FEMINISTAS PIONERAS EN HIDALGO. Carmen Rincón, precursora por mérito propio

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Elvira Hernández Carballido

SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 9 de marzo, 2022.- ¡Justicia para Carmen! Fue el grito de lucha que detonó en el estado de Hidalgo el surgimiento del primer movimiento de mujeres donde una de ellas, Carmen Rincón, había decidido levantar la voz luego de haber sido mal atendida en su parto lo que provocó que ella quedara estéril y que su pequeña hija muriera a los pocos segundos de nacer.

El ejemplo que observó y recibió de parte de las mujeres de su familia le dio la certeza de que ellas eran mujeres fuertes e independientes, que deseaba continuar la tradición femenina de tener presencia y tomar decisiones, pero nunca relacionó esas acciones con el feminismo. Si bien ella ya había recibido algunas pautas sobre el tema al estudiar en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, de ambiente crítico y democrático, fue la vida misma quien torció su destino y de una situación personal, se dio cuenta de la importancia de defender sus derechos como mujer, “así nació mi conciencia de ser mujer”, afirma de manera categórica.

“A mis 27 años y ocho días quedé estéril y con una hija muerta que no pude arrullar ni besar. Mi dolor fue tan inmenso que deseaba también fallecer, encerrarme, perderme en la nada. Pero las mujeres de mi familia no lo permitieron, fue así como surgió esa certeza que debía denunciar lo que me habían hecho. Ellas fueron las primeras en apoyarme, pero además no tenía a nadie más, no conocía a nadie más. Yo había estudiado Farmacobiología, trabajaba en el Seguro Social, me había casado y esperaba ilusionada a mi primer bebé, trabajaba otros temas, leía otras cosas, pero lo que me pasó es una clara evidencia de que algo personal puede volverse político.”

Sin embargo, el gremio médico se unió para proteger al ginecólogo que había ejercido lo que ahora conocemos como violencia obstétrica, pero gente de su universidad al saber lo ocurrido empezó a apoyarla, fue así como conoció a Roberto Meza, personaje con gran trayectoria en Hidalgo y él empezó a contactarla con el movimiento magisterial, con personas de otros sindicatos, entre ellas Otilia Sánchez que estaba en el Instituto de Antropología e Historia ubicado en la capital hidalguense. Luego se sumó la periodista Aída Suárez, quien, sin conocerla, facilitó la posibilidad de publicar desplegados en “El Sol de Hidalgo” y publicar notas sobre lo ocurrido.

“Fue así –recuerda Carmen- que empecé a tener los primeros contactos con feministas de la Ciudad de México y gracias a Ana Bedolla se acercaron Martha Lamas, las compañeras de Salud Integral de la Mujer (SIPAM). Nunca olvidaré la solidaridad de la periodista Sara Lovera, ellas vital para que mi problema se transformara en un problema de todas, se hiciera visible en todo el país. Incluso Elena Poniatowska escribió sobre mi caso, llegaron tantas mujeres que no quisiera dejar fuera los nombres de ninguna de ellas, pero puede mencionarte a Patricia Mercado, Isabel Barranco, Judith Calderón, Pilar Muriedas. Entonces se decidió hacer una marchan, dicen que la primera marcha en Pachuca conformada por mujeres, mujeres que estaban luchando por ellas, por sus derechos, pensando en nosotras como seres humanos y ciudadanas. Nunca olvido que, en uno de los callejones de la avenida principal, la calle de Guerrero, alguien escribió en sus paredes: “Justicia para Carmen”. La gente nos veía con admiración, sorprendidas, a veces molestas, con desconfianza, quizá rechazo o crítica. Nunca habían visto algo parecido, fue cuando me nació la ciudadanía, ver el valor de ser activista, de trabajar sin parar, en ese momento por mí, pero al mismo tiempo por todas. Aunque no me asumí en ese momento como feminista, jamás me di cuenta que estaba abanderando en mi estado natal un movimiento feminista.”

