- Precandidata de Movimiento Ciudadano a gobernar Oaxaca afirma que no toda la clase política debe ser puesta en el mismo saco
- La gran posibilidad está en el 51 % de la población que no votó por Morena-AMLO
Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico, Oaxaca, 17 de enero, 2021.- Alejandra Morlan, actual precandidata de Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Oaxaca, reconoce el reto y la responsabilidad que están sobre sus hombros; le preocupa el descontento de la ciudadanía con la clase política y advierte que “no toda la clase política debe ir en el mismo saco”; lamenta que los partidos “tradicionales” no entiendan sobre paridad e igualdad sustantiva y sigan negándose al reconocimiento de nuevos liderazgos y al relevo generacional.
Ella es una de las pocas mujeres que se prevé, podrían estar en la boleta electoral el próximo 5 de junio, lo que se sabrá con certeza en marzo próximo. Hoy se sacude el polvo de 24 años de militancia política en el conservador Partido Acción Nacional, al que renunció en diciembre pasado y despierta suspicacias frente a su postura en algunos puntos de la agenda de las mujeres.
Su renuncia, cuenta, se debió entre otras cosas, a que para ella se empezaron a cerrar las puertas del blanquiazul hace mucho tiempo, incluso, en 2013 emprendió una emblemática batalla legal contra su entonces partido político para ganar una curul. Pero si una puerta se cierra otra se abre y es la puerta que se abrió fue la de Movimiento Ciudadano como precandidata a la gubernatura de Oaxaca. Es decir, en ella, hasta ahora, se aplica el dicho popular que reza que nadie es profeta en su propia tierra.
En entrevista para SemMéxico, analiza una gran posibilidad: el 51 por ciento de la población que ha salido a votar no ha votado por Morena, sino por otras opciones distintas. Además, otro gran porcentaje de la población prefiere no salir a votar, la razón es la decepción provocan los malos políticos.
Entonces, apunta, tenemos una oportunidad para constituirnos en una opción para las y los votantes. Una viable, capaz de provocar a la gente que está decepcionada y que no sale a votar o a la gente joven que no está participando porque no creen en la política y permanecen ajenos a lo importante que es tomar decisiones en nuestro país.
“Estoy dispuesta a tomar ese liderazgo por amor a Oaxaca y me entusiasma el apoyo que la Comisión Operativa de Movimiento Ciudadano me ha dado. Al llegar a las oficinas del partido el 7 de enero me sentí como si estuviera en mi casa. Un partido que reconoce y valora mi trabajo, que sabe que podemos dar resultados y que podemos ganar las elecciones ¿por qué no?”. Dice mientras recuerda lo sucedido el 7 de enero, cuando se hizo el anuncio y estuvo rodeada de diputados y diputadas federales, senadoras y senadores, así como el coordinador de la comisión Operativa, Dante Delgado.
Hay coincidencia entre mis principios y creencias y los que tiene Movimiento Ciudadano, nos sostienen los mismos pilares, pero más allá de un partido político, a Movimiento Ciudadano lo mueven las causas, “de los dichos pasan a los hechos”, su agenda es progresista y las mujeres ni los jóvenes se quedan atrás.
Habla de lo hecho en la 64 Legislatura federal y en ejemplos como los de Martha Tagle o Patricia Mercado, o en dos jóvenes gobernantes: Luis Donaldo Colosio, presidente municipal de Monterrey, la capital regiomontana, y al gobernador de Nuevo León, Samuel García, quienes están dando muestras que saben y quieren hacer la diferencia en la política, una política más humana, lo que justamente hace falta.
Me queda claro, en Movimiento Ciudadano han entendido lo que quiere la ciudadanía, más mujeres, paridad e igualdad sustantiva, también somos ciudadanas y tenemos derechos políticos-electorales, la política dejó de ser solo de ellos. También quieren gente joven en los cargos de elección popular, porque las mujeres llegamos y cambiamos la política y las y los jóvenes también queremos hacer las cosas de forma diferente.
