Elda Montiel
SemMéxico, Ciudad de México, 26 de abril, 2024.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que en América Latina se deben tomar medidas ante el envejecimiento de la población que desacelera el crecimiento laboral, por lo que recomienda incrementar la participación económica de las mujeres, que sigue siendo baja, de apenas 52 por ciento frente a 75 por ciento de la masculina.
Señalan que los países de la América Latina deben redoblar los esfuerzos para fomentar el aumento de la productividad de la mano de obra, resolver los problemas de gobernanza y de exigencias en regulaciones empresariales, pues aún con un dividendo demográfico disminuyendo, se puede generar ingresos para crecer con políticas públicas mejor diseñadas.
Las consecuencias de no actuar podrían ser dramáticas: Una población activa cada vez más reducida para financiar a un número creciente de jubilados, la explosión simultánea de la morbilidad relacionada con el envejecimiento, los costos de salud asociados y un descenso de la calidad de vida de las personas mayores por falta de recursos humanos, financieros e institucionales”.
Señala que el crecimiento de la fuerza laboral en América Latina viene desacelerando desde la pandemia y tendrá un efecto negativo en el crecimiento económico de los próximos años. La población envejece, los jóvenes emigran desincentivados por el crimen y la inseguridad, y se generan más presiones presupuestales y sociales.
Desde el 2000 hasta hoy, el crecimiento de la población ayudaba a generar un aumento anual de 1% en la fuerza laboral de América Latina. De acuerdo a las previsiones, el porcentaje de población activa registra en promedio 0.5% de crecimiento anual, durante el próximo lustro, impactado incluso por la emigración que ha generado la inseguridad y el crimen que prevalece en los países de la región.
Entre las recomendaciones señala que la participación femenina puede aumentarse ampliando los programas de cuidado infantil y más capacitación a las mujeres.
Al mismo tiempo invertir en capital humano que se centren en crecimiento económico per cápita pese al descenso del porcentaje de población en edad de trabajar. Lo ideal es reforzar los programas de capacitación y calificación de forma que no sólo incrementen la productividad de quienes ya pertenecen a la población activa, sino que también fomenten la participación de los grupos infrarrepresentados como las madres y personas adultas mayores, como eliminar los desincentivos al trabajo después de la jubilación y adoptar políticas que faciliten el empleo de las personas adultas mayores.