Abigail Mendoza, cocinera oaxaqueña, más allá de la mayora estandarte de mexicanidad y tradiciones

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Patricia Briseño/texto y fotos

SemMéxico, Oaxaca de Juárez,  Oax. 6 de febrero, 2024.- “En los pueblos y comunidades indígenas, las mujeres se echan sobre los hombros la responsabilidad de preparar los alimentos para los invitados a la mayordomía, la fiesta grande o la boda , es un servicio a la comunidad, y yo, así empecé,  eso me provocó mucha felicidad”.

Abigail Mendoza  Ruiz (1960), cocinera tradicional y artesana, originaria del pueblo zapoteco de Teotitlán del Valle, Oaxaca, se tomó un espacio para charlar relajada del sazón de la casa, recuerdos familiares y el servicio a la comunidad.

“ A la hora de preparar el mole, el téjate, las tortillas, la salsa, las mujeres no nos estamos quietas, vamos de un lado para otro, y hacemos comunidad, todas apoyamos para sacar adelante ese compromiso, eso me emociona, esa es la esencia de la cocina tradicional”, consideró.

“Las cocineras reunidas alrededor de la cocina de carbón y leña, somos trabajo, respeto, intercambio, eso es lo profundo, lo que no se ve”, agregó.

Refirió que si bien, desde la edad de seis años , creció viendo  a su mamá, Clara, cocinar en fogón, en su comunidad natal, “no hubiera hecho ni llegado a donde estoy sino tuviera el acompañamiento de mis hermanas Adelina, Rosario, Marcelina, María Luisa y Rufina”.

En su conversación, Mendoza Ruiz frecuentemente  resaltó el papel sobresaliente de su familia, conformada por 10 hermanos ( 6 mujeres y cuatro hombres), además de madre y padre, ambos fallecidos.

Agradece a Emiliano Mendoza, su papá, enseñarle el teñido de los hilos para la elaboración tapetes de lana e impulsarla a  abrir un restaurante donde ella cocinara apegada a las tradiciones, sencillo y rico.

En 1990, inauguró su restaurante, Tlamanalli –que significa víveres  en abundancia o Dios de la comida-, en un momento de los 34 años de servicio considerado por The New York Times entre los mejores 10 restaurantes del mundo

A lo largo de su carrera, Abi, como la nombrar cariñosamente sus cercanos,  ha recibido diversos premios, reconocimientos y distinciones, 24 de manera estatal, 22 nacionales y siete internacionales, siendo el más reciente el Premio Nacional de Artes y Literatura 2022, en el campo de las artes y tradiciones populares. 

El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) destaca que los aportes de la mayora no se limitan al ámbito gastronómico, sino que trascienden «al terreno de lo patrimonial como un sistema articulado de saberes sobre tradiciones comunitarias, organización social, expresiones inmateriales, recursos naturales y arte textil». 

No obstante, el trabajo de Abigail se extiende más allá del tueste o el asado de ingredientes en la lumbre, la molienda en piedra o los guisados hirviendo en cazuelas de barro, también es  promotora y gestora cultural, en el beneficio colectivo de impacto para su comunidad.

Es en este punto, cuando la misma Abigail cuenta como anécdota el momento en que “salió de su zona de confort”, hecho del que poco se conoce.

Fue en 2018 cuando la asamblea general de Teotitlán -máximo órgano en los municipios electos por usos y costumbre- determinó designarla responsable del recién creado Centro Cultural Comunitario (CCC), como parte de los servicios gratuitos que los y las habitantes deben de proporcionarle al pueblo.

“Me costó mucho trabajo, sobre todo porque soy una persona reservada, una mujer de casa, alejada de la  participación política, sin embargo, fue  los 58 años de edad cuando aprendí a gestionar recursos para el CCC, elaborar oficios, programar talleres de artes plásticas y lectura para niños, organizar conversatorios en lengua materna con jóvenes y abrir un cine-club, entre otras tareas”.

“Sin duda una lección de vida hubo dificultades, pero también se abrió un mundo para las compañeras en el cargo, y para mí. No nos rendimos, en medio de las dificultades, dejamos el Centro Cultural Comunitario de Teotitlán encaminado para seguir trabajando”, dijo.

“El compromiso de la mujeres al compartir su tiempo, fue tal cual como ocurre en la cocina, al preparar la comida para la familia, para la comunidad. No somos el centro. No somos nadie sin la otra. Tú dame la mano y vas a ver que no nos caemos, así fue”, concluyó Abigail.

DATO

En 2013, Abigail recibió el premio “Quién 50”, el cual reconoce a los personajes que han transformado al país, y en 2019 apareció en la portada de la revista Vogue México.

En un periodo de 30 años se contabilizan al menos 11 libros dedicados en forma  total y parcialmente a su persona.

En febrero de 2024, el Congreso del Estado  reconoció a la mayora por su destacada trayectoria “en virtud de la relevancia social y cultural para la vida pública de Oaxaca”.

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