Angélica de la Peña Gómez
SemMéxico, Ciudad de México, 24 de junio, 2024.- Lograr que la Constitución establezca como principio rector a la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres y que se aplique la paridad en todas las candidaturas a puestos de elección popular, y en cargos públicos, no ha sido fácil, y tampoco está siendo fácil que se respete este marco jurídico que corrige la discriminación ancestral e histórica que ha excluido a las mujeres de sus derechos.
Pero las resistencias a los cambios legales que reconocen a las mujeres como sujetas de derechos políticos y electorales se expresan descaradamente en cada proceso electoral. Ante esto, es necesario señalar que el peor enemigo de la paridad es el partidismo machista, porque es ahí, en las dirigencias de los partidos dominados por hombres que no comparten nuestra lucha, donde se gestan las trampas para tergiversarla.
Y no hay partido que se escape de no hacer fraudes a la ley, usurpando los espacios que corresponden justamente a las mujeres, Por ejemplo, la simulación de convertir a señores, por omisión o comisión, en mujerestrans, lo que es una farsa que puede perpetrarse por el grado de misoginia y animadversión contra las mujeres.
Las trampas del machismo partidista tienen su historia. Recordemos que en 2008 mujeres diputadas renunciaron para que su suplente, un señor, ocupase la curul. En 2018 el fenómeno fraudulento volvió a aparecer en la elección local de Chiapas, las mujeres renunciaron para dejar su espacio a los señores. Y ese año hombres se hicieron pasar por muxes en Oaxaca, lo que pudo ser corregido a tiempo por la autoridad jurisdiccional.
En la pasada elección del 2 de junio, han sido electos como “alcaldesas” en Michoacán más de 30 señores que de un día para otro, sin tapujos, se han convertido en mujeres trans, para ocupar espacios señalados para mujeres. Habría que hacer una revisión de toda la elección que tuvo por primera vez, una contienda en el nivel municipal de cientos de cargos.
Michoacán es un caso vergonzoso y los partidos políticos tienen la principal responsabilidad en el fraude alevoso al registrar a señores en espacios que corresponden a las mujeres, pero también los órganos electorales tienen responsabilidad al abrir la inclusión basada en un lineamiento de buena fe, que termina dañando la lucha de siglos, que las mujeres han emprendido en contra de su opresión.
La magnitud de las trampas, donde señores de repente se autoadscriben como mujeres trans, para ser incluidos en los espacios que corresponden a las mujeres, es realmente inaceptable y una burla a la inteligencia. Estas trampas evidencian es posible se simule la percepción del “fuero interno de una persona” que siendo hombre toda su vida, se dio cuenta de un día para otro, que es mujer, casualmente antes de su registro en su municipio donde debía cumplirse la paridad.
Esta situación debe corregirse para no permitir que se invoquen las acciones afirmativas para impedir el avance de los derechos de las mujeres.
No se puede negar que estos hechos, también evidencian diferencias que es necesario se pongan a discusión con la debida libertad, sin censura o ataques. Las reflexiones y argumentos deben tomar en cuenta que la magnitud de la discriminación de las mujeres por serlo, llevará más de 130 años erradicarla en las estadísticas más optimistas. Concluyo señalando que no es correcto, ni ético, ni legal, entorpecer el proceso de emancipación de la mitad de la humanidad.
*Defensora de derechos humano