Guadalupe Ramos Ponce
SemMéxico, Guadalajara, Jalisco, 6 de noviembre, 2024.- La Rectora del Centro Universitario de Tlajomulco de la Universidad de Guadalajara, Leticia Leal Moya denunció públicamente hace algunos días que vive violencia vicaria por parte de su ex pareja Nauhcatzin Bravo Aguilar, quien actualmente labora como profesor en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).
En apoyo a la Rectora, más de tres mil firmas se sumaron a una serie de exigencias para el cese de la violencia contra ella y su hijo a quien se le impide la convivencia con su madre.
Como respuesta a estas acciones, el señor Nauhcatzin decidió convocar a rueda de prensa en donde expuso a su hijo de 15 años a los medios de comunicación para evidenciar según él, que su hijo no quiere ver a su mamá, que su mamá es una mujer mala y perversa que ha violentado a su hijo y que la autorización de mostrar la cara, la voz de un menor de edad es del propio menor, de su padre y de su abogado.
Y los medios de comunicación, incluidos la prensa, radio, televisión y medios digitales; ni tardos ni perezosos difundieron la imagen del niño, su voz, sus declaraciones, sin ningún pudor y sin cuidado alguno.
En minutos, su rostro se compartía en redes sociales a partir de las publicaciones de los diversos medios informativos. Las imágenes incluían su voz, su rostro, su nombre y por supuesto y cómo no, las declaraciones de un chico afectado por la disputa en la que se encuentra inmerso. El rostro del papá es imperdible, satisfecho de llevar al testigo estrella que corrobora sus dichos y sitúa a la madre en la posición de la bruja perversa a la que hay que linchar porque cometió el peor de los abusos sobre su hijo, incluyendo la violencia sexual.
De acuerdo a las autoras españolas Isabel Tajahuerce y Magdalena Suárez, la violencia vicaria es aquella que tiene como objetivo dañar a la mujer a través de sus seres queridos y especialmente de sus hijas e hijos. El padre ejerce violencias directas o indirectas contra sus hijos e hijas a quienes convierte en un campo de batalla.
El ánimo de causar daño a su pareja o expareja a toda costa supera cualquier afecto que pueda sentir por ellas/os. El interés superior de las niñeces y adolescencias se subsumen ante el interés de causar el mayor daño posible a la madre de éstos.
Hay otras formas de generar un daño permanente, por lo que es habitual la manipulación de hijas o hijos para que se pongan en contra de la madre o incluso la agredan. Esas hijas e hijos sufren un daño irreparable y son también víctimas de violencia de género. El objetivo es el control y el dominio sobre la mujer, en un alarde máximo de posesión en una relación de poder que se sustenta en la
desigualdad.
La violencia vicaria cuenta con la complicidad de una sociedad que cuestiona permanentemente a las mujeres, que las priva de autoridad y pone en duda su palabra. Las mujeres suelen intentar que su voz se oiga en el colegio de esas hijas o hijos, entre las amistades, en la propia familia, en los juzgados, pero los imaginarios del “buen padre” y la “mala madre” se imponen. Se prefiere escuchar
al varón y apoyar al hombre que juega a ser víctima, que a esas mujeres que, desesperadas, intentan hacer oír su voz para evitar que el padre haga daño a sus hijas o hijos.
La violencia vicaria es violencia de género. Se sustituye a la persona en la acción directa física o psicológica de la violencia para causar un daño mayor y permanente a la mujer. El objetivo es la mujer. La ejercen siempre hombres contra mujeres.
¿Por qué se llama violencia vicaria? Porque se sustituye a una persona por otra para ejercer la acción, en este caso a las hijas o los hijos a quienes se utiliza para destruir la vida de la madre. Cuando un hombre amenaza a una mujer con quitarle a sus hijas o hijos está dando signos claros de violencia vicaria.
Las amenazas a las mujeres con sus hijas o hijos deben hacer saltar todas las alarmas. La protección a las víctimas de violencia de género es esencial, reconociendo que un maltratador nunca puede ser un buen padre.
Los medios de comunicación tienen la obligación de prepararse para el abordaje adecuado de estas violencias. Entender que la violencia vicaria, es una forma de violencia machista en la que los hijos e hijas de las mujeres víctimas de violencia de género son utilizados por el maltratador para hacer daño a la madre.
Por eso es importante que los medios de comunicación se informen, se preparen en derechos humanos y sobre todo en ética periodística para que las coberturas de casos de este tipo de violencia se realicen con un enfoque de género y de derechos humanos. Los medios de comunicación tienen además una responsabilidad social para no replicar y reproducir la violencia de género y mucho menos ser parte cómplice de la misma.
En el caso reciente de la exposición mediática que hizo Nauhcatzin Bravo Aguilar de su menor hijo, no solo tiene responsabilidad él en la violencia vicaria ejercida públicamente y en directo en rueda de prensa, sino también los medios de comunicación que reproducen notas informativas sin ética periodística y sin enfoque de género y de derechos humanos.
Coordinadora de CLADEM en México
Profesora Investigadora de la UdeG.
@dralupitaramosp