- Las familias formadas por una progenitora o progenitor no pueden compaginar con nadie la conciliación
Por Raquel Zapata González
SemMéxico/AmecoPress. Madrid, 24 marz. 2020. El nuevo Coronavirus no entiende de sexo, edad o clase social. Sin embargo, no todas las personas tienen los mismos recursos para afrontarlo y los colectivos más vulnerables son los que están más desprotegidos de cara a los efectos económicos que se están produciendo a causa de la emergencia sanitaria. Las familias monoparentales y monomarentales, de las cuales el 50% está en situación de pobreza según el estudio de Federación de Asociaciones de Madres Solteras, “Madres y punto”, están haciendo malabares con los recursos que tienen a su alcance para sortear esta crisis.
La situación de emergencia sanitaria ha obligado a las familias a cambiar sus rutinas. Mientras las que están formadas por dos progenitores tienen la opción de compartir las tareas del hogar y de cuidados, aquellas que están formadas por una única progenitora o progenitor no tienen a nadie con quien compaginar la conciliación de la vida familiar y laboral. Carmen Flores, presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS), ha explicado a AmecoPress que nos encontramos en una situación en la que estas madres deben ocuparse de sus trabajos, de las tareas escolares y del hogar, es decir, se está realizando una multitarea continua y “no podemos olvidar que esto afecta a muchas familias en España”.
Una de las cuestiones que más preocupa son las consecuencias económicas a largo plazo que puedan derivar de la situación en la que nos encontramos causada por la Covid-19. Desde FAMS se prevé un empobrecimiento bastante grave para estas familias debido a que, aunque ahora se implanten algunas medidas que puedan paliar la pobreza como, por ejemplo, que algunas de las familias que contaban con beca de comedor la sigan percibiendo; el verdadero reto y repercusión viene tras el Estado de Alerta. La incertidumbre económica afecta a toda la sociedad, pero, sobre todo, a las personas que están en situación de vulnerabilidad. “Si las medidas no se alargan a lo largo del tiempo el empobrecimiento va a ser más severo”, sentencia Carmen Flores.
Según la presidenta de la federación las principales preocupaciones de estas familias son: el cuidado de menores, la falta de recursos tecnológicos e Internet para que los menores puedan seguir con las tareas escolares y la disminución de ingresos que se están produciendo. Hay familias que no tienen recursos para poder seguir correctamente la enseñanza virtual. Ante esto las madres y padres “tienen miedo de que sus hijos queden atrasados educativamente”. Sin embargo, la preocupación más recurrente es la relacionada con los ingresos.
“Algunas mujeres han sufrido un ERTE o están a punto de sufrirlo, no saben cuánto van a cobrar, si lo van a hacer o no, o si la cantidad será suficiente para pagar los gastos”, aclara Flores. Los ingresos merman, pero los gastos energéticos de la casa y de alimentación incrementan. “Esto, junto a no saber con certeza el nivel de concreción de las medidas de apoyo, genera bastante desconcierto y estrés en estas familias que no saben como gestionar la bajada de ingresos”.
Aproximadamente un 10% de las familias que viven en nuestro país están encabezadas por un único progenitor, de las cuales un 83% son monomarentales según la Encuesta Continua de Hogares del INE. La presidenta de FAMS, hace especial hincapié en que generalmente estas familias tienen ingresos bajos que suelen provenir del sector laboral doméstico, de cuidados o de servicios. “Nos encontramos con mucha gente afectada que se ha quedado sin empleo, otras han tenido que reducir la jornada o incluso han rechazado empleo porque no tienen con quien dejar a sus hijos e hijas”, aclara.
A su vez, esta situación, genera otros escenarios. Carmen Flores, explica que se están encontrando con casos de algunas mujeres que se han visto obligadas a volver a las casas de sus padres para que estos se ocupen de las tareas de cuidados de las y los menores. Esta decisión garantiza que no pierden su trabajo y, por lo tanto, los únicos ingresos que percibe la unidad familiar. Sin embargo, pone en peligro a los más mayores puesto que son población de riesgo.
Por otro lado, también se han topado con “situaciones de desamparo total”. Muchas mujeres trabajan como empleadas de hogar sin contrato y debido al confinamiento que vive el país se han quedado sin trabajo, sin ingresos y sin paro. “Es una gran dificultad afrontar esta situación con pocos recursos. En algunos barrios se están movilizando para dar apoyo a estas madres, tanto con el cuidado de niños como de alimentos porque la situación es muy drástica”.
La presidenta de FAMS comenta que llevan años luchando por una ley de familias monoparentales que contemple toda la realidad de estas unidades familiares y que se establezcan medidas de apoyo reales. “Quizá, tras esto, es hora de contemplar esta opción”.