Sencilla y prudente, Carmen Rincón evoca que esa situación hizo posible que asistiera a la conferencia de El Cairo sobre derechos reproductivos y sexuales representando a México. De esa forma conoció a otras personas que la orientaron y le brindaron su apoyo para que no solamente su caso, sino cualquier situación que atentara contra estos derechos reproductivos de las mujeres tuviera un marco jurídico, una forma de protegerlas. Con ella se abrió brecha al respecto en México y en América Latina. “Quizá todavía no sabía lo que era el feminismo, pero comprendí que las mujeres teníamos que ser sujetas de Derecho”.

Fue así como empezó el activismo de Carmen, quien nunca pensó en dejar Pachuca. Empezó a viajar a muchos países y a tomar cursos para especializarse en el tema, pero regresaba a su estada natal para aplicar lo aprendido a través del activismo. Luego creó el grupo Cihuatl, el primero reconocido como una agrupación de mujeres que luchaban por sus derechos en Hidalgo.

“Poco a poco me di cuenta que estaba desafiando al sistema patriarcal y si bien el juicio de mi caso tardó en resolverse siete años y la sentencia no fue tan abrupta como hubiera querido, se marcó un precedente. Sensibilizada y comprometida, junto con nuestra asociación –donde, la verdad, estaban solamente las mujeres de mi familia-, decidí empezar a dar charlas y talleres para mujeres, se alió conmigo Otilia Sánchez, gran amiga, mujer honesta. A veces las dos solitas nos íbamos a pegar carteles, a persuadir de una a una a la gente que caminaba por Plaza Juárez, quienes nos miraban muy sorprendidas. No se hablaba de esto en Hidalgo y ya estábamos a finales del siglo XX”.

La presencia de Carmen Rincón activó a otras mujeres hidalguenses y le dio reconocimiento público en la entidad, de esta manera quedó al frente del DIF Estatal.

“Sé que podía parecer un riesgo entrar al espacio gubernamental, pero lo consideré una oportunidad para hacer más cosas a favor de las mujeres con algún tipo de apoyo y creo que se logró. Sensibilizamos a muchas mujeres de colonias populares, se crearon algunos programas de atención y gracias a varios cursos y diplomado comencé a introducir la perspectiva de género, sobre todo en la atención contra la violencia hacia las mujeres. Otilia y yo hicimos un programa de radio para hablar sobre el tema, así como acerca de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Desde estos espacios también empezamos a trabajar una iniciativa sobre las causales del aborto en Hidalgo. Fue difícil, casi éramos los dos contra todo un sistema político y patriarcal, pero se fueron logrando cosas. La primera década de este siglo logramos que se abrieran espacio de atención a violencia, yo fui invitada para exponer en la Cámara de Diputados del estado la importancia de considerar entre la tipología de violencia la que ahora denominamos como obstétrica. Ese día, entre el público estaba el mismo ginecólogo que me había atendido mal, le pedí que pasara al frente a explicar conmigo mi caso. Se quedó callado y yo esperé varios minutos su respuesta, fue entonces cuando uno de los diputados dijo: “Parece que la decisión que debemos tomar ya quedó clara porque la violencia obstétrica existe”.

Por eso, afirma Carmen con total convicción, “yo sigo apostando por la negociación y la vinculación, debemos acercarnos a quienes toman las decisiones sin perder nuestras convicciones y luchar por el primer, segundo, todos los pasos para avanzar a favor de las mujeres. Me gustaría mucho ser mentora de las nuevas generaciones y convencerlas con estos logros, con mi propia historia, que podemos acudir a los espacios para ser escuchadas, ya estamos en el escenario, ya tenemos voz, lo que se empezó a sembrar en 1987 ya es tierra firme, que no olvidemos, que no empecemos de cero, que no nos dejemos llevar por una voz radical que hoy llegó a estos espacios y creen que es la única, sí estuve yo en ese momento, pero hay otras, hay más, sumar, qué importante sumar”.

Su mirada y su voz transparentan una total honestidad cuando observa lo que se ha avanzado en el estado y lo que falta por hacerse.

