En los últimos 4 años, la sociedad mexicana, donde las mujeres somos mayoría poblacional, hemos vivido la exacerbación del presidencialismo, avivando su nefasta existencia, producto de la limitada e imperfecta democracia mexicana, donde el Presidente de la República es el rey durante 6 años, el mandamás, el todo poderoso.
Hace muchos años mi maestra Adelina Zendejas me contaba cómo las mujeres mexicanas habían comenzado a identificar sus derechos, entre ellos, los políticos. Fue ella quien durante muchos años sostuvo que las primeras en demandar su participación fueron mujeres de Zacatecas, entre 1825 y 1826. Algunas historiadoras dudan de la fecha.
Hoy, las mujeres están en el centro del debate electoral que anticipadamente abrió Andrés Manuel López Obrador, con anuncios de nubarrones y confusiones.
Ante el desastre del Sistema Educativo Nacional, donde muchas niñas y niños no volverán a las aulas, fracaso de la educación a distancia, propuestas negativas para el nuevo ciclo escolar
Una investigación de la maestra Sandra Arenal narró esa desgracia, los abusos y robos. Pero también dio testimonio de las condiciones de trabajo de los carboneros, situación semejante a las conocidas estos días.
La semana pasada conté protestas articuladas desde las mujeres, ante la falta de escucha sobre su condición y la limitadísima importancia que los gobiernos, especialmente los de Morena, no les dan.
os asesinatos de Debanhi Escobar Bazaldúa en Nuevo León, de Cecilia Monzón en Puebla y de Luz Raquel Padilla Gutiérrez en Guadalajara, en los últimos tres meses, tienen origen y condiciones distintas.