Emma Rubio
SemMéxico, Ciudad de México, 6 de noviembre, 2023.- Hace unos días, una mujer de 27 años, madre de un niño y una niña salió junto con sus pequeños a hacer una entrega de sus ventas de túper ware a la casa de una de sus clientas.
Salió temprano para comenzar su día, pero ya no regresó a casa. Con las horas pasadas, fueron develando la verdad, Violeta fue asesinada por un hombre; al parecer la pareja de su clienta, quien a su vez violó a su pequeña hija de 5 años, tras ser testigo de la violación de su propia hija, es que decidieron que lo mejor era callarla para siempre. No conforme con esto mataron al pequeño de 4 años y seguramente creyeron haber matado a la pequeña.
Esta historia de terror es lo que le ha pasado a Violeta a quien hoy no hay palabra que describa lo que en realidad le pasó; ni a ella ni a sus dos pequeños.
Hace tiempo que no me ponía al teclado, pues sentía que nada podía decir, sin embargo, hoy no puedo callar el dolor que me genera saber que una vez más y que seguramente mientras escribo esto, siguen pasando otros más feminicidios, más violaciones a niñas y asesinatos de pequeños, casi bebés.
No deja de darme vueltas en mi mente la pregunta ¿quién es capaz de dañar tanto? ¿cómo alguien puede matar a un ser humano que apenas y está comenzando a vivir? ¿qué hace que alguien sea capaz de dañar a una pequeña? ¿qué tanto daño recibió en su vida como para no importarle matar a una madre y sus dos pequeños? Es este el mundo en el que vivimos y de verdad que no tengo respuesta para estas preguntas, mi mente no alcanza a procesar la sola idea de que alguien sea capaz de generar tanto dolor y tanto daño.
El mundo está inmerso en una violencia que al parecer se ha instalado como la neblina en un paisaje lluvioso. Duele mucho el mundo y confieso que de momentos me he emplazado en la desesperanza pues no veo como por dónde podríamos hacer que la situación mejore. Vivimos en un estado de excepción, vivimos en la tierra de nadie. No hay gobierno que pueda ya poner control a la violencia no solo desatada por años sino asumida y asimilada como parte de nuestra existencia. Pensar la muerte como parte de la naturaleza está bien, pero pensar la muerte como una posibilidad por el hecho de salir es desesperanzador.
Podremos culpar a la estructura política y no solo a la de ahora, sino a la que comenzó permitiendo que el delincuente pueda habitar libremente no solo por nuestras calles sino por nuestra vida. Les han permitido meterse a lo más íntimo de la sociedad, a las almas.
Sirviéndose de ellas como la mercancía que transportan. Nos han dejado a la ciudadanía en la más pura y absoluta orfandad, donde tener un anhelo se ha convertido en lo inalcanzable pues basta ver todos los negocios cerrados acá en donde vivo debido a que ya no les alcanza a dar la cuota y poder sobrevivir de su trabajo. Basta ver cómo resulta amenazante caminar por las noches por cualquier calle. Pero Violeta ¿qué pasó con Violeta? Solo salió en la mañana a entregar el pedido que le hicieron, salió a ganarse unos pesos para poder aportar a su hogar.
Sí, México no es Palestina, pero si en verdad supiéramos los datos de los niños, niñas, mujeres y hombres que han sido asesinados y desaparecidos, las estadísticas no serían muy diferentes en cuanto a mortandad. Quizá algunos dirán que mi comparativo es exagerado y posiblemente sí un poco pues Palestina lleva décadas siendo ultrajada ¿y México? pues también, aunque unas cuantas menos con respecto a la violencia.
Podrán decirme que aquí en México no hay bombardeos ni ataques aéreos y es verdad, pero sí hay balaceras y despojos de las familias de sus tierras y hogares, hay cientos de pueblos que se han tenido que ver obligados a ser abandonados sin que la gente tenga posibilidad de llevarse sus cosas. La delincuencia ha generado un éxodo de mexicanos y de eso casi nadie habla a menos que vea algún documental o saquen alguna serie en Netflix, de lo contrario es una realidad que pasa desapercibida a menos que te toque de manera directa. Y es que es justo eso, nos tiene que pasar frente a las narices para sentirnos tocados y dolidos.
Hoy, la familia de Violeta es una más de las miles de familias afectadas en este crudo país. México es un país de lo más bello, lleno de recursos naturales, riquezas que otros países envidian y por eso hasta nos han robado, un país en el que la gente se destaca por ser amable, servicial, trabajadora y buena, pero ¿entonces? ¿qué hace que cientos de mexicanos ya estén en las filas de la delincuencia organizada y así como quitar la mala yerba de un campo arrancan la vida a otros seres? El dolor que hoy siento por lo que pasó con Violeta y su pequeño hijo y su pequeña y sobreviviente hija, es el dolor que debemos compartir todos los mexicanos.
Hoy no tengo idea de cómo contribuir para que esto ya pare, no sabría qué proponer, pero por eso lo pongo sobre la mesa porque este dolor no debe pasar, no debe cicatrizar esta herida a nadie porque son millones de vidas que aún permanecen sin justicia. Hoy ya se sabe quién mató a Violeta y a su pequeño hijo, hoy ya se sabe quién violó a su pequeña hija, pero está libre, huyendo y con el historial de que no ha sido la primera vez, que es un pederasta solapado por su pareja, hoy se ofrece recompensa. Lo único que me devolverá un poco de esperanza es que en verdad alguien lo entregue si no por ser lo correcto de menos, por obtener el dinero. Mi fe en la humanidad se está agotando. Violeta no es solo una estadística, Violeta no solo es un color, Violeta es una más que tan solo quería vivir y ser mamá.
Difundido por Julio Astillero @Hadacosquillas
