* Enfrentamiento a las violencias machistas toma relevancia mundial
* Las cifras: “se trata de conectar experiencias, no de comparar
Dixie Edith
SemMéxico/SEMlac, La Habana, 2 de marzo 2020.- Las violencias de género no son un asunto solo personal, también se trata de un problema estructural, político, cultural, aseguró la investigadora Ailynn Torres Santana casi al cierre de este febrero, en un espacio de reflexión convocado en La Habana por la Cátedra Gertrudis Gómez de Avellaneda, del Instituto de Literatura y Lingüística.
En un momento en que el enfrentamiento a las violencias machistas toma
relevancia en el mundo -y también en Cuba- es importante situar al país en el
contexto regional y pensar en cómo trabajar en diferentes posibilidades de
transformación, detalló Torres Santana en su conferencia «Normas,
instituciones y sentidos comunes sobre la violencia de género».
El hecho de contar ya en el archipiélago con algunas estadísticas sobre el fenómeno
ayuda a este propósito.
Según la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género (ENIG-2016), desarrollada por la Oficina
Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) y la Federación de Mujeres
Cubanas (FMC), 39,6 por ciento de las mujeres entrevistadas declaró haber
sufrido violencia en algún momento de sus vidas, en el contexto de sus
relaciones de pareja.
Por otra parte, en 2019, el informe nacional cubano acerca de
cómo se afronta la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible recogió, por
primera vez, un dato sobre la ocurrencia de feminicidios en 2016.
«Para ese año, la tasa de feminicidios fue 0,99 por cada 100.000
habitantes de la población femenina de 15 años o más. Para similar período,
esa tasa es baja en
comparación con países como El Salvador, Honduras, Guatemala, México o Brasil;
y alta en relación con Perú, Chile o Panamá», analizó Torres Santana.
«Eso nos debería decir algo. Se trata de conectar experiencias, no de
comparar. En el caso de Cuba, estamos hablando de otras claves y registros,
pero que son igualmente relevantes ahora que sabemos que la violencia de género
sí es un problema, aunque no tengamos todas las estadísticas que
necesitamos», afirmó la experta, quien cursó su doctorado en la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en Ecuador.
No se trata de hacer comparaciones, sino de conectar experiencias y definir
estrategias de luchas compartidas, sin obviar las especificidades de Cuba,
aclaró Torres Santana.
Para la especialista, un desafío identificado es que los datos que existen en
el país se refieren, sobre todo, a la violencia machista en el contexto de la
familia, de la pareja. Pero, a su juicio, otras violencias de género reciben
menos atención.
«Es más escaso el debate sobre la violencia en espacios laborales,
políticos, culturales, estudiantiles o académicos», insistió.
Igualmente, Torres Santana consideró como una importante barrera lograr la
compresión social e institucional de por qué las violencias de género son un
tipo específico de violencia y la concientización de que no se trata de un
asunto privado, sino social, político, que requiere de intervención pública.
En ese camino abogó, además, por analizar el problema desde una dimensión
estructural, no coyuntural, atendiendo a las desigualdades que están en su
base.
«Por supuesto que hace falta deconstruir ideales, mitos y estereotipos
machistas, pero ese no puede ser el único camino», insistió la psicóloga.
Para ella, es importante preguntarse cómo se reproducen estas violencias y
cuáles derechos están en juego.
La especialista reconoció que, en los últimos años, el debate sobre la
violencia se ha venido posicionando en la agenda pública y política, pero
insistió en que aún no es suficiente, pues necesita «instalarse en la
conversación ciudadana».
«Tenemos más actores, pero todavía pocas cifras, pocos análisis densos de
largo alcance y también resistencias institucionales y de otros tipos»,
detalló.
Durante la sesión también actualizó la situación de la solicitud realizada por
40 mujeres cubanas ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, para la
aprobación de una Ley Integral contra la Violencia de
Género.
Desde el público, integrado por una treintena de mujeres, la mayoría vinculadas
al tratamiento o estudio de la violencia desde perfiles diferentes, se
posicionaron otros puntos de vista relacionados con un fenómeno que necesita
atención urgente.
Deyni Terry, abogada de la sección de Género y Derecho, de la Unión Nacional de
Juristas de Cuba (UNJC), insistió en aprovechar todos los espacios sociales
para hablar de este asunto.
Por su parte, la investigadora y ensayista Zaida Capote manifestó preocupación
por la manera en que el acoso callejero va desplazando a las mujeres del
espacio público.
Mientras, la también abogada Darsi Fernández, especializada en temas jurídicos
vinculados con la cultura, indicó como muy necesaria la incorporación de
enfoques de género en la educación general, pero también en la formación de
artistas y personas vinculadas a la producción artística en general.
Estas mujeres coincidieron con Torres Santana en la necesidad de ampliar los
espacios educativos y de prevención, así como de articular las acciones que ya
existen para que no operen de manera dispersa y atomizada.
«Tenemos el deber de desorganizar el orden que posibilita que las
violencias machistas se produzcan y reproduzcan», sentenció la psicóloga
Ailynn Torres Santana.
SEM-SEMlac/de