Giorgia Meloni divide a las italianas, peligra el derecho al aborto y existen barruntos nacionalistas autoritarios

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La jefa de Hermanos de Italia, partido favorito para ganar las elecciones pertenece a la derecha posfascista desde los 15 años

Mujer que hace temblar a Italia y al mundo; romper con la UE con la defensa de la patria, dios y la familia cimbra a Europa

Redacción

SemMéxico/Euronews, Roma, Italia, 24 de septiembre, 2022.-    La ultraderechista Giorgia Meloni, es la gran favorita para convertirse en la primera mujer en presidir un Gobierno en Italia tras las elecciones del 25 de septiembre. Un volátil electorado, con un 40 por ciento de indecisos y abstencionistas, debe decidir si optan por el cambio que representa la candidata Meloni.

Los ultraderechistas Hermanos de Italia, de Giorgia Melonia defienden la identidad italiana, la iniciativa privada y los valores de la familia, contra lo que llaman «lobbies» LGBT. Tras ser la única oposición durante el mandato de Draghi y los gobiernos anteriores, Meloni representa en estos comicios la renovación.

Una mujer que representaría el cambio, pero que divide a las italianas

«Meloni me gusta desde siempre desde que empecé a interesarme por la política, decía una modelo entrevistada en Roma. Me gusta lo que dice y como se pone siempre del lado de las mujeres, y, de hecho, es la única mujer que se ha impuesto realmente en la política italiana, a pesar de que no ha sido fácil.»

«Considero a Giorgia Meloni una mujer muy fuerte. En este sentido me reconozco en ella como mujer italiana. Sin embargo, hay muchos aspectos de su campaña, de su mentalidad y de su política en los que no me reconozco», decía esta joven entrevistada.

«Sería estupendo ver a una mujer alcanzando el más alto grado en la política, pero no tiene porqué ser ella. Quizá mejor alguien con ideas un poco más abiertas, más actuales, digamos», decía otra italiana.

Grandes desafíos para Italia

Tras un largo periodo de inestabilidad política, Italia acude a las urnas el próximo domingo. Meloni es la gran favorita, y podría convertirse en la primera mujer presidenta del Gobierno de Italia en un momento de grandes desafíos para el país.

Tres asuntos claves de las elecciones del 25 de septiembre narran la agencia AFP, narra el contexto electoral.

El político italiano Matteo Salvini habla ante sus seguidores durante la fiesta anual de la ultraderechista Liga, el 18 de septiembre de 2022 en Pontida, al norte de Italia afp_tickers

Más de 50 millones de italianos han sido convocados a las urnas el domingo para unas elecciones legislativas anticipadas y marcadas por temas claves como la economía, la guerra en Ucrania y el futuro de los jóvenes.

Italia, país que no cuenta con un salario mínimo, es según la OCDE el único país europeo donde los salarios se han reducido entre 1990 y 2020 (-2,9%), debido a la falta de crecimiento y de productividad.

La tasa de empleo de mujeres es sólo del 55,4 por ciento, frente al 69 por ciento de media en la zona euro (74,6 en Alemania y 70 en Francia).

El país aún sufre la brecha entre el norte, rico industrializado con un tejido de exitosas pequeñas y medianas empresas, y el sur, pobre, con jóvenes que emigran.

La tasa de desempleo en Italia es del 7,9 por ciento significativamente superior a la de la zona euro, que se situaba en julio al 6,6 por ciento.

Italia se está desmoronando bajo una colosal deuda pública de más de 2.700 millones de euros (casi la misma cifra en dólares), alrededor del 150% del PIB, la proporción más alta en la zona euro detrás de Grecia.

La sombra de Rusia

Italia, que forma parte de la OTAN desde su fundación en 1949, alberga varias bases militares de la organización en su territorio, en particular en Nápoles, Sigonella (Sicilia) y Aviano (norte).

Históricamente ha mantenido buenas relaciones con Rusia, aunque condenó con firmeza a inicios de año la invasión rusa de Ucrania y bajo el liderazgo del primer ministro saliente Mario Draghi decidió enviar armas a Ucrania, una medida que divide en dos y por igual a los italianos.

