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Carolina Muzilli obrera, socialista y feminista
Mabela Bellucci SP
SemMéxico/La Independent, Barcelona, 10 de noviembre,2024.-Publicamos a continuación un fragmento del libro, recientemente presentado en Buenos Aires, donde Mabela Bellucci describe su investigación sobre vida y obra de la relevante militante feminista en los albores del movimiento obrero y socialista en Argentina: Bellucci, Mabela, 2024, Carolina Muzilli. Obrera, socialista y feminista. (Buenos Aires-La Marea Ed.). SP
¿Quién fue Carolina Muzilli?
Nació en Buenos Aires el 17 de noviembre de 1889, en un modestísimo hogar de inmigrantes italianos, una familia proletaria con cinco hijos que vivía en las inmediaciones de las avenidas San Juan y Entre Ríos, del barrio Porteño de Constitución. , Cayetano Muzilli, trabajaba como obrero de la construcción, y su madre, Victoria C. , era ama de casa. Tenía cuatro hermanos ( Francisco , María Rosa , Filomena y José ). Los mayores habían nacido en Italia y los menores, en Argentina. En una familia proletaria, ser mayoría de mujeres implicaba un detrimento en la economía, por los magros salarios que recibían ellas en sus trabajos.
Al parecer, en el núcleo familiar había cierta simpatía por los ideales socialistas. Por esa razón, desde muy pequeña Carolina escuchaba en las tertulias inquietudes por construir una sociedad más igualitaria. Si bien algunas investigaciones señalan que ella fue autodidacta, lo cierto es que logró el permiso de sus padres para ampliar los estudios primarios, rango habitual, en el mejor de los casos, para una niña pobre. Si bien no accedió a estudios universitarios, sí que cursó en la escuela pública; más aún, lo hizo en una institución de prestigio como la Escuela Normal del Profesorado de Lenguas Vivas. Esto estaba vedado a las personas de su clase, que, una vez finalizada la instrucción primaria, debían abandonar toda aspiración educativa a futuro. Por esta razón, y por su condición de clase, debió de trabajar de costurera para costear sus estudios. Participó desde sus inicios en el Centro Socialista Femenino (CSF), Carolina, siendo una adolescente de 13 años, junto con otros jóvenes.
En la multiplicidad de ensayos e investigaciones en nuestro país relacionados con su trayectoria se devela que fue Gabriela Laperrière de Coni —escritora, periodista, activista de la salud pública, feminista clasista— la que instó a Carolina a estudiar la prensa y la literatura socialista[1].
En un artículo del periodista Félix Lima “Mujeres socialistas”, publicado en la revista Fray Mocho del 30 de abril de 1915, ella declaraba que su vocación socialista había comenzado siguiendo las conferencias de Gabriela L. de Coni.
Otro personaje protagonista en su vida fue el diputado nacional, abogado, escritor y profesor socialista Alfredo Palacios , quien también la impulsó a participar en conferencias en los centros socialistas. En su propio testimonio al periodista Félix Lima , le expresaba cómo había tramitado su ingreso en las filas socialistas, cuando aún tenía 17 años: “Escribí una carta en el CSF de Buenos Aires solicitando mi inclusión. Le escribí a Juana Clerck y recibí una respuesta positiva de aceptación”.
En 1907, siendo mayor de edad, se afilió al Partido Socialista en el local del Centro Socialista Obrero (CSO) en la sección 12[2]. Este mismo centro promovía campañas en favor del sufragio femenino, la igualdad de derechos civiles y jurídicos entre el hombre y la mujer, el divorcio, la supresión de la discriminación de los “hijos naturales” y la educación laica.
