* Aunque no cuadre: ¡Feliz Nochebuena!; a mi maestra Ivette
Moisés Sánchez Limón
SemMéxico, 24 de diciembre, 2020.- Valga la pregunta con motivo de la Nochebuena. ¿Indultamos al inquilino de Palacio? Por de pronto, la periodista independiente y fotodocumentalista, Elideth Fernández, abogó por él.
Pulse la respuesta mientras le cuento uno más de los excesos del licenciado presidente contra disposiciones legales y los medios de comunicación, en especial en perjuicio personal de periodistas y líderes de opinión a los que llama machuchones, fifís, conservadores, neoliberales y otros etcéteras.
Mire usted, de entrada y sin discusión, hay razón para que altos mandos del gobierno federal –si es que hay algunos por encima del prócer— y actores políticos atiendan la convocatoria de no utilizar con fines electorales a la vacuna contra el Covid-19. Totalmente de acuerdo. Pero…
Resulta que el primero en hacer politiquería con el tema de la pandemia y, por tanto de la vacunación, ha sido el licenciado Andrés Manuel; incluso pretendió sesgar la atención ciudadana de una insuficiente primera dotación de la vacuna, con el ataque de barrio contra Joaquín López-Dóriga mediante un montaje estructurado, bueno, bueno, es un exceso decir estructurado, digamos urdido por los genios de la comunicación dirigidos por Jenaro Villamil, a quien recuerdo como buen reportero, mas nunca en calidad de directivo. En fin.
Por supuesto, inadmisible y de suyo censurable que alguien se atreva a hacer campaña electoral con el tema de la ansiada vacunación para frenar a esta pandemia del coronavirus que, hasta ayer miércoles 23 de diciembre, había cobrado 120 mil 311 vidas en México a consecuencia del Covid-19.
Pero, resulta que, fiel a su praxis de hacerse como que la virgen le habla cuando lo acusan de violar ordenamientos legales –como la llamada del INE para no hacer pronunciamientos electorales–, el licenciado López Obrador es un maestro en engatusar incautos y hacerse de defensores ultra radicales que pululan en las redes sociales con la malsana práctica de descalificar e insultar a sus opositores.
Por eso, estábamos en el tema del colega Joaquín López-Dóriga, con quien se podrá o no estar de acuerdo pero es un líder de opinión que al licenciado López Obrador le cae como patada en salva sea la parte –¿a poco no? — y de quien hizo escarnio con un montaje en plena mañanera con una caricatura de Hernández, quien descobijó al prócer con la referencia de que ésta forma parte de un trabajo especial hecho con otros caricaturistas, es decir, Andrés Manuel editó la caricatura con fines perversos.
Vale. López-Dóriga no requiere defensores, se defendió con altura y respondió al licenciado presidente quien, con el apoyo del vocero Jesús Ramírez utilizó tiempos oficiales de la televisión pública y un espacio público, para denostarlo con una cantadita del texto. Creo que Andrés Manuel no tiene la remota idea de que es un “chayo” y mucho menos sus mercenarios “periodistas” de obsequiosa y ofensiva cerviz. Bueno.
Andrés Manuel esgrime su derecho de réplica frente a la información que asume crítica y contraria a su gestión, que no es otra que respuesta a las mentiras –documentadas, incluso, por diarios extranjeros—que de lunes a viernes en vivo y en color se despacha en la estrategia propagandística de mantener la atención y apoyo de sus huestes honestas e insobornables, según su convicción, de la 4T. Veamos.
El Artículo 4 de la Ley Reglamentaria del Artículo 6º, párrafo primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia del Derecho de Réplica, dispone:
“Los medios de comunicación, las agencias de noticias, los productores independientes y cualquier otro emisor de información responsable del contenido original, serán sujetos obligados en términos de esta Ley y tendrán la obligación de garantizar el derecho de réplica de las personas en los términos previstos en la misma.
“Las agencias de noticias, los productores independientes y cualquier otro emisor de información, responsables del contenido original, cumplirán la obligación a que se refiere el párrafo anterior, a través de los espacios propios o donde sean publicados o transmitidos por terceros”.
Y el Artículo 5 determina:
“La crítica periodística será sujeta al derecho de réplica en los términos previstos en esta Ley, siempre y cuando esté sustentada en información falsa o inexacta cuya divulgación le cause un agravio a la persona que lo solicite, ya sea político, económico, en su honor, imagen, reputación o, vida privada”.
En tanto el Artículo 6 instruye:
“La publicación, transmisión o difusión de la rectificación o respuesta formulada en el ejercicio del derecho de réplica, deberá publicarse o transmitirse por los sujetos obligados de manera gratuita”.
Usted disculpará la referencia al ordenamiento legal, pero éste le importa un pito al licenciado Andrés Manuel.
