El trabajo de la primera muralista mexicana, Aurora Reyes, ha sido invisibilizado por sus ideales políticos y relegado al grado de que ahora sus murales se resquebrajan.
Aborda las preocupaciones sobre “el borrado jurídico de las mujeres, los peligros de la autodeclaración del sexo registral y la desaparición de los derechos de las mujeres basados en el sexo”.