Crear fuentes de certidumbre y estabilidad en el sur.
Luis Rubio.
Por: Florencio Salazar
SemMéxico. 14 de diciembre 2020.- Es relevante que un analista del calibre de Luis Rubio haya abordado el tema de la pobreza del sur del país en su artículo del pasado domingo en Reforma.
Esta región de México es noticia por sus actos de rebeldía, como el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; pero pocos se detienen a analizar las causas de esa rebeldía: el atraso secular, la pobreza extrema en que vive el 25 por ciento de la población indígena (Inegi, Encuesta Intercensal, 2015) y, por lo tanto, la enorme desigualdad social.
“No hay asunto más trascendente para el país que la pobreza que caracteriza al sur y que impacta a todo el resto de la vida nacional”, dice Luis Rubio. Y, en efecto, “ahí nace mucha de la migración hacia Estados Unidos; y de ahí surge buena parte del resentimiento que caracteriza a la política mexicana”.
Se puede citar, en las tres entidades federativas, un moderno sistema de vías de comunicación y programas sociales que se distribuyen, gobierno tras gobierno, sin que haya cambiado la vida marginal de sus habitantes. Entonces, vale la reflexión del autor: “El sur no solo no ha progresado, sino que, en términos relativos, se ha retrasado de manera dramática”.
El origen del atraso radica en el cacicazgo como estructura de poder, ya que se apropió de la tierra y el trabajo de los campesinos; subordinó a la población impidiendo el crecimiento ciudadano; y estableció el control a través de su propia ley. De esta manera, el poder caciquil ha impedido el desarrollo socioeconómico y político, que sólo podrá revertirse construyendo ciudadanía y organización social.
En Sociedad y conflicto en el Estado de Guerrero 1911-1995 (Contraste, Chilpancingo, 2019), Jorge Rendón Alarcón analiza con amplitud los nocivos efectos del caciquismo. Sus afirmaciones se alinean con el abandono sufrido por el sur: “La sociedad guerrerense es hoy una sociedad inmersa en la inmediatez de su existencia”, porque se privilegia la prevalencia de los intereses individuales, sin considerar que la vida social “o se construye en común, o se convierte en la quimera de un egoísmo ciego”.
El individualismo, en la pobreza, es la metáfora del náufrago: sobrevivir a toda costa, sin importar que los demás se ahoguen. Es el caso cuando un grupo bloquea la Autopista del Sol exigiendo plazas burocráticas. No se considera el daño que se causa al turismo ni a los miles de guerrerenses que viven de él.
Por el contrario, es “aprovechar” las temporadas altas para plantear asuntos que, a través de la organización social, podrían gestionarse oportunamente en las instancias oficiales.
No es privativo de nuestra sociedad el tema del individualismo egoísta. Jacques Attali, diagnostica para la mitad de este siglo XXI, la expansión del mercado, la democracia y el crecimiento económico, pero también señala que “la precariedad y la deslealtad se harán habituales” porque las desigualdades y las frustraciones se agravarán, habrá mucho más conflictos y los movimientos sociales serán numerosos y constantes”. En Breve historia del futuro (Paidós
Ibérica, Barcelona, 2007), el autor señala: “Debemos esforzarnos en pensar el futuro, en comprender de dónde viene y cómo actuar sobre él”. Y Attali habla de la globalización; es decir, de la afectación que podría tener el mundo dentro de treinta años.
Experto en desarrollo, Luis Rubio señala enfático que el desarrollo del sur es “una prioridad nacional” por razones de justicia y porque el crecimiento acelerado de la región sería también una fuente de certidumbre para el país. El sur hay que verlo en su cabal dimensión: es un desafío para el país. A lo largo de nuestra historia se han dado sobrados mensajes de inconformidad. En las condiciones que nos encontramos, difícilmente vamos a alcanzar el bienestar de las naciones prósperas, pero no podemos conformarnos con quedarnos como una sociedad en donde no existan las oportunidades para el desarrollo personal y colectivo.
La población no necesita dádivas. Necesita organización social y recursos para ejecutar proyectos productivos. Luis Rubio menciona la ejemplar productividad de los oaxaqueños en Chicago; lo mismo podría decir de los guerrerenses en esa y otras ciudades de Estados Unidos. ¿Por qué allá son productivos y envían masas de dólares a sus comunidades? Porque existen las condiciones de certidumbre para el trabajo y se valora el esfuerzo. Con excepción de los adultos mayores en condiciones de pobreza, el resto de la población debe ser apoyada con recursos públicos para ser productivos. De otra manera se perpetúa la pobreza y el desarrollo se vuelve una quimera.
Guerrero –el sur necesita– la atención de la República. Es necesario que sus recursos naturales se armonicen con actividades productivas, que beneficien a la población. La violencia homicida, el reclutamiento de jóvenes por grupos delictivos, nos está diciendo enfáticamente que no estamos haciendo bien las cosas y que el gobierno federal no puede seguir soslayando este hecho, como históricamente ha ocurrido.
Yuval Noah Harari advierte que el ciudadano de a pie se siente cada día más irrelevante y que “es muy peligroso no ser necesario”.