Bastó con que Guadalupe Acosta Naranjo anunciara una segunda movilización ciudadana, que será concentración en el Zócalo de Ciudad de México bajo el lema “Mi voto no se toca”, en contra del Plan B de la reforma electoral, para que Su Alteza Serenísima montara en cólera y escupiera sandeces.
Tuve la oportunidad de escuchar en forma presencial -como se dice ahora- los mensajes del gobernador y del presidente municipal en dos eventos realizados este mes.
Lamentable se presenta la flojera cuasi generalizada para enfrentar la pavorosa realidad que ofrecen esos datos nuevos sobre el viejo problema de las violencias contra las mujeres.
Desde su mañanera, y luego de calificar de “miserables” a quienes vía mensajes de whatsapp y twitter y por falta de una información cierta, seria, oficial sobre el estado de salud y paradero del fiscal lo dieron por muerto, el presidente Andrés Manuel López Obrador
La viudez en las mujeres es un estado de crisis vital, de identidad, donde se conjugan el agobio económico, el abandono institucional, la vulnerabilidad emocional y una ruptura del equilibrio que pone en jaque toda su vida.
En los 60s, años de amores adolescentes, más platónicos que nada, o de manita sudada, en las vacaciones que siempre pasaba en mi patria chica Arriaga, un poblado situado en la entrada o salida a Chiapas