Rogelio Hernández López
SemMéxico, 27 de septiembre, 2021.- Hablar y convencer a la gente que escucha es una habilidad que no pudo desarrollar este veterano reportero. El nerviosismo natural se agiganta cuándo se trata de exponer ante un público especializado en ideas de cambio social y siempre presto para debatir a la menor provocación, como son las y los comunistas mexicanos. Como es uno de los públicos más difíciles, es muy alto el riesgo de ser reprobado, abucheado o corrido. Por eso, de entrada, agradezco la valentía de Daniel Carlos García, editor colegiado de la revista semanal Tribuna Comunista, para invitarme a esta mesa redonda.
UNO. Me excluyo de abordar directamente el tema de la prensa comunista en México hasta nuestros días porque aquí está Humberto Musacchio. Nadie puede hacerlo mejor que él. Es el periodista historiador vivo más fecundo de la prensa Mexicana y además desde la óptica izquierda. Me parece que se puede encontrar en librerías su Historia Gráfica del Periodismo en México, leerse su narración de El Machete original que después se llamó La Voz de México y ensayos como el que publicó en Nexos sobre la prensa de izquierda mexicana, que se llamó El Marx nuestro de cada día.
Musacchio, además puede aportar muchísimo a esa estrategia de comunicación de Tribuna porque él fue uno de los “sacrílegos” que fundó la exitosa revista El Machete en 1979. Digo sacrílegos porque en ese impreso, con mucha visión y audacia hicieron una publicación que superaba a muchas comerciales por ser bien planeada, bien redactada, bien editada, bien diseñada, bien impresa, bien distribuida y sobre todo porque se adelantaron a tratar con seriedad, pero sin solemnidad temas espinosos para México y para las izquierdas. Una revista que resultó sorpresiva para miles de lectores, que provocó debates entre políticos y académicos, que trastocó ideas endurecidas por la ortodoxia de las izquierdas políticas acerca de la prensa comunista y que por todo eso algunos dirigentes duros del Partido presionaron hasta cerrarla.
DOS. Aunque modestamente algo puedo aportar ahora y un escenario futuro de Tribuna Comunista. Soy un reportero desde hace 44 años, al que todos sus colegas lo han rotulado como el periodista de izquierda, rojillo. Y además no podría ni quiero negarlo. Las y los comunistas representan el mejor accidente de mi vida, me empujaron a tener otra visión del mundo que trato de poner en mi trabajo como periodista. Permítanme la infidencia de referir algunos de los culpables.
En 1977 gracias a que quienes decidían en el Partido Comunista Mexicano fui adscrito como reportero y redactor a la revista semanal Oposición; luego, me permitieron dirigir allí una sección de nicho sobre sindicatos y empresas que entonces no había en la prensa comercial, sección que reporteros de esas fuentes llegaban a buscar el fin de semana; después, me comisionaron para hacer una cobertura periodística de 40 días en la Guerra de Nicaragua.
También gracias a la orientación de mi célula Froylán C Manjarrez, donde estaban Musacchio, Tere Gil, Jorge Meléndez y otros periodistas profesionales, me puse como objetivo incorporarme al diario Excelsior como reportero con enfoques de izquierda; desde allí fui una de las tres personas que estuvieron, de principio a fin, en toda la campaña electoral para la Presidencia de la República de Arnoldo Martínez Verdugo, como se cuenta en el libro Zócalo Rojo que hicimos Roberto Rock y yo. Desde entonces me convertí, desde el periodismo y sin militar en partidos, en observador sistemático de las izquierdas y de los problemas de mis colegas. Hay ahora muchos más periodistas profesionales en todo el país, viejos y jóvenes, con la visión ética de servir más a la sociedad que a los poderes.
TRES. La atmósfera del cambio. Por un lado, se percibe que al cumplir tres años como Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador sí ha logrado impulsar una etapa de cambios en el régimen político, de reconfiguración del Estado mexicano para recuperarle fortaleza, de limpieza y reordenamiento de instituciones, de mayor incidencia para el bienestar social de la población más empobrecida.
Gracias a eso y a su estilo de comunicación política, que impone agenda nacional y confronta malas prácticas de periodistas y medios convencionales, ha logrado continuar con un impresionante consenso popular de más de la mitad de la ciudadanía.
Los que queríamos cambios y actuábamos en los años 70 éramos miles, hoy somos millones. Esta es la etapa que se percibe. Hay una atmósfera social propicia para construir ciudadanía y organización cívico popular y empujar desde la base transformaciones más profundas que garanticen justicia, equidad, libertad y sobre todo igualdad económico social.
Para esas condiciones propicias parece venir otro cambio. El abanico pluriclasista y pluripolítico que es Morena, podría transformar su perfil de mera agencia electoral. Este 20 de septiembre comenzó a divulgar que, por fin, logró un acuerdo de unidad de sus 18 gobernadores, 51 senadores, 130 de sus diputados federales, de los cinco directivos de sus corrientes principales y otros 15 de su comité ejecutivo. Un acuerdo cupular para que en 2022 comiencen a aplicar un plan de construcción partidista con afiliación masiva a toda persona que lo desee, construir comités de defensa de la 4T y allí comenzar la capacitación. Eso abre un gran campo de oportunidades para que las izquierdas políticas apliquen estrategias y políticas que han diseñado lentamente en estos tres años de cambios.