Y es que, lejos de ejercer por la vía correspondiente su derecho de réplica, utiliza, reitero, medios de comunicación públicos, pagados con los impuestos de usted y los míos, para burlarse de un periodista, denostarlo y estigmatizarlo. Bueno, uno que como Carlos Loret le purgan el prominente abdomen. Por cierto, ya dejó en paz a Pablo Hiriart.
El hecho es que, le decía, el tema de las vacunas y la pandemia lo utilizó el licenciado para hacer politiquería, porque ese es el rango de su disertación y supuesta defensa de los ataques que dice son superiores a los que recibió Francisco I Madero.
Ayer, comedidamente le preguntaron:
—¿Va a estar usted en el arranque del proceso de vacunación mañana?
—No –respondió–, vamos a estar aquí. Los médicos, la verdad, en homenaje a ellos, tanto a los que están en el frente ahí con los enfermos corriendo el riesgo de contagiarse, arriesgando su vida, que eso son héroes, heroínas, pero también los encargados de la conducción de toda la estrategia.
“Por eso –prosiguió sin pregunta de por medio–, aunque el consejo es que tenga uno la cabeza fría, aunque se mantenga el corazón caliente, la cabeza fría, y no hay que calentarnos, no te calientes, granizo, a veces me da coraje de que se les maltrate, me molesta”. ¿Se molesta al personal médico que enfrenta a la pandemia? ¡Vaya forma de mentir!
“Y como no soy un robot, tengo sentimientos y pasión, mucha pasión, la política es razón y pasión, y lo mejor es el equilibrio, no puede haber sólo razón sin pasión, como también no puede ser que todo sea pasión, entonces, el equilibrio; pero hay veces que por más que estoy formado en el altiplano y me mantengo sereno, tranquilo, hay veces que sí me sale la pasión, la ruda franqueza, porque se pasan. Me consta del esfuerzo que están haciendo los médicos, lo que hace el doctor Alcocer es excepcional, lo que hace Hugo, y los maltratan muchísimo, de manera injustificada”. ¡Ah!, defiende a los funcionarios. Eso, eso, es politiquería, señorpresidente.
“(…) pero no sólo eso –prosiguió–, es gente buena, honesta, incapaz de mentir y se les trata como si fuesen malvados, y todo por la cuestión política, por la politiquería. No debe de ser así.
“(…) Y lo otro también que llama la atención es que estaban acostumbrados a cuestionar, y ellos no podían ser tocados, nadie los tocaba, eran los intocables; no se podía tocar a los intocables. Entonces, de repente les hace uno un pequeño señalamiento (se refería a López-Dóriga) con todo respeto, sutileza, una cosa mínima, apenas si los testerea uno y se ponen enojadísimos, no aguantan nada, porque era así, no era de ida y vuelta, como la comunicación, no era circular, no era diálogo circular, no era mensaje de ida y vuelta, no, eran ellos los jueces, pontificaban, editorializaban, no había posibilidad ni de réplica”.
“(…) No es que en un periódico van a estar dale, dale y dale en contra y nos vamos a quedar callados, no. Que un columnista, pues sí, que escriba y tiene todas las libertades, nadie va a ser censurado, pero también nosotros tenemos el derecho a la réplica, garantizar a todos, el derecho a disentir, pero parejo, no es que van a estar nada más cuestionando”.
¿Qué la parece el noble Andrés Manuel? Y luego blofeó:
“Y que conste que yo contesto muy de vez en cuando, porque si no, no podría yo ocuparme de mi trabajo, todos los días nos cuestionan. Si me pongo a ver los periódicos, las columnas, pues tendría yo que estar contestando diario, entonces ahí voy escogiendo, nada más para que no se les olvide”.
¿Y el derecho de réplica? Vaya, vaya con el licenciado presidente. Por ello, me sumo a la pregunta que le hizo Joaquín López-Dóriga: ¿Así nos vamos a llevar, presidente? Porque, vox populi acota: el que se ríe se lleva y el que se lleva se aguanta.
Pero ¿Y si indultamos al inquilino de palacio?
En la mañanera de media semana, Elideth Fernández, autora del libro Revocar el silencio, que le obsequió al señor presidente, en una de sus visitas al estado de Morelos, se presentó como periodista independiente y fotodocumentalista por los derechos de los animales, abogó por el inquilino de Palacio.
¿Podríamos trasladar al guajolote que le regalaron en Oaxaca para que viva en el santuario Sicarú? Viviría en un entorno seguro y protegido hasta su muerte natural, como debiera vivir todo ser sintiente, planteó a Andrés Manuel.
–(…) yo se lo entrego para que se lo lleve a ese lugar donde cuidan a los animales, pero esa es una decisión personal, porque además tengo todo un movimiento ya aquí al interior del Palacio, me están pidiendo un indulto al pavo, pues ya de una vez, se lo entrego, ¿le parece?— respondió López Obrador, quien ha compartido estancia como inquilino de Palacio Nacional con este guajolote oaxaqueño.
¿A quién pensaba usted se planteaba indultar? ¡Yo también! Lo pedirán sus huestes en 2024. Digo.
@msanchezlimon