Elvira Hernández Carballido
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 3 de noviembre, 2021.- “En México suceden 10 casos de asesinatos de mujeres al día (entre homicidios dolosos y feminicidios); de ellos, un pequeño porcentaje llega a trascender a las noticias, y uno menor aún, logra indignar de tal forma a la población que incentive a movilizaciones y protestas para defender a la víctima o exigir justicia”, advierten las autoras de “Un manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México”.
Ellas señalan con gran énfasis que es muy lamentable, preocupante e indignante que el periodismo no sepa informar sobre esa pequeña muestra con sensibilidad y respeto. Por eso, tomaron la iniciativa de publicar este documento necesario en el medio periodístico y en las universidades.
El texto señala los errores comunes y continuos que cometen quienes cubren este tipo de noticias porque desmenuza cada detalle que no debió darse con tal crudeza.
Explican qué ley o código se está violando al exhibir de tal manera la situación violenta, pero no se quedan en la descalificación, identifican la manera que pudo informarse para denunciar, no para hacer apologías ni fomentar el morbo. Cuando una mujer es asesinada, informar sobre lo ocurrido no debe violar sus derechos humanos, insisten. Sin embargo, los casos que ellas recuperan del escenario mediático muestran todo lo contrario:
- “En el texto que publicó La Prensa hay datos que violan la privacidad de la víctima y del agresor. Se da la dirección con calle, colonia y se especifica que es un departamento y en qué piso está. Se pone el rostro de la víctima (con y sin vida) y del agresor…”
- “Por medio de los distintos contenidos noticiosos, la vida privada de Karen Espíndola fue expuesta. Durante la cobertura informativa se pudo ver a reporteros afuera del edificio donde vive, invadiendo su intimidad; a la par, buscaron en sus redes sociales para obtener más información sobre ella y hacerla pública…”
- “Este tipo de casos con descripciones tan explícitas y cargados de violencia suelen mantener a la audiencia ávida de querer más y más información, los medios de comunicación lo saben y es por eso que su cobertura intenta dar hasta el más mínimo dato: nombres de víctimas, familiares, direcciones con número de casa, fotos de las personas involucradas, del lugar de los hechos y testimonios de allegados…”
- “Por ejemplo, en este video se da más importancia al mote “saxofonista atacada con ácido” a dar el nombre de la víctima María Elena Ríos y se enfoca en detalles sensacionalistas. Al publicar la nota por entregas llegan a hacer de la noticia un gancho de rating, le dan el tratamiento de un producto comercial que se entrega por capítulos…”
- “Las lecturas lógicas que se dan al no tener perspectiva de género deducen: “Lesvy no era tan buena persona, entonces no deberían defenderse sus derechos”, “si se drogaba y se alcoholizaba era una delincuente”, “si vivía con su novio, ella se lo buscó”, “solo iba a la escuela a echar novio, a drogarse y beber”. Al dar ese tipo de datos, se quita culpa al feminicida, pues “habría matado a una mujer mala para la sociedad a una víctima poco perfecta”, cuando la forma más terrible de la violencia de género no debería tener ni la más mínima argumentación para los que la cometen…”
- “Si no existe una Alerta AMBER de por medio o si la hubo, pero ya no está vigente, es ilegal difundir en los medios de comunicación fotografías de menores de edad, por lo que al menos en este terreno los recursos gráficos deben enfocarse a imágenes genéricas o ilustraciones que no sean retratos hablados. No basta con distorsionar, modificar o poner filtros en el rostro…”
- “Un continuo en la prensa mexicana es dejar en el olvido los casos de violencia de género que pierden coyuntura y caen en un abandono similar al que dan las autoridades a las investigaciones…”
Cada uno de estos puntos de advertencia y propuesta para transformar surgió del compromiso de Cristina Salmerón Arroyo, quien junto con Lydiette Carrión Rivera e Isabel Montoya Ramos, bajo la producción editorial de Karla Casillas Bermúdez.
“Un manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México”, fue elaborado como parte del trabajo de ONU Mujeres en la Iniciativa Spotlight, una alianza entre la ONU y la Unión Europea, en articulación con el Gobierno de nuestro país.
El documento está dividido en seis partes y consta de 108 páginas donde las autoras hacen un minucioso recorrido para orientar sobre este tema tan doloroso y grave que se puede dar a conocer en los medios de comunicación muchas veces sin prudencia, sensibilidad ni respeto. Por eso, el manual “pretende ser una herramienta de apoyo para los medios de comunicación, equipos editoriales, de investigación y reporteo en los casos de violencia contra las mujeres y las niñas. Con la finalidad de contribuir a comprender la problemática, para poder cambiarla y ejercer una autocrítica que lleve a modificar y perfeccionar los contenidos, los discursos y los mensajes que se envían a la sociedad”. Se trata de una guía que “apuesta por las mejores prácticas del periodismo en México, todas encaminadas a informar con perspectiva de género: libre de estereotipos, de criminalización, estigmatización, revictimización, androcentrismo y discriminación.”