Dos veteranos de la política italiana, el ultraderechista Matteo Salvini y el magnate conservador Silvio Berlusconi, de la coalición favorita según los sondeos, son conocidos por sus estrechos lazos con Vladimir Putin.

Por ello las sanciones a Rusia figura entre los temas que dividen a esa coalición.

Mientras Salvini presiona para que se suavicen las sanciones contra Moscú, por considerarlas ineficaces y contraproducentes, Giorgia Meloni, su compañera de coalición y líder del partido posfascista Fratelli d’Italia, que domina las encuestas, defiende las sanciones a Rusia, así como el envío de armas a Ucrania.

La antigua estrategia italiana, de jugar en varias bandas, con la Unión Europea, la OTAN y Estados Unidos, y al mismo tiempo mantener el diálogo con Putin es probable que regrese con el gobierno de derechas.

El ‘Japón de Europa’

Apodado el «Japón de Europa», Italia es el país con la población más vieja de la Unión Europea con una edad media de 47,6 años, según Eurostat.

Con una tasa de natalidad promedio de 1,25 hijos por mujer en 2021, combinada con una esperanza de vida cada vez mayor (82,4 años), la península podría registrar un descenso notable de su población de 60 a 47,6 millones de habitantes en 2070, una pérdida del 20%.

El país también debe lidiar con una hemorragia de cerebros y de jóvenes que se van a trabajar al exterior. Según Istat, ese fenómeno va a tener «consecuencias en el mercado laboral y en la programación económica futura» y pone en peligro el «nivel actual de bienestar» del país, es decir, la financiación de su sistema de pensiones y su cobertura de salud.

Propaganda electoral con el rostro de Giorgia Meloni/foto AP  

Quién es Giorgia Meloni: Testimonio de Irene Savio

Hasta hace poco, en España, Giorgia Meloni (Roma, 45 años), la presidenta del partido de extrema derecha populista Hermanos de Italia, era prácticamente una desconocida; y, sin embargo, su nombre es hoy imposible de ignorar.

Esto vale no solo para Italia, sino para todos los países europeos. Porque la cúspide de la carrera de Meloni coincide con un escenario que pone los pelos de punta a las capitales de los principales países occidentales y democráticos: la posibilidad, muy concreta según las encuestas, de que esta política, nacida al calor de las reminiscencias del posfascismo, gane las elecciones el 25 de septiembre en Italia, un país fundador de la Unión Europea (UE).

Semejante realidad resulta asombrosa teniendo en cuenta ya no sólo el molde ideológico radical de Meloni, sino el vertiginoso ascenso de Hermanos de Italia. Un partido fundado en 2012 que, en las elecciones europeas de 2014, alcanzó un decepcionante 3,67% de los votos, y que, en las generales italianas de hace cuatro años, obtuvo a duras penas el 4,35%; esto es, alrededor 20 puntos menos que la intención de voto señalada actualmente por diversas empresas de sondeos.

Crecimiento récord

Hay un hecho que los analistas suelen repetir para dar una respuesta al cómo Meloni ha llegado hasta aquí: que en dos ocasiones renunciara, en momentos difíciles para Italia, a integrar Ejecutivos que le habían abierto la puerta.

Ocurrió cuando en 2018 el populista Movimiento 5 Estrellas (M5E) se alió con la también derechista Liga de Matteo Salvini. Y pasó de nuevo con el nombramiento en 2021 como primer ministro del exbanquero Mario Draghi, quien había pedido un Gobierno de unidad nacional. Las turbulencias ocasionadas por las catástrofes de estos años —primero la pandemia y luego la guerra en Ucrania—, y su impacto en la población, han coincidido con el crecimiento récord de Hermanos de Italia.

Sin embargo, este acelerado éxito no ha sido fruto de la improvisación; Meloni, desde tiempo no es una novata de la política. Por el contrario, sus orígenes políticos y su vínculo con la derecha posfascista, tienen raíces profundas, que remiten a su propia situación familiar. Una historia que inicia en una familia humilde, con un abuelo siciliano que emigra a Roma para garantizarse un puesto de funcionario público, y una madre soltera abandonada por un padre de la Roma rica, que prefería navegar por el mundo a pasar tiempo con sus hijas. Un agravio que dañó su relación con su progenitor desde los 11 años, después de una discusión en la isla de La Gomera (Canarias), a la que Meloni había viajado en más de una ocasión hasta ese momento y donde aprendió a hablar en español.