Poco tiempo más tarde, su militancia obrera feminista le llevó a participar como adherente en el Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina, realizado en Buenos Aires entre el 18 y el 23 de mayo de 1910,[3] organizado por el Asociación Universitarias Argentinas (AUA), presidida por la doctora Petrona Eyle , y con las siguientes entidades argentinas que se adhirieron: la Asociación Obstétrica Nacional, el Centro Juana Manuela Gorriti, la Asociación Nacional del Profesorado, la Biblioteca Nacional Impar Plus ultra, la Asociación Nacional Argentina contra el Tráfico de Blancas, el Centro Socialista Femenino, el Círculo Médico y Centro de Estudiantes de Medicina, la Liga Nacional de Mujeres Librepensadoras, Grupo Femenino Unión y Labor, Sociedad Protectora de Indígenas, Revista La Nueva Mujer de La Plata. Este evento inaugural tuvo lugar en el salón de la Unión Operai Italiani, en la calle Cuyo 1356.
Entre las comisiones que funcionaban se encontraban las de Sociología, Derecho, Educación, Ciencias, Letras, Industrias y Artes. La presidencia del Congreso estuvo a cargo de Cecilia Grierson —feminista y socialista, primera médica de nuestro país y pionera en las luchas por los derechos civiles y políticos de sus semejantes— y la secretaría general estuvo en manos de la médica feminista Julieta Lanteri. Justamente ella fue quien lanzó la propuesta para festejar el Centenario de la Revolución de Mayo. Contaba con la participación de delegadas de Argentina, Perú, Chile, Uruguay e Italia. En enero de 1912 el Centro Socialista Obrero (CSO) donde ella se había afiliado trajo al X Congreso del PS una propuesta que había presentado Carolina Muzilli sobre la sindicalización de la mujer trabajadora y de reglamentación del trabajo a domicilio.
Ese mismo año se empleó sin sueldo en el Departamento Nacional del Trabajo, en labores de inspección laboral, tarea que le permitía consagrarse a la solución de múltiples conflictos debido a su frecuentación de las capillas de los barrios fabriles. En esos oscuros lugares, su espíritu encendido siempre arrojaba una luz o reparaba una injusticia[4].
Más allá de que también promovió la defensa de los derechos civiles de sus congéneres, una de sus contribuciones más importantes consistió en el análisis de las condiciones de trabajo de mujeres y menores empleados, denunciando la dramática situación de explotación que vivían en los talleres, fábricas y comercios, así como los problemas de salud más frecuentes que padecían: reumatismo, ciática y tuberculosis. Visitaba establecimientos industriales y comerciales para realizar encuestas que le permitieron realizar, finalmente, un informe sobre las realidades laborales.
De esta práctica derivó un interés particular por la construcción de estadísticas sociales, escribió e intervino en grupos técnicos. Incluso cuando no podía acceder a la información directa para sus publicaciones, se hacía contratar por las industrias como forma de interiorizar el contexto. Ese conocimiento que ella proponía representaba un cúmulo de saberes que circulaban en los circuitos universitarios, en las esferas gubernamentales y entre la militancia socialista. De acuerdo con el escrito por el integrante de la Universidad Libre Samuel E. Bermann , en su artículo “Carolina Muzilli” publicado en la revista Nuestra Causa del 10 de agosto de 1919, ella empleaba un verdadero método científico:
“Recorría las fábricas y talleres tomando nota de las condiciones de trabajo, registrando el número de horas de labor y el salario, la acción maléfica de las emanaciones industriales, la acción degenerativa sobre el organismo de ciertas industrias (comparando la talla , peso, capacidad respiratoria, etc.), hacía estadísticas comparadas de morbilidad y mortalidad, llegando a utilizar ella misma en establecimientos inaccesibles en su búsqueda”.
