Lirians Gordillo
SemMéxico/SemLac, La Habana, Cuba, 30 de marzo, 2024.- Un grupo de cubanas y latinoamericanas diversas se han despojado de sus cabellos durante este mes de marzo para denunciar la ofensiva israelí contra el pueblo palestino; la acción extiende su convocatoria en redes sociales como un abrazo y acto de protesta.
En vísperas del Día Internacional de la Mujer, cuatro feministas cubanas raparon sus cabezas frente a cámara, sus rostros dejaban ver indignación, dolor y también una fuerza que trasciende el hecho performático. Así nació #YoMeRapoxPalestina.
La payasa terapéutica Aniet Venereo, la ensayista Zaida Capote, la investigadora Eva María Guerra González y la periodista Claudia Rafael Ortiz Alba fueron las primeras en impulsar la iniciativa Juntas por Palestina, que va sumando a otras cubanas y mujeres de México, Brasil, Argentina, Puerto Rico, Paraguay y Bélgica, hasta el momento.
«Son millones las que han perdido su casa, las que no tienen cómo alimentar a sus hijxs, ni a sí mismas. Imperdonable que la vida siga cotidiana y que el mundo no se pare a detener este genocidio», publicaron las organizadoras de la convocatoria, el 9 de marzo, en su perfil en Facebook.
La cifra de personas asesinadas desde el comienzo de la ofensiva sionista, en octubre de 2023, supera las 32.000 personas, en tanto, el número de heridos sobrepasa los 74.000. Las víctimas siguen aumentando y de ellas, la mayoría son infantes y mujeres. El reclamo mundial de paz y cese de la ocupación también tiene eco en Cuba, desde la sociedad civil y el gobierno.
«Nos proponemos rapar nuestro cabello, apreciado por el patriarcado como símbolo de belleza y feminidad. Nos despojamos de él para evidenciar el despojo que mujeres, niñas y el pueblo palestino sufren en sus cuerpos y territorio. Seamos 75 mujeres que se rapan, una por cada año de ocupación, demostremos a las palestinas que sentimos sus pérdidas en nuestro cuerpo; no están solas. ¡Unete!», agrega la convocatoria.
«¿Cómo no ser parte? ¿Cómo no sumarme ante la vulneración del derecho elemental a la vida que está sufriendo y ha sufrido históricamente el pueblo palestino? Desde el inicio de la masacre contra la población palestina es inevitable pensar y sentir que una tiene que hacer algo», dice Eva María Guerra González a SEMlac Cuba.
En sus perfiles en Facebook, Instagram, X y Telegram las organizadoras comparten los testimonios de quienes se suman a la iniciativa y además información actualizada y un repaso histórico de las siete décadas de agresión sionista. Ellas ofrecen una mirada feminista al conflicto armado, convocan a amplificar las denuncias frente a la naturalización de la violencia y presentan el cuerpo como territorio de lucha y expresión política.
«Poner el cuerpo también es una manera distinta de decir. Tenemos la costumbre de verbalizar nuestros sentimientos, ideales políticos y necesidades de participación. Por eso a nivel simbólico un gesto puede ser muy productivo», considera la periodista Claudia Rafaela Ortiz Alba.
Cuenta que, cuando comenzaron la campaña, no sabían que el acto de cortarse el cabello conectaría tan crudamente con la realidad que viven hoy las mujeres palestinas, quienes se han visto obligadas a raparse ellas mismas y a sus hijas e hijos por las condiciones de insalubridad en la que subsisten.
«Es imposible mantener el pelo en las condiciones en las que se encuentran, desplazadas, sin agua y sin maneras de mantener la higiene. La vida ahora no tiene nada que ver con la que tuvieron antes de la ofensiva», denuncia Ortiz Alba.
El deseo de hacer une a estas cubanas procedentes de diversos espacios; se han sumado creadoras, investigadoras, educadoras populares, activistas, una delegada del Poder Popular en el municipio Cerro en La Habana y una maestra de educación primaria. Ellas juntan sus voces y rostros para romper la rutina enajenante de las redes sociales digitales.
«Normalmente nos conectamos a las redes sociales para evadirnos de la realidad viendo cosas cómicas, siguiendo memes. La forma primera de la impunidad es comenzar a naturalizar el horror y que se vuelva parte del sentido común y que tú no sientas la necesidad inmediata de hacer absolutamente todo lo que está en tus manos para que la injusticia pare», reflexiona la joven periodista.
Mujeres diversas se van sumando al colectivo que funciona a través de un grupo de WhatsApp y sigue una coordinación colegiada y horizontal.
«Raparnos no va a conseguir un alto al fuego. No va a devolverle la vida a nadie ni va a detener la destrucción. Tampoco alterará la complicidad del gobierno de los Estados Unidos (ni el servilismo vergonzoso de otros) en el genocidio. Pero sí puede inspirar solidaridad y divulgar las razones de la resistencia palestina, tras 76 años de violencia sionista. ¡Ni un día más! ¡Viva la vida! ¡Viva Palestina libre!», publicó Zaida Capote Cruz en Facebook.
La educadora popular Marlín Peña Pérez llegó al segundo encuentro, realizado el 12 de marzo. Su testimonio, además de compromiso, deja ver la fuerza colectiva de estas mujeres y el impacto personal de la experiencia.
«Sentí desde el principio una conexión espiritual con las compañeras que se iban sumando. Cuando tuve la máquina para cortar mi pelo no sentí duda de querer hacerlo, pero si una sensación inexplicable entre convicción y temor. Fue ahí que tuve plena conciencia de mi decisión», cuenta Peña Pérez a SEMlac.
Para Ortiz Alba también ha sido un proceso personal transformador. «Me decidí cuando dije: me voy a levantar todos los días que me quedan del año recordándome que ya no llevo el pelo largo porque en Palestina han muerto más de 20.000 niños, niñas y mujeres. Creo que va a servir de algo, aunque no me reconozca en el espejo.», cuenta.
Compañía, cuidado, sororidad entre las compañeras, apoyo de familiares y parejas son algunas de las reacciones que han recibido estas mujeres, pero también están las miradas indiscretas en la calle, las sospechas o indiferencias de algunos.
«El principal aprendizaje es sentirme parte de una experiencia feminista que se enfrenta a un exterminio muy injusto, convocada y auto-organizada por mujeres de diversas procedencias y países, esto me resalta el poder organizativo y de autogestión que tenemos. Ni siquiera tenemos que conocernos mucho, bastó la causa Palestina para juntarnos. Las mujeres organizadas y conscientes de lo que defienden son imparables», concluye Peña Pérez.
Juntas por Palestina sigue convocando a más mujeres para amplificar la denuncia y apostar por la paz, en sus redes sociales la iniciativa crece pues las organizadoras saben que la guerra y la violencia machista puede tocarnos a todas una día.