Lisandra Fariñas
SemMéxico/SEMlac, La Habana, Cuba, 27 de junio, 2024.- Compartir historias personales y colectivas sobre las contribuciones de las mujeres afrodescendientes a las agendas de lucha contra el racismo y la discriminación racial en Cuba fue un llamado del taller «Afrofeministas en Acción», realizado el 17 de junio en La Habana.
La socióloga Geydis Fundora, profesora de la sede cubana de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), hizo énfasis en la necesidad de «visualizar la huella, el granito de arena de las mujeres afrodescendientes y afrofeministas, negras y mulatas, según las diferentes identidades en que tenemos el derecho a reconocernos como sujetos políticos».
El encuentro, que unió en la sede del proyecto de desarrollo local Karibuni a activistas, académicas, investigadoras, emprendedoras y mujeres diversas, buscó hacer un recuento sobre aportes realizados desde la nación caribeña a la consecución de las metas del Decenio Internacional para los Afrodescendientes, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre 2015 y 2024.
Trabajos comunitarios, activismo, investigaciones, libros, arte, proyectos, iniciativas, emprendimientos, documentales, estadísticas, políticas públicas, redes, alianzas diversas fueron algunos de los disímiles elementos que conformaron una línea de tiempo de los últimos 10 años.
Fundora, también coordinadora de la plataforma Participación y Equidad, destacó la importancia de estos espacios y señaló que «es una buena manera de saber cuánto hemos avanzado, en qué elementos hemos hecho más hincapié y en cuáles no».
Estos talleres también hacen frente al «racismo epistémico», una práctica que «muchas veces invisibiliza el conocimiento, el saber, las prácticas y los aportes de las mujeres racializadas en condiciones de desventaja», enfatizó la socióloga.
De ahí que consideró fundamental «pensar el decenio, no solo desde las contribuciones de las instituciones estatales, sino también de las de otros tipos de organizaciones, instituciones, redes y colectivos activistas, y desde las mujeres que componen cada uno de estos espacios, porque rescata el papel de ellas, muchas veces disuelto y anónimo en esos grandes relatos», subrayó.
El taller se enmarca en los esfuerzos de la Articulación Afrofeminista Cubana por reivindicar el legado y las luchas de las mujeres negras y afrodescendientes en el país, con el objetivo de «conectarnos» y «pensar qué pasa más allá del decenio», dijo.
Yadira Rachel Vargas, creadora y fundadora de Rizo libre, un emprendimiento que defiende la afroestética e impulsa una comunidad de apoyo para las personas de cabello rizado, refirió a SEMlac que este espacio demuestra «cuán necesario es articularnos todas las mujeres que, desde distintos ámbitos de trabajo como la comunicación, el emprendimiento, la ciencia, el arte, la pedagogía y la labor comunitaria, contribuimos a las agendas de lucha contra el racismo y la discriminación».
«Fue esencial reunirnos, encontrarnos, escuchar las historias de vida, nuestras historias personales, y ver que tenemos tanto en común, que luchamos con el mismo objetivo de crear una sociedad mejor, una sociedad equitativa», sostuvo.
Para Vargas, el taller le permitió sentirse parte de algo mucho mayor, «más allá de mi propio proyecto que busca defender nuestra identidad».
Más allá del decenio
Al abordar las contribuciones en la lucha contra el racismo y la discriminación racial, Fundora ofreció un recuento de los principales hitos que han guiado esta lucha en el marco del Decenio Internacional de los Afrodescendientes.
La investigadora señaló que este proceso se ha nutrido de importantes antecedentes, como la aprobación en 1965 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, y la Declaración de Durban en 2001, así como la creación del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU.
«Estos hitos nos han dado insumos para discutir y repensar nuestras prácticas», indicó la socióloga, quien resaltó que durante el decenio se ha avanzado en varias áreas clave como el reconocimiento, la justicia y el desarrollo, pero resta mucho camino por andar.
Tenemos que pensar cómo hemos estado educando para la igualdad y la concienciación desde las artes, la comunicación, la ciencia, la pedagogía o el trabajo comunitario, reflexionó la socióloga.
Las preguntas tienen que ser cómo hemos colaborado para lograr más participación y que los espacios sean más inclusivos; para «eliminar los perfiles raciales y para que se aprueben más medidas jurídicas; para combatir actos de racismo e impulsar acciones afirmativas y de justicia reparativa».
El taller invitó a reflexionar sobre los esfuerzos por promover que las personas afrodescendientes vivan en hogares y comunidades más seguros, más pacíficos y dignos, así como por contribuir al derecho al desarrollo y a las medidas de lucha contra la pobreza, justicia climática y para promover educación de calidad, accesible, inclusiva y solidaria.
«La idea es pensar qué hemos estado haciendo cotidianamente para avanzar en estos objetivos de lucha contra el racismo, el patriarcado y otros sistemas de dominación», dijo Fundora.
De acuerdo con la jurista y emprendedora Deyni Terry Abreu, las mujeres negras cubanas a menudo siguen enfrentando mayores obstáculos y desigualdad de oportunidades en comparación con otros grupos, incluso en el ámbito del emprendimiento. Esto representa una deuda histórica y social que aún no se ha resuelto plenamente, y no desaparece con el decenio.
En el campo de la comunicación, si bien ha habido avances, aún persisten estereotipos y subrepresentación de la población afrodescendiente, lo cual limita su visibilidad y reconocimiento.
Es importante continuar trabajando para que los medios y productos culturales reflejen de manera más inclusiva y respetuosa esta diversidad, apuntó la psicóloga y activista Norma Rita Guillard Limonta.
«Sería muy valioso poder dejar plasmadas las experiencias y los aportes realizados, pues si estas historias no se registran, caeremos en un vacío y en los silencios que tanto nos han afectado», apuntó por su parte Vargas.
«La historia nos cobrará factura si no dejamos este tipo de materiales para que las futuras generaciones entiendan de dónde partieron muchas de las iniciativas y alianzas. Este espacio fue esencial para lograr esto», sostuvo.