En 1913, participó en el Primer Congreso Americano del Niño organizado en Buenos Aires por Julieta Lanteri , del cual Alicia Moreau fue secretaria general. Tres años más tarde, intervino en el Segundo Congreso Panamericano del Niño llevado a cabo en Buenos Aires, al que asistieron delegaciones de Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Perú y Estados Unidos. Se desarrolló en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y constó de siete secciones: Derecho, Higiene, Psicología, Educación, Asistencia a la Madre y al Niño, Sociología y Legislación Industrial. Colaboró con sus informes para que el diputado Palacios librase una lucha parlamentaria en defensa de las mujeres y los niños. Mientras, el escritor Manuel Gálvez tuvo en cuenta el informe de Carolina Muzilli para utilizar los datos fundamentales sobre las formas de explotación a las que estaban sometidas las empleadas en las grandes tiendas porteñas.
El escritor, al que ella conocía del diario La Vanguardia, más adelante escribió con esas mismas referencias su novela Nacha Regulis . Para que no quedaran dudas, él lo consignó así en sus recuerdos: “Los detalles sobre el trabajo de las mujeres en las grandes tiendas no son inventados ni falsos. Me los dio Carolina Muzilli”[5].
Por estas vueltas de la vida, Carolina acabó refugiándose en las sierras de Córdoba, en un pueblo llamado Juan Bialet Massé , como recuerdo del precursor del derecho laboral en Argentina del siglo XX. Su clima seco era beneficioso para la salud de las personas con tuberculosis. Su hermano José la acompañó cuando ella decidió instalarse por prescripción médica. Había contraído esta grave enfermedad a causa del agotamiento físico por la intensidad de su trabajo sindical, político e intelectual.
Estuvo internada en el Hospital Colonia Santa María de Punilla, creado en 1900 como centro de atención para los pacientes de tisis. De acuerdo con lo narrado por el historiador Adrián Carbonetti , los reglamentos de esta institución eran por otros rigurosos y estrictos:
“Se prohibía al enfermo intervenir sobre su propia enferma dado que en el artículo 12 del citado reglamento se estipulaba: “será considerado acto de indisciplina cualquier indicación por parte del enfermo respecto al tratamiento realizado por el médico que le asiste, habiendo limitar a exponer sus enfermedades, sus necesidades y quejas”. También les estaba prohibido el derecho a salir del sanatorio. Las transgresiones eran castigadas con reclusión en la cama por tiempo variable, dieta, privación de paseos y salidas y expulsión, que en caso de llevarse a cabo era una condena a muerte”[6].
Con 28 años esta luchadora murió, el 23 de marzo de 1917, en Juan Bialet Massé. Sus restos se encuentran en la tumba de la familia del escritor socialista Agustín Álvarez en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, cedida gentilmente por la familia Álvarez debido a la amistad que mantuvieron, así como a su militancia y labor literaria.
[1] Graciela Tejero Coni y Andrea Oliva: Gabriela Laperrière de Coni: Burdeos en Buenos Aires. Buenos Aires, Cienflores, 2016, p. 41. Disponible en: https://www.relatsargentina.com/documentos/homenajelaperriere/ Gabriela.Libro2016.pdf
[2] José Rodríguez Tarditi: Semejanza de militantes socialistas: Políticos. Gremialistas.
[3] “Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina. Días 18, 19, 20, 21 y 23 de mayo de 1910. Organizado por la Asociación Universitarias Argentinas. Historia, Actas y Trabajos”. Buenos Aires. imprensa Ceppi, 1911. Disponible en: www.psi.uba.ar/institucional/histo ria/genero/arxius/1_1900-1916/1_2.pdf
[4] Norberto Osvaldo Ferreras: “Carolina Muzilli huevo a costureira que não debe o ‘mau paso’”. documentos/homenajes.muzilli.
[5] Manuel Gálvez : Recuerdos de la vida literaria, Buenos Aires, Taurus, 2002, p. 473.
[6] Adrián Carbonetti: “La tuberculosis en Córdoba. La construcción de un espacio marginal”, Estudios n° 9, Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba, julio 1997-junio 1998, p. 86
Mabela Bellucci es archivista, editora y activista feminista queer LGTB.
Magíster en la Carrera de Educación.