Elvira Hernández Carballido
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 14 de febrero, 2024.- En 1979 descubrí en la pantalla del cine a una mujer que sacudió mi alma y aceleró mis latidos, me dio fuerza y confianza, gracias a ella supe que las mujeres somos fuertes en cualquier momento. Su nombre: Sigourney Weaver. Quien hace unos días recibió el premio Goya Internacional.
Yo tenía 17 años y fui con mis hermanas a Plaza Universidad a ver una película que no tenía idea de qué trataba. En esa época yo estaba acostumbrada a un cine donde las mujeres gritaban aterradas al ver un monstruo, se caían torpemente cuando intentaban huir y ponerse a salvo, que esperaban ser rescatadas por el caballero en turno o que despertaban con el beso de un príncipe azul.
Por eso, “Alien, el octavo pasajero” fue una verdadera revelación. Al filo de la butaca atestiguaba una aventura en el espacio donde los integrantes de una nave bajaron a explorar un planeta desconocido y uno de ellos, luego de que en su casco se adhiere una extraña criatura, morirá cuando su pecho explota para dar paso a un siniestro ser que poco a poco irá exterminando a cada uno de los tripulantes.
Recuerdo muy bien cómo empecé a suponer que el héroe iba a ser el capitán de la nave, era el que tomaba decisiones y por ser hombre de seguro iba a ser el héroe. Y me equivoqué, la que enfrentará a ese Alien, sin gritar, sin llorar, sin esconderse, sin buscar a un caballero galáctico, será la protagonista llamada Ripley. No tenía que ser sexy o tener un cuerpo perfecto. Delgada, sin gota de maquillaje, cabello revuelto y pasos seguros, temerosa, pero a la vez osada, insegura y al mismo tiempo fortalecida, enfrentará con sus propios recursos a ese monstruo del espacio.
No olvido esa escena cuando está a punto de escapar en otra nave y se da cuenta que Alien también se ha colado ahí. Sigilosa y prudente, se mueve al fondo de la nave para quitarse su overol poco a poco y ponerse un traje espacial. Me asombró tanto advertir que no traía ropa seductora, en vez de brasier traía una camiseta, desde entonces preferí usar esa prenda de vestir. Su mirada delataba un pánico total, pero sus movimientos una seguridad absoluta de querer salvarse, de estar planeando la estrategia para vencer a su enemigo. Y lo logra. Es la única humana en esta la historia fílmica que regresa a nuestro planeta, acompañada de su gato.
Ripley y nuestra querida actriz se volvieron una sola, su delgada figura, su rostro al natural y la fuerza de su mirada fueron pautas que aumentaron mi admiración por ellas. No dejé de seguir la trayectoria de esta artista norteamericana, siempre discreta, inteligente en sus respuestas, talentosa al momento de elegir sus papeles.
Cómo no recordarla cuando filmó “Gorilas en la niebla”, dando vida a Dian Fossey, terapeuta que fue asesinada por proteger a estos animales hermosos. Hasta cuando salió de villana en “Secretaria Ejecutiva” pareció advertirme de no idealizar las relaciones entre mujeres. Veo “Cazafantasmas” solamente para admirarla. Películas de acción, drama o románticas, sus roles son inolvidables.
Por eso, fue muy grato escucharla este 10 de febrero en los Premio Goya donde dio un discurso inolvidable. A sus 74 años es una mujer sabia, sensible y humilde. Agradeció el reconocimiento, demostró conocer lo producido en el cine español -citó a la Viridiana de Buñuel-, reconoció lo que ha cambiado la industria con las mujeres gracias al movimiento de Mee Too. También dio las gracias a la actriz que dobla su voz en español, María Luisa Solá. Fue muy significativo escucharla decir que es muy importante contar “historias sobre y para mujeres que nos recuerden lo poderosas que somos”.
Y al escucharla vuelvo a ser esa adolescente emocionada al descubrir a una mujer fuerte, decida a enfrentar a un monstruo, cuya figura me hizo reconciliarme con la mía y quien demostró que en el cine las mujeres son protagonistas creíbles en este tipo de géneros cinematográficos como lo indicó María Castejón en su libro “Rebeldes y peligrosas de cine”:
Ripley inaugura una genealogía de personajes de mujeres duras, decididas, inteligentes y, sobre todo, protagonistas.