- Karen Dianne Limón Padilla es aspirante a la candidatura independiente de la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez
Sandra de los Santos / Aquínoticias
SemMéxico/Aquinoticias. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. 23 de enero 2021.- Nadie lo dice en voz alta, pero para ganar la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez se necesitan por lo menos 5 millones de pesos, pactar con diferentes grupos en el poder y obtener más de 100 mil votos. La última elección se ganó con poco más de 111 mil sufragios. El panorama es poco alentador para quien no tiene recursos, resulta incómoda para quienes han estado en la toma de decisiones, y su perfil es conocido en un grupo específico.
Aun con todas estas condiciones adversas, Karen Dianne Limón Padilla de 38 años de edad, activista feminista y psicóloga de profesión aspira a una candidatura independiente a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez. Se registraron cinco aspirantes, todos ellos hombres a excepción de Karen, pero la Ley Electoral solo permite que tres puedan obtener la candidatura, es decir, dos serán descartados así consigan las firmas que se necesitan. Las personas que terminarán con la candidatura serán quienes obtengan el mayor número de apoyos, en pocas palabras, la contienda ya empezó.
La aspirante tiene que juntar 6 mil 600 firmas de 77 secciones distintas en 25 días, prácticamente, tendría que estar recabando 260 firmas diarias. Todo esto sin recursos económicos y además en medio de la pandemia.
“Nosotras nos estamos arriesgando y poniendo el cuerpo por nuestro derecho a la participación. Los partidos políticos ya tienen eso, ellos ya saben que tienen sus candidaturas, nosotras no. Estamos yendo a arriesgarnos en la pandemia solo por ejercer ese derecho, porque estamos yendo a buscar las firmas” comenta la aspirante.
Por medio de brigadeos de casa en casa están solicitando las firmas, pero también se pondrán puntos en los que se recabarán los apoyos, y al descargar la app se puede hacer el procedimiento desde casa sin problemas.
Tampoco nadie lo dice, pero las y los legisladores de los partidos políticos que aprobaron las reglas en Chiapas para las candidaturas independientes lo hicieron con toda la intención de hacer imposible la obtención de espacios de representación popular por medio de esta vía. El número de firmas que se solicitan en la entidad son superiores que a otros estados y también el número de tiempo para recabarlas.
Pero, Karen ya sabía todo esto, no es la primera vez que se registra como aspirante a una candidatura. En el proceso electoral del 2018 también participó y logró obtener la candidatura a diputada local por el distrito oriente de Tuxtla. Tuvo que presentar el respaldo de 3 mil 237 ciudadanos y ciudadanas del distrito por el que competía de 37 secciones distintas. A pesar de haber logrado una cantidad significativa de votos, no le dio para llegar al Congreso Local. Es difícil enfrentarse a la maquinaria que significan los partidos políticos y los grupos en el poder.
La activista está convencida que a pesar de todas las adversidades y que no hay piso parejo para obtener un espacio de representación popular, es necesario que el feminismo esté en las boletas electorales. Sabe que su candidatura es testimonial, pero eso no significa que se esté dando por vencida, al contrario, está dispuesta a dar la batalla.
Desde el 2012, ella tuvo la certeza que se tenía que lograr espacios feministas en los poderes de gobierno para lograr algún tipo de cambio a favor de las mujeres, pero también estaba convencida que no podía ser desde los partidos políticos ya existentes, sino que se tenía que buscar ganar esos lugares desde una nueva trinchera, en ese entonces no estaba en el panorama las candidaturas independientes así que la opción era formar un partido político feminista. La integración de ese nuevo partido fue el que la motivó a conformar la organización “Iniciativas Feministas”.
“Lo que a mí me hizo decir que no puede ser que nos gobierne gente tan mediocre fue mi trabajo en una revista de política al verlos, escucharlos, al ver que eran totalmente vacíos, huecos, que solo repetían discursos, que de entrada no tenían ningún tipo de convicción ni inclinación de servicio hacía las demás personas, pues ahí me di cuenta de muchas cosas.
“En este país puedes ser la persona más preparada, más brillante y eso no te garantiza nada porque aquí pesa más hija de quién eres, amiga de quién eres y qué estás dispuesta hacer por llegar. Yo nunca he sido una persona complaciente”.
Ante esta situación, la aspirante a la candidatura llegó a la conclusión que quería participar en política, pero bajo sus propios términos.
A Karen en Tuxtla Gutiérrez la conocen más por su activismo en el feminismo. Desde que inició en el movimiento tuvo claro que lo suyo era el feminismo de la gobernanza, que había que buscar que las mujeres llegarán a puestos de toma de decisiones. “Yo sé que hay muchas luchas, pero son menos eficaces, y yo la verdad sí llevo prisa”.
Para ella la única manera que la situación cambie es que más mujeres lleguen a puestos de decisión, pero que sean mujeres que vean que las herramientas del “amo” deben de ser usadas para liberarse y no para seguir beneficiando a los mismos grupos en el poder.
Las posibilidades de que Karen pueda llegar a la presidencia municipal son pocas, nadie se va a llamar a engaño; pero tal vez, tampoco lo dice, su mayor aspiración no es llegar a ser alcaldesa de esta ciudad, sino lograr poner en el discurso público las desigualdades que existen no solo entre las candidaturas ciudadanas independientes y los partidos políticos o los grupos en el poder; sino la más gran desigualdad que sigue siendo la de género. Abrir camino para las que vienen, insistir que son posibles otras formas de alcanzar los espacios de representación popular, que se pueden hacer las cosas diferentes y que vale la pena esforzarse por ello porque más allá de una candidatura, de un cargo, está la importancia de dejar testimonio que no habrá democracia posible sin la participación real y efectiva de las mujeres.