Breve y preciso, puntual y conciso, el texto atinadamente inicia con un panorama de antecedentes donde a través de las cifras permite palpar el impacto de violencia que se vive en todo el territorio mexicano. Número que estremecen, estadísticas que sacuden. Grave panorama que los medios reportan día con día. Pero, ¿de qué manera se cubren estos sucesos? Desde la primera página, claramente se advierte que no hay sensibilidad ni empatía al hacerlo, que en cada espacio periodístico sigue siendo “normalizado el revictimizar, criminalizar y sexualizar a las mujeres; es decir, donde la vieja tradición de la nota roja persiste y es fomentada, pese a que perjudica a las víctimas, sus familias y a la sociedad en general”. Si bien reconocen que en el algún medio se logra informar sin sensacionalismos y sin discriminar, consideran urgente que esta sensibilidad se palpe ya en todos.
Por ello, realizan un minucioso recorrido en el marco legal de los medios de comunicación en materia de violencia contra las mujeres. Reconocen que puede observarse un reconocimiento para protegerlas, pero a la vez advierten que pocas veces se sanciona a alguna empresa periodística que abusa de la exhibición insensible de casos, y las pocas sanciones son “extrañamientos” cuyas multas son mínimas. Advierten que poca gente, sobre todo quienes son periodistas, desconocen la legislación o no son han preocupado por consultarla. De igual manera, los familiares de las mujeres violentadas saben que pueden demandar a los medios por violar sus derechos. Además, al no existir castigos ejemplares, las empresas siguen cometiendo faltas al informar sobre casos de violencia de género y feminicidios. Por ello, las autoras presentan con detalle las principales leyes que protegen a mujeres y niñas en contextos violentos, tanto en el marco nacional como internacional.
La segunda parte del manual es muy significativa porque analizan siete casos cubiertos por la prensa mexicana sobre violencia de género y que resultaron perjudiciales tanto para las víctimas como para sus familiares. No se desea exhibir a nadie, “la única finalidad es la de aprender: detectar las malas prácticas, reconocerlas, superarlas y hacer un trabajo responsable y digno de hoy en adelante.” El análisis de cada caso tiene una estructura semejante donde se destaca:
- Un breve contexto de la historia del suceso violento.
- Señalamientos de la forma en que los medios informaron sobre el caso, estigmatizando, descalificando, a veces danto su propio veredicto.
- Ejemplos de la forma en que otros espacios periodísticos respetaron los derechos humanos de la víctima, los familiares e incluso del agresor.
- Referencias y enlaces que orienten para no cometer esos errores al informar sobre situaciones de violencia de género o feminicidio.
- Exposición puntual de las leyes que se violaron y las sanciones que pueden aplicarse al medio.
Sin duda, “Un manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México” es ya un documento necesario e imprescindible en las manos no solamente de periodistas en la práctica, también de quienes desde la universidad están formándose para que desde antes de entrar a la vida profesional lleguen con toda la sensibilización necesaria y el público se indigne, le duela la muerta quizá de una desconocida, pero finalmente una persona que merece respeto, duelo y justicia. Su contenido tiene precisiones muy puntuales que sacuden toda alma periodística y que buscan informar, sí, pero sin violentar, ni revictimizar:
“La pregunta que siempre se debe tener en mente es “¿escribiría algo así de algún ser querido?”. Esto se expande a “¿mostraría imágenes del rostro de mis familiares o de sus vecinos, de sus casas?”, “¿pondría motes aterradores a localidades donde vive mi familia?”, “¿reproduciría testimonios filtrados pese a saber que es un delito y afecta a las investigaciones, solo porque están circulando en las redes sociales?”. Los feminicidios no solo son números, nombres, historias para escribir algo en las noticias, son hechos que tienen impacto y repercusión social alrededor, y afectan a toda una población.”
El manual es de consulta gratuita y puede bajarse de:
Salmerón Arroyo, Cristina y Lydiette Carrión Rivera e Isabel Montoya Ramos (coautoras). 2021. “Un manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México”. ONU Mujeres en la Iniciativa Spotlight, ONU y Unión Europea, Gobierno de México. Producción editorial: Karla Casillas Bermúdez.