Troglodita

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Martha Canseco González
SemMéxico, 17 de agosto, 2020.- En 1884, hace apenas 136 años, Federico Engels escribió “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”. Ahí el filósofo y sociólogo alemán explica muy claramente, cómo es que surgieron estas tres instituciones de manera simultánea.

Antes de la caída de las monarquías europeas estos conceptos no existían, así que es de risa loca que en libros de texto, películas y museos aparezcan imágenes prehistóricas donde hombres y mujeres de las cavernas conforman familias, con una hijita y un hijito. Vi estas representaciones en el Museo de Historia Natural en la Ciudad de México hace muchos años, incluso me llamó la atención qué en esas imágenes de bulto, las primitivas no tuvieran pechos, pueril censura.

Es decir, los conceptos de familia, propiedad privada y estado son muy recientes. Antes de eso las sociedades se aglutinaban en comunidades alrededor de los monarcas, ellas y ellos eran el centro de todo, de lo político, social, religioso, económico, ¡vamos piensen en todo! Y Todo les pertenecía.

Así, un hombre, la mujer con la que se unía y las hijas e hijos que tuvieran, eran súbditos del rey y no tenían libre albedrío, ni mucho menos ciudadanía ni derechos de ningún tipo.

Fíjense lo que implicaban esas restricciones. En la antigua Inglaterra la palabra FUCK eran las siglas de “Fornication Under Consent of the King”. Las y los súbditos no tenían permiso de tener sexo sin el consentimiento del rey, claro se entendía entonces que el sexo sólo era para procrear y cuándo se conseguía la venia real, era necesario poner ese cartel fuera de la vivienda para que la pareja no fuera amonestada.

A la caída de las monarquías, los hombres comunes y corrientes organizaron al estado y se convirtieron en los dueños de las tierras, de las mujeres, de las hijas e hijos y de todo lo demás, así surge la propiedad privada. Los únicos que se liberaron del yugo monárquico fueron ellos y ellos pasaron a ser el rey de su casa, de la sociedad, de la cultura y del mundo.

Pero eso ha tenido serias consecuencias, tantas que ya nos costaron dos guerras mundiales. Para fortuna de todas, todos y todes, al finalizar la segunda de ellas, la sociedad toda se dio cuenta de la necesidad de impulsar todos los derechos humanos y dejar de concebir a ellos como los únicos destinatarios.

Han pasado 70 años y demasiados hombres siguen sin entender. Las sociedades ya se deshicieron de las monarquías, las que hay están en crisis. Seguimos pagando nuestra cuota humana, no sólo de hombres, sino también de mujeres, niñas y niños en guerras y conflictos organizados por ellos que insisten en ser los reyes y dueños del mundo, póngale usted el nombre que quiera, dictadores, empresarios, líderes, feminicidas, pedófilos, tratantes, narcos, políticos y demás alimañas.

Por eso, lo que ocurrió con el senador por Nuevo León, Samuel García y su esposa Mariana, no puede pasar desapercibido. Hay que avisarle al político que ya no hay reyes y que Hitler ya murió, sobre todo que las personas no le pertenecen.

Es qué las imágenes tanto de él cómo de ella, dicen tanto, yo que soy muy dada a leer lo simbólico ahí les va.

Samuel aparece comiendo como troglodita, así que ya no le voy a decir senador sino “cenador”, su imagen recuerda a las escenas de películas de época en que vemos a los reyes cenando así, como él. Comen así porque no hay reglas, ni normas y mucho menos buenas costumbres para ellos, para eso son los emperadores, que los demás se frieguen, eso en mi rancho se llama hegemonía.

El cenador traga costillas y le llama la atención a su “costilla”, ambas le pertenecen la de cerdo y la humana, por eso a una la consume sin misericordia ni agradecimiento, cero acto erótico y a la otra le llama la atención como sí de una niña se tratara, la condena a una infinita minoría de edad. Así que el cenador no es su esposo, es su padre y sobre todo le recuerda y le hace saber que le pertenece, que él es el rey.

La reacción de ella de sorpresa, ¡pobre mortal, se creía una mujer con derechos!, pero sin lugar a dudas es una mujer como la que el patriarcado quiere. Ella, más plegada a la fórmula del costo-beneficio, no sabe que lo que tendrá que pagar por haberse casado con un “buen proveedor”, es la conculcación de sus derechos, ya no se puede llamar a engaño.

Finalmente, Mariana terminó hincándose culpándose ella por el incidente, ¡la culpa, la maldita culpa que nos somete a nosotras! y sobre todo lo que espera el rey de su súbdita, pidiendo perdón. Agradar y ser complaciente por mandato para no perder “privilegios” que le saldrán carísimos.

Estoy escribiendo esto y mis queridas amoras mandan este mensaje por Watts: “Uno de los más crueles mandatos de la “feminidad” es el necesitar ser querida, a cualquier precio. Cuando dejes de necesitar ser querida, dejarás de ser complaciente. Entonces, no se quedarán a tu lado quienes necesitas que te quieran; se quedarán solamente las personas que te quieran”.

Por cierto, las amoras, son mis compañeras del círculo de lectura que encabezo desde el año pasado, cada vez más me fascina ese grupo. Ellas solitas, se empezaron a nombrar así luego de que leyéramos “Amora” de Rosa María Roffiel.

Abro aquí un paréntesis para recordarle a todas las mujeres de México que, en el seno familiar, en la vida cotidiana y en la intimidad con la pareja, no pierden su ciudadanía, que siguen siendo en estos ámbitos mujeres con derechos, pero que el patriarcado nos exige que renunciemos a ellos en nombre del amor, ¡Nunca lo hagan!

Vieron las disculpas que dio García, mejor se hubiera quedado callado, literal mandó a sus compañeras de bancada a que defiendan a su rey, o sea él. Cuando un hombre como el cenador que ya mostró el cobre habla de patriarcado, feminismo e igualdad, no hay que creerle ¡nada de nada!, no se vayan con la finta, acuérdense que las mujeres hemos pasado del príncipe azul al hombre feminista y la verdad ninguno de los dos existe.

Para colmo de males, sus publicistas subieron una fotografía de él planchando una camisa, nada más que no se aprecia si la plancha está conectada. Cuando no se consulta con especialistas en comunicación y género, éste es el resultado.
Samuel García tiene aspiraciones políticas para la gubernatura de Nuevo León, había que preguntas a las y los regios, ¿quieren gobernador o rey?, ustedes deciden. Claro con la esperanza de que quién llegue al poder no se comporte como rey o como reina.

botellalmar2017@gmail.com

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