Organizaciones ecofeministas critican: subvencionan con fondos que debieran encaminarse a la recuperación verde y la consecución de la igualdad
Redacción
Organizaciones ecofeministas critican que se siga subvencionando con fondos que debieran ir encaminados a la recuperación verde y la consecución de la igualdad, proyectos con grandes impactos ambientales y sociales como las macrogranjas, los trasvases, el aumento de los regadíos, los megaproyectos energéticos en espacios protegidos o de alto valor y que se actúe sin prever cómo acabar con la brecha de género
SemMéxico/AmecoPress, Madrid, España, 7 de noviembre, 2021.- Ya prácticamente nadie cuestiona el cambio climático. Pero en el fondo de la cuestión se encuentra el cambio de modelo al que inevitablemente habremos de dirigirnos si de verdad queremos buscar soluciones. Esa es la principal crítica de las organizaciones ecofeministas a los Presupuestos Generales del Estado en materia de medioambiente, que no apuntan a la transformación del modelo que se necesita. Una crítica que llega en mitad de la celebración de la COP26 de Glasgow, una conferencia de Naciones Unidas definida ya globalmente como “el último intento de salvar al planeta”.
El sexto informe del IPPC publicado en agosto del 2021 confirma las peores predicciones sobre los escenarios futuros que nos esperan con la crisis climática. El informe también señala que una de las zonas más afectadas por el calentamiento será el Mediterráneo, incluido España, y que las mujeres son las principales afectadas en los periodos de crisis.
Ante este diagnóstico de la situación global, las organizaciones que firman el Manifiesto Feminista ante los Presupuestos Generales del Estado, señalan que estos presupuestos deben convertirse en una de las principales herramientas para “la transformación del sistema, hacia uno más justo, ecológico, feminista y resiliente ante la crisis multisistémica a la que nos enfrentamos y que va a requerir de toda la inteligencia colectiva y solidaria que podamos aunar ante este gran reto”.
A pesar de la importancia que adquiere en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) las políticas “verdes”, sigue sin abordarse el necesario cambio de modelo, como señalan desde Greenpeace, en especial en sectores clave como el agroalimentario o desde el lado de los ingresos, con la aplicación del principio “el que contamina paga”. Los nuevos presupuestos no introducen ninguna novedad sobre fiscalidad verde y mantienen un sinfín de exenciones para seguir contaminando con combustibles fósiles.
A la lucha contra la pérdida de biodiversidad, el otro gran reto global junto a la crisis climática, se le asignan únicamente 1.142,7 millones de euros a pesar de que incluye el cuidado de los ecosistemas, agua y costa. Según Greenpeace, “la apuesta del Gobierno es la perpetuación del actual y predominante modelo agroindustrial, responsable de un alto nivel de emisiones de GEI, contaminación de suelos y acuíferos, pérdida de biodiversidad y deforestación inducida por las importaciones de soja para la fabricación de piensos ganaderos, así como una falsa solución al despoblamiento rural”.
Así, en lugar de llevar a cabo medidas para impulsar la agricultura y ganadería ecológicas de pequeña y mediana escala frente al modelo industrial de macrogranjas, el Ministerio de Agricultura centrará más del 60% de su esfuerzo inversor (303 millones) en la modernización de regadíos y (101,84 millones) a mejorar la competitividad y calidad del sistema agroalimentario, “perpetuando el insostenible modelo actual”.
Con una perspectiva ecofeminista, el manifiesto destaca la preocupación por la inversión en sectores altamente masculinizados como el de la energía sin prever suficientemente planes de igualdad, medidas de fomento del empleo verde en mujeres o una apuesta decidida por las Comunidades energéticas. “Estas inversiones pueden provocar el aumento de la brecha de género cuando debería ocurrir lo contrario”, advierten.
Urge también incidir en los requerimientos y condicionantes ambientales ante los proyectos industriales en las zonas rurales, señalan las organizaciones. El camino en la lucha contra la despoblación debe ser “ecológico y feminista”, con el fomento mediante ayudas a las inversiones en “proyectos descentralizados, ecológicos y con impacto de género positivo” y que nos permitan “reverdecer” nuestro país y “relocalizar la producción” ante la crisis de los materiales y del transporte que comienza constatarse.
Una de las principales críticas es que se siga subvencionando con fondos que debieran ir encaminados a la recuperación verde y la consecución de la igualdad, proyectos con grandes impactos ambientales y sociales como las macrogranjas, los trasvases, el aumento de los regadíos, los megaproyectos energéticos en espacios protegidos o de alto valor. Al contrario, “deberíamos estar realizando un diseño transversal en todos los planes y políticas institucionales tendentes a alcanzar la plena igualdad entre mujeres y hombres y a preparar nuestro país ante las graves afecciones en el clima, el territorio, la economía y la sociedad en general a la que la crisis ecosocial nos dirigirá si no actuamos ya en consecuencia”.
Foto: archivo AmecoPress.