La participación de las mujeres en la expropiación petrolera*

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  • Mujeres de la sociedad, del pueblo y periodistas ofrecieron piso y techo a Lázaro Cárdenas del Río para su acción.
  • Elvira Vargas describió la realidad de los campos petroleros en El Nacional.
  • Amalia Solórzano de Cárdenas llama a las mujeres de todas las clases sociales, describe Adelina Zendejas; acuden sin ser acarreadas dice Esperanza Tuñón.

Elvira Hernández Carballido**

SemMéxico, Ciudad de México, 17 de marzo del 2023.- El 18 de marzo de 1938 el presidente Lázaro Cárdenas del Río llevó a cabo una de las medidas más importantes durante su sexenio: expropió 16 compañías extranjeras que habían obtenido grandes beneficios al explotar nuestro petróleo y a nuestras trabajadoras y trabajadores.

La acción ha sido considerada por el investigador Luis González “como uno de los pocos combates ganados por México en la arena internacional”; no fue fácil conseguir la venta en el exterior de los productos del petróleo; rehacer la organización de las industrias en el aspecto técnico; indemnizar a las compañías expropiadas, pero el gobierno cardenista recibió un apoyo total del pueblo mexicano. La expropiación petrolera -como recuerda José Fuetes Mares- unificó moralmente al país, “el arrogante gesto del presidente nos había tocado algo dentro del pecho”. Y las mujeres de aquella época no podían estar al margen de este trascendente suceso.

Fue precisamente una mujer la periodista Elvira Vargas, quien ofreciera uno de los panoramas más detallados sobre la situación de las y los trabajadores mexicanos en las empresas extranjeras. Ella observó, examinó, dialogó e hizo juicios sumarios de lo que ocurría meses antes de la nacionalización de la industria petrolera; “si no fuera por la presencia continua de la idea que nos recuerda que estamos en México, podríamos imaginar que vamos bordeando en nuestro recorrido la plena región pantanosa del Amazonas, y no la zona de casas de los trabajadores que prestan sus servicios a la empresa petrolera más rica en México: el águila, que hace, como por un castigo inexplicable, que sus obreros vivan así, sin embargo en Poza Rica los condena y los explota una empresa imperialista. ¿Sería mucho para la empresa decidirse a cumplir con las leyes de México, y más aún, con las leyes humanas, levantando sitios decentes para la vida de sus asalariados? Nadie ignora las fantásticas ganancias que obtiene esa compañía de nuestro suelo y subsuelo, todos saben los millones que han salido de aquí al extranjero, mientras el mexicano, dueño de la tierra, vive miserablemente”.

Los reportajes de una periodista inspiran al presidente

También describió la situación de las mujeres en aquellos campos petroleros:

En Cacalilao 4, otro campo, otro infierno. Un grupo de más de 200 mujeres se acercó a mí:

“Nuestros hijos ya no son admitidos en la escuela de la compañía porque corrieron a nuestros maridos del trabajo por haberse sindicalizado. Cuando los muchachitos se acercan a la reja del campo, los guardias los detienen con la punta de las bayonetas”.

“Desarrapadas, sucias, con el hambre dibujada en los rostros amarillentos y flacos las mujeres de Cacalilao 4, lloraron. En nuestra conciencia el sentido de la justicia se iba convirtiendo en sentimiento de odio, de un odio profundo”.

“Hacía meses que no tenían medios de sustento porque sus maridos quisieron formar agrupaciones para defenderse. Y junto a esta miseria, en el campo, el mismo panorama: jardines y casas en la colina, abundancia, limpieza, agua; abajo, miseria y mugre”.

Después de la expropiación, Elvira Vargas comentó optimista en el periódico El Nacional:

“Sonreímos incrédulos. ¿Podría ser posible acaso si uno y otros gobiernos, pasaban olvidando siempre a los de abajo, o sólo utilizándoles como instrumentos? Sin embargo, teníamos una rara seguridad. Era forzoso que se encontrara una forma de hacer justicia. Cárdenas del Río no podía olvidarlos”.

“El 18 de marzo es como la frontera de dos tiempos. Un México insospechado surge. Acción constructora de brazos que necesita el país; y conciencia de ser y de sentirse mexicano, son requisitos satisfechos por los obreros petroleros en nuestro presente histórico. México es dueño de su presente y quiere modelar su propio porvenir”.