CUATRO. ¿Pero dónde están las izquierdas políticas y los comunistas? A tres años de iniciada esta etapa también se percibe algo contrastante. No se nota que los militantes de las izquierdas socialistas estén influyendo sensiblemente ni en el sentido de modificar el Estado, ni en organización social, ni en la capacitación política de los amplios sectores simpatizantes del cambio que dirige Andrés Manuel. Es posible que en Morena militen socialistas y comunistas bien formados, pero se perciben muy pocos al igual que su cantidad y escasa influencia en los movimientos sociales, en las cámaras del Congreso de la Unión, en los 19 congresos locales y en los equipos de las 18 gubernaturas. Igual en el gobierno central escasean socialistas y comunistas con excepción de Alejandro, Luciano, Elvira y otros poquísimos en niveles menos destacados.
Las izquierdas políticas dan la impresión de que están mirando pasar el ferrocarril de los cambios. Sabemos que desde un poco antes de 2018 decenas de organismos hacen esfuerzos por reagruparse, por unificarse entre ellos y otras corrientes dispersas, que se empeñan en elaborar análisis, pero con modelos teóricos y metodologías anacrónicas como sus estilos de lenguaje tan conceptuales que alguien los llama “martillazos teóricos” y que solo circulan entre sus similares.
Los empresarios y las derechas pueden estar tranquilos: en 2021 no hay ninguna amenaza de comunismo en México.
CINCO. Poca prensa de izquierda y a la antigüita. En la atmósfera mediática (campo de batalla política por definición) si existen medios de prensa profesionales, con aceptación social e influencia creciente que tienen orientación democrática, que son críticos y no tienen la consigna de ser opositores al gobierno federal; la mayoría de estos tienen alta presencia digital como La Jornada, Contralínea, Julio Astillero, Aristegui Informa, Sin Embargo y algunos similares en capitales de los estados que sin ser propiamente de izquierda ayudan a la atmósfera de cambios.
En los años recientes he podido ver impresos, y un sinfín de sitios web elaborados por agrupamientos de las izquierdas, pero se notan menos que los impresos que vimos en los años 70 y 80. Ninguno de estos ha podido entrar al mercado de masas y menos ser referente de información y opiniones como si lo hicieron por breve tiempo Oposición, la revista el Machete y Corre la Voz. El caso del diario impreso y el diario digital Regeneración de Morena merecen análisis aparte, pero no son de izquierda socialista. Empero, hay que tomar en cuenta ese modelo y mejorarlo.
En resumen, para estos tiempos de México, cuando hay millones de personas con un nivel mayor de conciencia política y de participación a las que había en los años 80, los medios de prensa de movimientos políticos de izquierda difícilmente logran 2 mil lectores en impresos o más de 1 mil 500 seguidores permanentes en sus páginas digitales. Quizá sea porque mucha gente que los ve y que no es parte de estas agrupaciones, no regresan a ellos porque les quede un sabor de boca a rancio por las narrativas, el lenguaje, la solemnidad y la declaración sistemática de querer la revolución socialista y despreciar el reformismo y la gradualidad de los cambios.
SEIS. Finalmente, Tribuna Comunista. Con motivo de su noveno aniversario les mandé un pequeño texto que dice así:
Nueve años de promover y aceptar colaboraciones, encontrar textos de análisis, coordinar, editar, montar y difundir más de cien páginas cada semana es una proeza, casi titánica cuando se hace con recursos económicos limitados. Es de reconocer y felicitar a quienes coordinan y colaboran sistemáticamente.
Quiero creer que para el futuro cercano el Movimiento Comunista Mexicano podría aprovechar las condiciones creadas en la etapa actual de México y el potencial humano de los cientos que participan en esta revista semanal de distintas maneras, así como la autoridad moral que han ganado históricamente los comunistas mexicanos, para iniciar una estrategia nacional de comunicación, con Tribuna Comunista en el centro, que la convierta en una referencia informativa popular.
Es una aspiración personal que esta parte de las izquierdas se actualicen porque, al igual que el literato Juan Villoro “Pertenezco a la generación en donde las ilusiones estaban en oferta”. Y también, como él, entiendo que las siguientes generaciones poco a poco se les fueron acabando los sueños de grandes transformaciones por todas las crisis que han sufrido. Por eso vemos que una gran mayoría de mexicanos de hoy sabe que se necesitan cambios, aunque sean pequeños, urgentes y necesarios y por siguen a quienes los propician. Tribuna Comunista puede ser uno de estos motores.
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Nota. – Una versión más amplia de este texto fue elaborada para su lectura el domingo 26 de septiembre en la mesa redonda La prensa comunista en México hasta Tribuna Comunista, celebrada en Los Pinos durante en el Primer Festival de ese órgano de análisis y debate del Movimiento Comunista Mexicano.