El régimen de partido de Estado ha dado muestras de que no se tienta el corazón para el descarrilamiento de opositores que se proponen un cambio, sea de cualquier signo.
La polarización y antipatía por las mujeres empoderadas, evidencia su obcecación de controlarlo todo, incluidas nosotras. Nos quiere sumisas y obedientes.
¿Se imagina usted la actitud de prepotencia de algunos señores cuando sabiéndose controlador y opresor de las mujeres con las que se relaciona en su vida, ocupa una y otra vez, posiciones de poder y de decisión en los ámbitos públicos?