Pero advierte que ser joven no siempre garantiza resultados: necesitamos profesionalizar la política para hacer el cambio que nos está pidiendo la gente.
Es eso lo que no han entendido en los partidos tradicionales. Insisten en nombrar a los mismos, “sus refritos de siempre”, a sus caciques políticos. No se entiende el cambio generacional. No dudo que haya quienes lo hicieron bien, pero hay quienes han pasado décadas siendo grises y sin resultados, dice la precandidata de Movimiento Ciudadano.
Muchas mujeres y jóvenes cargamos con lo que hicieron mal muchos políticos: desprestigiar la política. Ese es un problema porque nos ponen a todas y todos en el mismo costal. Si eres político en automático eres corrupta, ratera y de lo peor. No es así, no todas las personas que estamos en política vamos a corrompernos, a robar o hacer un mal uso del poder. Y esos cuestionamientos se han incrementado, vivimos una especie de bullying mediático.
Hurgan en nuestra vida privada a través de nuestras redes sociales. Hace unos días una persona sacó de una de mis redes sociales una fotografía mía en bikini. Quien lo hizo cometió un delito, por un lado, violencia cibernética y, por otro, se me estigmatiza y me discrimina ¿acaso cree que por usar un bikini podría ser una mala gobernante? No, por supuesto que no. Y eso hace una diferencia con los hombres, a ellos nunca los van a molestar por tomarse una foto en bikini, porque simplemente son hombres.
Y desde esa perspectiva, las mujeres en política y en muchas otras actividades, enfrentamos toda clase de obstáculos y tienen que ver con los mandatos de género. En mi primer cargo de elección popular como regidora estaba embarazada. Me cuestionaron ¿cómo le iba hacer? Respondí que un embarazo no es una enfermedad y por tanto no significa ninguna imposibilidad.
Se nos exigen más y esperan más de nosotras. Tenemos que demostrar capacidad en todo momento. Se nos cuestiona el cómo llegamos a los cargos de representación o ejecutivos, que se reducen, por lo general, a relaciones personales o supuestamente amorosas. Y no tenemos crédito alguno por nuestra capacidad intelectual.
Para Alejandra Morlan estar en política no ha sido fácil. En 2013, para ser diputada local en la LXII Legislatura en Oaxaca fue necesario ganar una batalla legal en tribunales electorales, una batalla casi campal en contra del que entonces era su partido político. Con su triunfo en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, las mujeres obtuvieron 16 de 42 escaños.
El costo fue muy alto. Me mandaron a comisiones sin relevancia y me dieron un trato diferenciado dentro del PAN. Por el contrario, considera que, al contar con la sororidad de diversas organizaciones de mujeres en su lucha legal, la comprometieron aún más con la agenda de las mujeres.
En la LXIV Legislatura federal fue electa por más de la mitad de las y los 81 legisladores panistas para ocupar la vicepresidencia de la mesa directiva, pero no pasó por un acuerdo interno de Morena que no permitiría a nadie en ese cargo que hubiera cuestionado a dos personajes: Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador, y ese era el caso de Alejandra Morlan.
Se le pregunta sobre cómo conciliar la “agenda progresista” de Movimiento Ciudadano con lo aprendido en 24 años de panismo, en especial, con el derecho a decidir de las mujeres. Ella responde: es cierto, nunca usé una pañoleta verde, pero tampoco la azul celeste. Siempre he creído que ninguna mujer debe ser criminalizada por abortar. Cuando hablo de estar a favor de la agenda de las mujeres, no de ahora sino desde hace mucho tiempo, se debe entender que eso también incluye el derecho a decidir.
Para mucha gente es difícil de creerlo. Otras mujeres lo comprenderán de forma paulatina. No será fácil porque a nadie engaño, milité más de la mitad de mi vida en un partido conservador. Hoy eso es pasado. Dice la precandidata que se sacude con fuerza los polvos blancos y azules, para asumir los nuevos tiempos.
SEM/sj