Relegan Programas de Género en ocho entidades gobernadas por mujeres; sin publicar sus programas para eliminar la violencia de género o la igualdad
En cambio las gobernadoras de 1979 a 2019, hicieron mucho más, por presidentes más flexibles que apoyaron
Sara Lovera
SemMéxico, Ciudad de México, 5 de mayo, 2024.- Los programas para la igualdad entre hombres y mujeres y para erradicar la violencia de género quedaron relegados en ocho de los nueve estados que actualmente son gobernados por mujeres, ya sea porque no se han aprobado ni publicado planes de gobierno en la materia o porque los presupuestos se recortaron o tuvieron aumentos marginales en los últimos años.
Las investigadoras Janette Góngora Soberanes, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y Adriana Ortiz Ortega, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), revisaron los avances en materia de género de las ocho entidades cuyos gobiernos son encabezados por mujeres desde 2021 y 2022, en los que encontraron que en su mayoría no han aprobado ni publicado el Programa Estatal para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (PEPASE) y ni el Programa Estatal para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres (PROIGUALDAD).
Se trata de los casos de Baja California, Colima, Guerrero, Tlaxcala, Campeche y Quintana Roo, con gobernadoras morenistas, además de Aguascalientes y Chihuahua, con gobiernos del PAN. El Estado de México, gobernado por Delfina Gómez, no fue incluido porque su mandato inició a finales de 2023.
Solo uno de estos ocho estados, Guerrero —gobernado por Evelyn Salgado Pineda—, aprobó ya su programa contra violencia de género (PEPASE), mientras que en Quintana Roo —encabezado por Mara Lezama— el programa se presentó apenas en febrero de este año y está a la espera de ser aprobado por su Congreso.
En el caso de PROIGUALDAD solo dos estados lo aprobaron ya: Chihuahua, gobernado por Maru Campos, y Guerrero.
Janette Góngora y Adriana Ortiz, autoras del estudio El impacto de las gobernadoras en generar políticas públicas para alcanzar la igualdad de género y la prevención de la violencia de género, señalan que paradójicamente, ocho gobernadoras que ejercieron el poder entre 1979 y 2019, tuvieron mayores avances aun cuando no existían los instrumentos de una política institucional de género, ni presupuestos etiquetados.
Las gobernadoras que llegaron al poder a partir de 2021 lo hicieron bajo el principio de igualdad sustantiva, ya que dentro de las reglas electorales se dispuso que la mitad de las candidaturas a las gubernaturas fueran para mujeres.
Seis de los 15 estados cuyas gubernaturas se disputaron ese año terminaron gobernados por mujeres: Marina del Pilar Ávila en Baja California, Layda Sansores en Campeche, Indira Vizcaíno en Colima, Lorena Cuellar en Tlaxcala, así como Chihuahua y Guerrero. Aguascalientes renovó su gubernatura en 2022, la cual ganó Tere Jiménez, lo mismo que Quintana Roo.
Las investigadoras de la UAM y el ITAM revisaron los planes estatales de desarrollo y los presupuestos, ya sean federales o locales, para cumplir con la transversalidad de género y encontraron que se quedaron estancados.
En el caso de Baja California, el presupuesto para políticas de igualdad y atención a la violencia contra las mujeres paso de 14.9 millones de pesos en 2022 a 15.6 millones en 2023; en el mismo periodo Chihuahua pasó de 70 a 71.1 millones, Colima de 5.9 a 6.7 y Tlaxcala de 12.6 a 13.3 millones de pesos. En decir, en estos estados se dio un aumento de menos de un millón de pesos al presupuesto de igualdad y erradicación de la violencia.
Caso contrario es el de Aguascalientes, cuyo presupuesto 2022 fue de 23.3 millones de pesos, para el año siguiente aumentó a 32.7.
Para Góngora Soberanes y Ortiz Ortega la insuficiencia de los recursos públicos destinados a atender y solucionar la problemática de género afecta directamente a las mujeres en cuestiones como la salud reproductiva, la mortalidad materna, la falta de acceso a recursos económicos y la violencia.
Las investigadoras explicaron que en los últimos 30 o 40 años se fueron creando mecanismos para la igualdad, pero fue a partir de la década de 1990 que el Estado se comprometió seriamente a generar políticas públicas con mirada de género impulsado por las mujeres que supieron aprovechar la flexibilidad de algunos presidentes o el momento internacional.
Destacan los casos de Griselda Álvarez, la primera mujer gobernadora, cuyo mandato en Colima (1979-1985) se destacó por el impulso a la educación y formación de las mujeres; Dulce Ma. Sauri (Yucatán 1991-1993), Rosario Robles (Distrito Federal 1999-2000) o Amalia García (Zacatecas 2004-2010), quienes impulsaron las cuotas de género en la política y el derecho de las mujeres a elegir sobre su maternidad, pero la que más hizo como mandataria fue Claudia Pavlovich (Sonora 2015-2021), cuando ya había más instrumentos y leyes, como la de la violencia de género.
Janette Góngora y Adriana Ortiz señalaron que los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto dejaron trabajar a las gobernadoras pues se implementaron cambios constitucionales que los obligan, como el de 2011 en el que se incorpora el principio de progresividad de los derechos humanos.
“Hoy la sorpresa es la no aplicabilidad, ni de la ley, ni de los compromisos internacionales. Ello por la concentración en el Ejecutivo, la militarización, que generó la lógica de gasto, y como desde ahí se va a desconocer la totalidad de las agendas de mujeres, el feminicidio, la no ejecución de los presupuesto. No existen medidas para crear políticas públicas con perspectiva de género, por ejemplo, para los cuidados”, dice Adriana Ortiz, investigadora del ITAM.
“Pero lo más perverso, a pesar de todo lo que nosotras fuimos creando, consiste en poner mujeres en puestos de jefatura, que debía llamarse jefatura subrogada, al poder presidencial”, acusa
Eso es un detalle; vean el todo, la pregunta correcta es si gestionaron bien o no la seguridad en general, no la seguridad de las mujeres ¿O qué son las mujeres? ¿Ciudadanos de primera? ¿El resto es secundario?