Patricia Briseño
SemMéxico, Oaxaca, Oax., 11 de agosto, 2023.- “Nos nombramos esperanza porque tomamos como responsabilidad asegurar un mañana para las futuras generaciones”, coincidieron unas 200 indígenas, mestizas y afromexicanas del campo y de la ciudad en la clausura de los trabajos del Primer Encuentro Interno de Mujeres del Congreso Nacional Indígena (CNI), celebrado en Ciudad de México.
Durante dos días, delegadas y concejalas del Consejo Indígena de Gobierno (CIG) y CNI, infancias y varones solidarios se reunieron para denunciar los atropellos contra sus derechos como mujeres indígenas y sus territorios, amenazados por megaproyectos como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y el Proyecto Integral Morelos, así como por la militarización, la violencia patriarcal, el racismo y la marginación.
“A las defensoras de la madre naturaleza y de los derechos de nuestros pueblos que nos enfrentamos a estos megaproyectos, nos criminalizan, nos hostigan, nos desprestigian, nos calumnian, nos encarcelan, nos torturan, nos asesinan”, coincidieron.
Con ello perdemos la paz –advirtieron– aumenta la violencia contra nosotras, contra nuestras hijas y nuestros hijos, contra las personas de la diversidad sexual y contra nuestros compañeros; “nos convierten en objeto sexual, nos faltan al respeto, nos secuestran, nos venden, nos violan, nos golpean, nos matan”.
Reunidas en la “Casa de los Pueblos y comunidades indígenas Samir Flores Soberanes”, acudieron mujeres procedentes de los estados de Baja California, Campeche, Ciudad de México, Chiapas, Chihuahua, Colima, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Sonora, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán.
Las mujeres originarias de comunidades afromestizas, afroamexicanas, binni zaa, chol, chontal, coca, kora, guarijío, kumiai, maya, mazahua, mazateca, mepha, mestizo, nu savi, nahua, nayerí, nuntajiyi, ñhañhu, odame, otomi, purépecha, rarámuri, tojolabal, totonaco, tzotzil, tzeltal, wixárika, yaqui y yoreme, tejieron una red comprometida con la lucha antipatriarcal.
“Somos las mujeres que luchamos que nos organizamos, que aprendemos a decir no al maltrato, no al silencio, no a la guerra”, asentaron.
En el encuentro se conmemoraron los 30 años de que las mujeres zapatistas lograron la aprobación de su Ley Revolucionaria, que les ha permitido llevar a la práctica cotidiana un mundo libre de machismo y de violencia, y en la autonomía, “participar en la construcción de una vida digna”.
Finalmente, convocaron a seguir consolidando redes y puentes entre ellas, y con los pueblos de todo el mundo, “que resistimos en contra de este sistema de muerte, porque esta lucha es por la vida”.