Los artistas italianos, en guerra abierta contra la extrema derecha

Es en este contexto en el que Meloni llegó a afiliarse, con apenas 15 años y durante los tempestuosos años de los escándalos de corrupción, al movimiento juvenil del posfascista Movimiento Social Italiano (MSI) de Garbatella, entonces uno de los barrios más pobres y de izquierdas de Roma. «No pensé que llamando a la puerta blindada del Frente de la Juventud encontraría mi segunda familia. Una familia sin duda más numerosa que la mía de origen», relata Meloni en su gruesa autobiografía.

Meloni no teme llevar la contraria y defender a una derecha dura, con un bagaje ideológico conservador y católico, nacionalista y centralista

En efecto, como ella misma cuenta, los últimos años de la secundaria son también su primera escuela política. Son años difíciles en Roma, los viejos sistemas del siglo XX se están desmoronando, y Meloni no teme llevar la contraria y defender a una derecha dura, con un bagaje ideológico conservador y católico (admira a Juan Pablo II y a Benedicto XVI), nacionalista y centralista. Y lo hace incluso en los círculos más hostiles a su forma de ver el mundo, algo que llama la atención. «La echábamos de las reuniones estudiantiles, pero ella volvía una y otra vez», confiesa un antiguo militante de izquierda.

Carrera política

Así llegan los primeros resultados. Con tan solo 21 años, logra obtener un escaño como consejera en la diputación de Roma, representando a Alianza Nacional (AN), el partido entonces heredero directo del MSI, y forja también una sólida amistad con Francesco Lollobrigida, nieto de la famosa actriz Gina, marido de la hermana de Meloni, Arianna, y considerado hoy uno de los ‘coroneles’ de Hermanos de Italia. El ascenso de la política empieza entonces a ser imparable. En 2006, tiene solo 29 años, pero aun así Gianfranco Fini, entonces líder de AN, le pide ser vicepresidenta del Congreso. Dos años después, con una exposición mediática ya bastante elevada, la eligen ministra de Juventud, un cargo que ocupa de 2008 a 2011.

La supuesta financiación rusa a la derecha italiana agita aún más la convulsa campaña electoral

Es otro momento trascendental de su trayectoria. Tras la abrupta caída del Gobierno de Silvio Berlusconi, junto con un grupo disidente del Pueblo de las Libertades (partido fundado en 2007 de la fusión de Forza Italia y AN), Meloni critica que Berlusconi dé su apoyo al Gobierno del tecnócrata Mario Monti, y crea a Hermanos de Italia. El grito al cielo ya entonces va al corazón de la UE, a la ella que responsabiliza por la crisis, en tanto nace el vínculo con Santiago Abascal, el líder de Vox, y el entonces gurú de Donald Trump, Stephen Bannon. Con la UE, «estoy enfadada (…) por aquellos que la convirtieron en un parque de diversión de tecnócratas y banqueros», dirá después. De ahí también el miedo que provoca.

Romper con la UE

Nadie tiene certezas sobre el camino que emprenderá Italia después del 25 de septiembre, día de los comicios en el país. Durante la campaña electoral, la ultraderechista a menudo ha repetido que no quiere romper con la Unión Europea ni salir del euro. Pero también ha insistido en que su intención es defender la primacía del interés nacional italiano, y ha hecho propuestas que suponen potenciales conflictos futuros con otros países del club europeo y con Bruselas. “¿Le preocupa a Europa que Meloni esté en el Gobierno? Se acabó la diversión, defenderemos a Italia”, ha dicho en múltiples ocasiones.

Otro asunto es el proyecto de transformar la República Italiana en un sistema presidencialista, lo que la izquierda teme pues considera que podría llevar el país a una deriva autoritaria.

 De igual modo, también han suscitado preocupación sus posturas sobre la familia y el aborto, que Meloni dice no querer abolir, aunque, en las regiones italianas en las que gobierna su partido (Las Marcas, por ejemplo), asociaciones que defienden que las mujeres puedan interrumpir sus embarazos denuncian grandes obstáculos para ejercer este derecho. No en vano uno de los lemas que (desde siempre) la política romana reitera orgullosamente es “Dios, patria, familia”.

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