran transformación requiere educar en el ‘conmigo o contra mí’ y eso implica educar en la obediencia y la sumisión.

Para los hombres la receta es fácil, obedecer al líder. Solo hay que mostrarles cómo deben actuar, qué palabras usar, cómo comportarse, cómo seguir al líder. Con eso es suficiente. Pero, con las mujeres, hay que estar vigilantes y, si no se pueden convencer, entonces hay que obligarlas. En este capítulo resulta interesante la reflexión de la autora sobre el compadrazgo entre el populismo y la misoginia. Cuando empiezan a disminuir drásticamente las agendas de género, cuando el feminismo se acorrala, cuando las políticas de igualdad se acallan por la vía de los presupuestos, cuando la violencia contra las mujeres se ridiculiza, se está de lleno en la quinta etapa.

Pero Ece Temelkuran cifra sus esperanzas en las mujeres jóvenes, esas que quieren trabajar y bailar, ser independientes económicamente y poder salir a beber una cerveza el fin de semana. Esas que ya no temen a los matones de sus ilusiones, ni a los tramposos porque saben quiénes son sus padres, abuelos y tíos, sus hermanos y sus compañeros. Esas que no desean el poder y, por tanto, no lo exigen, porque solo quieren una vida digna, esas que hoy se niegan a ser “el burro de las minas”.

Una vez, lograda la quinta etapa, el “Dejar que se ría del horror” y “Construir tu propio país”, los dos últimos pasos, son fáciles. Se trata de acabar con la alegría democrática de participar en una diversidad de causas, tan amplia como la vida social y de evitar que las personas ejerzan como ciudadanas y ciudadanos libres; de eliminar la polifonía de las voces para acatar y obedecer. No hay más que hacer. En suma, un texto indispensable para entender la convulsión actual que afecta a las democracias en nuestros tiempos.

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