Por Rocío Fiallega
SemMéxico, Cd. de México, 31 de octubre, 2021.- ¿En dónde radica la belleza de Clarice Lispector? En sus ojos, en su mano sobreviviente al incendio, quizá en sus letras, en su convicción de vida, en su manera de mostrarnos el lado moridor del amor, en la cadencia de los silencios, en el éter instalado en las entrañas, debajo de una lámpara, muy cerca del corazón salvaje o quizá mirando una cucaracha aplastada.
Todo es posible con y por Clarice, es difícil elegir dónde se manifiesta luminosamente la belleza de sus letras: novelas, cuentos o crónicas. Hoy, la editorial Siruela nos ofrece una recopilación de “Todas las crónicas”, en diferentes periodos y publicaciones: 1946-47 en O Jornal, 1961-62 en Senhor, 1968-69 en Joia, 1967-73 en Jornal do Brasil y 1977 en Última hora; además de unas viñetas de ella Para no olvidar; un prólogo de Marina Colasanti y un epílogo de Pedro Karp.
Este caleidoscopio de narraciones aborda un amplio abanico que se abre ante nosotros ya sea hablando de jugar a pensar, una pluma de oro, el insomnio, la prostitución, los baños de mar, de cómo evitar a un hombre desnudo, conversaciones sobre taxistas o las cosas que ocurren por una tetera con el pico roto.
Clarice nos lleva de la mano como una dulce madre, luego como una mujer llena de dudas, o como una persona cosmopolita que aprendió a amar el mundo, para luego subir a la montaña rusa que nos conduce a la abstracción de las cosas del ser en el mundo vistas desde la cotidianeidad, o tan solo como la muchacha que se reúne con sus amigas para ponerse al día de los acontecimientos de la vida.
En estas crónicas encontramos a una Lispector que nos habla como piensa, que siente como respira y que procesa el mundo desde una mirilla que después se expande como un horizonte, no menos podíamos encontrar de esta mujer ucraniana de origen judío y con pasaporte brasileño que escribió su primera novela a los 21 años.
Clarice siempre trascendió las fronteras y el tiempo nació en 1920 un 10 de diciembre y murió el 9 de diciembre de 1977, huérfana de madre al nacer y perdiendo a su padre siendo ella todavía muy joven nos abre las puertas a un espacio de reflexión interior que abarca el mundo entero.
También podemos conocer en estas crónicas su concepto sobre escribir: “A veces tengo la impresión de que escribo por simple e intensa curiosidad, Es que mientras escribo me llevo las sorpresas más inesperadas. Muchas veces en el momento de escribir soy consciente de cosas de las que, siendo inconsciente, antes no sabía nada.”
Melancolía, belleza, arte, tristeza, valor, misericordia, mezquindad, todo lo humano visto con esos ojos que nos auscultan desde la portada para saber si nos atreveremos a leer hasta el final.