“Respeto y exijo el derecho a manifestarnos, pero me preocupa que quienes tenemos más experiencia y abrimos espacios podamos no tener coincidencias con las nuevas generaciones, que alguien no les dé estos antecedentes, que se exhorte solamente la violencia creyendo que de esa manera va desaparecer la violencia. Posicionadas podemos exigir, las alianzas pueden surgir, pero sin perder la autonomía, lo que ha avanzado, y, sobre todo, con respeto. Sí, cada una desde su línea y postura, que reconozcamos el momento donde debemos ser todas juntas y respetemos el momento donde cada una debe seguir abriendo sus propios caminos. Estar unidas cuando es necesario, pero el patriarcado es muy astuto y a veces logra dividirnos y confrontarnos, eso nos hace retroceder muchos años luz, y no debemos permitirlo.

Lo que se logró con la Interrupción Legal del Embarazo en Hidalgo, revela con sencillez, “fue resultado de una suma de alianzas de diversas organizaciones, jamás de una sola persona como alguien quiere hacerlo creer. No, este logro fue por el trabajo en bloque, por la certeza de que lo primordial no era nuestras diferencias, sino el fortalecer y defender una de las más grandes luchas del feminismo en el mundo: la decisión sobre nuestros cuerpos es solamente nuestra. Por eso, repito: Juntas en lo justo, separadas con el compromiso que cada quien tenga como mujer y en su propia organización. Pero si no hay humildad y respeto, corremos el riesgo de perder mucho.

Inspirada con sus evocaciones, sonríe con humildad al reconocer que este recorrido “me ha hecho comprender que la primera vez que me asumí como feminista fue cuando estuve en Bogotá, en Casa de la Mujer. Esa vez me di cuenta de la importancia de pasar del Yo al Nosotras. Por eso, insisto, sumar, no restar. Cuando ustedes llegaron a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo también representaron un parteaguas, el tema no se abordaba desde la academia hidalguense, ustedes empezaron a ponerlo en la mesa, a compartir sus estudios, abrieron espacio como el Congreso de Empoderamiento Femenino, a escribir en la prensa sobre el tema, publicaron libros sobre la situación de las mujeres en el estado. Y sumamos, se acercaron, nos acercamos, compartieron herramientas académicas, compartimos nuestra perspectiva como hidalguense.”

Fue así como en 2015 Carmen Rincón organizó, por iniciativa de Luz Domínguez de la asociación “Diamante de Fuego”, un Conversatorio de Mujeres de Hidalgo. Llegaron las pioneras, las políticas, las institucionales, las periodistas, las académicas, de la comunidad LGBTTTIQ+, las nuevas generaciones, las amigas y las no amigas. “Se reflexionó sobre lo que se había logrado, hubo reclamos y se marcaron diferencias, pero cada una expresó lo que esperaba del movimiento feminista en Hidalgo, reconocíamos que formábamos parte de un movimiento feminista en nuestro estado y eso ya fue un gran avance, 27 años después reconocíamos nuestra existencia.”

Si bien Carmen Rincón detalla los logros, no deja de reconocer los momentos complicados como cuando discutieron la forma de elegir a la titular del Instituto Hidalguense de la Mujer, que fuera por terna y trayectoria. Lograron ser escuchadas, aunque algunas se salieron de la negociación quienes se quedaron ahora pueden acordar con más certezas con esta institución. Además, aborda con la misma fuerza de los primeros años el tema de violencia, realiza acompañamientos con mujeres que la sufren, por eso la Procuraduría General del Estado de Hidalgo se acercó a ella para crear una guía puntual de este proceso.

“Hoy me preocupa que se marche sin una meta fija, creo que falta una estrategia para la interlocución, tienes que escuchar y hablar y negociar con el otro. Deseo y trabajo para que confían en nosotras como mentoras, que nos vean como un pilar, un soporte de seguridad, que no se pierda la ética ni el respeto. De no ser así, nos vamos a fragmentar mucho. Yo no he dejado de trabajar, pero también sé hacerme a un lado si veo que los escenarios no son propicios, pero sigo trabajando, sin arrogancia ni protagonismo. Pero solamente nos vamos a fortalecer todas si salimos todas para coincidir y pactar. Solamente así el movimiento feminista en Hidalgo avanzará. 

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