No sólo Elvira Vargas demostró beneplácito ante tal acción, más de 200 mil personas se reunieron en el Zócalo para expresarle su apoyo al gobierno, “ante el gran mitin capitalino, Cárdenas del Río sugiere el deber de organizarse para cubrir la deuda de la expropiación y no dejarla en herencia a las generaciones futuras”. Es entonces cuando nuestras mujeres, comentó Jorge Mendoza en Jueves de Excélsior (21 de abril de 1938), respondieron como una sola mujer, tomaron parte en el asunto “trabajando activamente y obteniendo tan rápidos y buenos resultados que han quedado con un palmo de narices muchos incrédulos de las habilidades de las mujeres”.

Un comité provoca una ley, gracias a Amalia Solórzano

Se crea el Comité Femenino Pro-Redención de la Economía Nacional, presidido por doña Amalia Solórzano de Cárdenas, que en el Palacio de Bellas Artes desarrolló una jornada de 3 días. Adelina Zendejas recuerda esos momentos:

“El grupo que organizó la colecta no podía sentarse ni un minuto, en cuanto se abría la puerta no paraban de trabajar, a veces eran las 10 de la noche y la señora Amalia Cárdenas, que había tomado un trago de agua, un dulce, porque no había tiempo ni para comer, seguía recibiendo dinero en efectivo, joyas, gallinas, semillas; las mujeres depositaban el único oro que habían conocido en su vida, el de su anillo de boda”, donaban sus vestidos blancos de novias, cochinitos de barro rellenos de cobre, plantas, macetas, máquinas de coser y otros objetos de uso doméstico”.

Ante tal respuesta, la esposa del presidente Cárdenas declaró a la prensa de la época: “no podría encontrarme más satisfecha pues el éxito de esta colecta ha sido rotundo. Todos los sectores sociales han respondido, decidida y espontáneamente a nuestro llamado. La mujer mexicana ha dado una vez más, palpables muestras de patriotismo”.

Archivo Casasola

Una testiga y una historiadora

La maestra en sociología Esperanza Tuñón señala que en dicho comité tanto ancianas, como niñas, obreras, campesinas, esposas de altos funcionarios o modestas empleadas, “aportaron, con lo recaudado, sólo en el sector industrial y comercial del Valle de México, el 6.6 % del total de la deuda petrolera”.

Por su parte, Adelina Zendejas afirmó: “No voy a decir que se juntaron millones, pero lo que si se reunió ahí fue la convicción de que todos, hombres y mujeres, pero sobre todo ellas, en ese momento comprendían que, aunque fuera un granito de arena, serviría para saldar la deuda y lograría que por fin dejaran de fastidiarnos. Esa acción demostraba la absoluta seguridad del pueblo de que al fin lográbamos la autonomía y la soberanía porque ya éramos dueños de nuestras riquezas naturales y quítele usted esa idea a una campesina”.

El Frente Único pro Derechos de la Mujer, fundado en 1935, que englobaba diversas organizaciones de mujeres tanto “comunistas, como feministas de izquierda, de derecha, simples liberales, católicas”, mujeres del partido oficial, entre otras, aparte de ayudar a la recaudación de fondos, sugirió que se lanzaran “al mercado bonos petroleros emitidos por el gobierno”, con el objeto de que éste pudiera recaudar sumas necesarias destinadas a indemnizar a las compañías petroleras. A los 6 días de que Excélsior publicara esa propuesta de las mujeres, el Ejecutivo Federal, sin especificar si retomaba dicha sugerencia, envía a la Cámara de Diputados un proyecto de Ley “creando el empréstito de redención nacional, para lo cual se propone una emisión de bonos”.

Archivo Adelina Zendejas

Las manifestaciones de apoyo, la cooperación popular continúa en el mes de abril. “El pueblo –comenta Esperanza Tuñón- se había identificado con la decisión del gobierno, sentía que no era un recurso demagógico, la conducta del presidente permitía pensar que era posible compartir un proyecto con el Estado; esa fue una de las grandes virtudes del cardenismo, no ‘acarreaba’ gente, había realmente una política de masas”. En noviembre de 1938 “México ha logrado abrirse mercados en el extranjero y empieza a vender la producción normal de su petróleo”.

Han pasado ya 50 años y el escrito por Elvira Vargas a los trabajadores de Ébano aún es como afirma Martha Robles en su libro “La Sombra Fugitiva”, ‘un premonitorio epilogo de lo que hoy significa el petróleo para nuestro país: Por ignorancia, a unos 5 metros de la boca de la mina hizo la tierra gris y no advierto su blandura; se me hunden los pies. Es una chapopotera. Es la tierra de promisión”.

Archivo: El Universal

*Transcripción, sumarios y subtítulos: redacción de SemMéxico, marzo 2023

**Publicada el lunes 7 de marzo de 1988 en el suplemento feminista Doble Jornada que editó 11 años –hasta 1998-, el diario La Jornada.

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