Mercedes Alonso
SemMéxico/SEMlac, Santo Domingo, República Dominicana, 20 de marzo del 2023.-Mao, o la «Ciudad de los Bellos Atardeceres», como la denominó el reconocido poeta Juan De Jesús Reyes, se integra a la provincia Valverde, ubicada en la región noroeste o Cibao Occidental del país, a unos 173 kilómetros de la capital dominicana, aproximadamente. Asentada entre montañas y las aguas de sus canales y ríos, también la llaman «Tierra entre ríos»; pero, en realidad su nombre se debe a una palabra taína, que proviene del río Mao.
Esencialmente agrícola, es el sector bananero el más importante; otro de sus nombres es: «Capital mundial del banano orgánico», ya que produce el 50 por ciento de este rubro,que se exporta sobre todo a Europa; y, aunque cultivan, además, arroz, tabaco, y frutos menores,lo cual ha generado cierta dinámica de empleos e ingresos, aún la provincia, de acuerdo al mapa de pobreza elaborado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo hace unos años, tiene más de un 50 por ciento de pobreza y más de un 18 por ciento de pobreza extrema, donde subyace la desigualdad de género, en la medida en que el desempleo en las mujeres es mayor,pese a que superan a los hombres en formación profesional.
Visión estratégica
SEMlac/SemMéxico viajó a la «Tierra de los mil sabores», como también la titulan, y tuvo la oportunidad de conocer a la consultora en desarrollo de productos de turismo sostenible, Nicole Stephany Rodríguez, quien de inmediato se refirió a la manera en que este pueblo honra sus raíces, la historia patria, las y los ancestros y hablan con particular orgullo de sus glorias deportivas y figuras que han triunfado en la música, la poesía y la cultura en general.
Asegura la también asesora empresarial y mentora de emprendimiento social, que se requiere de una visión estratégica para convertir los planes interiores en sostenibles: «Somos la capital del Banano. Desde 2012 se hizo un estudio sobre cómo este rubro podía influir en el desarrollo económico, y actualmente trabajamos en los valores agregados. Por ejemplo, si integramos la parte cultural y folclórica, lograremos buenos resultados. Es el caso de la diferencia entre hombres y mujeres. Nosotras ganamos tres veces menos. Esto constituye un reto; pero, se ha trabajado en cómo dar otros matices al banano, tanto en la gastronomía, como en la artesanía, y ya se están viendo algunos resultados», observa.
Stephany Rodríguez reflexiona acerca del índice de pobreza de la localidad, que impide su desarrollo pleno: «Pero, no es un obstáculo para multiplicar esfuerzos. Nuestro principal objetivo es mejorar los atractivos y entrelazar las grandes y pequeñas empresas. No existe una cultura turística en nuestras comunidades; por lo tanto, necesitamos lograr esa recepción y, fortalecernos, sobre todo en el concepto de enriquecer lo nuestro».
Recuerda Rodríguez que años atrás, familias enteras salían a observar los atardeceres, con sus tonos rojizos, tan propios de esta geografía virgen… «Esto se ha ido perdiendo y debemos rescatar costumbres así. Lo que sí conservamos es la tradición de ir de noche a bailar y tomar unos tragos, después de los trabajos del día».
Relata lo que ella califica como «una manera muy nuestra de bailar la bachata». Narra que las mujeres de los ricos hacendados se disfrazaban para ir a los bares y ver cómo las muchachas humildes bailaban este rico género musical dominicano, cuando ya sus maridos se habían ido delante. Aprendían así a imitarlas. Del otro lado de los músicos bachateros estaban los de la Academia»…Pero, la bachata ganó cada vez más terreno, hasta nuestros días.
«Hay mucho que rescatar aún, y es difícil sobrepasar los impedimentos», agrega; pero insiste en que proyectos como este del Turismo Comunitario Sostenible, que articula la Ruta del Banano, continuarán dando frutos: «Estoy convencida de que lograremos aumentar el orgullo local y, al pronunciarnos cada vez más por la producción del banano orgánico, además de constituir un alza en la exportación y, consecuentemente, en ganancias para el país, resultarán logros de valor agregado, como este de que ya en algunos bares de la ciudad se ofrecen cocteles con banano, que haya restaurantes con platos que los integren de manera sobresaliente, y que muchas mujeres elaboren adornos artesanales con fibras desechables de dicho producto».
Una mujer en la histórica batalla de La Barranquita
Un destacado compositor, hijo de la ciudad, el Dr. Antonio (Monchy) Mateo Reyes, compuso el tema musical: Mao Centenario, en la celebración de los 100 años de la fundación del municipio de Mao, Valverde, ocurrido el 25 de noviembre de 1882. La letra relata la batalla de La Barranquita, que ocurrió cuando «Los Macheteros», que así se llamaban los combatientes que enfrentaban a las fuerzas enemigas con el instrumento de trabajo como arma de guerra, tuvieron el apoyo de la mujer en cuyo patio transcurría el combate. Ella soltó las abejas que culminaron la batalla con el triunfo sobre el adversario.
De la mano deNicole Stephany Rodríguez recorrimos platanales, donde el agrónomo Justino Polanco destacó las exigencia de un cultivo que no permite «ni un antes ni un después», pues requiere de manos que atiendan cada ciclo, que el especialista califica de sistemático, intenso y operativo, hasta el momento de su comercialización, libres de todo tipo de afectación. Cuando se le pregunta sobre el sentimiento mayor que le ha acompañdo durante estos 37 años de cultivo del banano orgánico, responde sin titubeos: «Pasión, como la tuvo mi padre, hasta su fallecimiento. Yo he seguido sus pasos».
Centenares de empleados viven de este cultivo; entre ellos, mujeres. La dinamización del cultivo del banano orgánico debe traducirse, a su vez, en nuevas fuentes de empleo para la población. Porque, en el decir de Justino Polanco: «Es un proceso trabajoso y misterioso, pero muy satisfactorio».
Para la joven emprendedora, esta visita agroturística por la finca de banano orgánico, las degustaciones del helado y mojito preparados con dicho producto; al igual que los platos: crema, rollos y canasticas rellenos de carne de cerdo y chivo; postre de mousse, sumado a las margaritas hechas también con banano, deben constituir un excelente paquete personalizado de agroecoturismo, que multiplicará empleos. Al igual que la asociación y preparación de las mujeres que producen artesanía proveniente del banano, como los brazaletes, cuadros, canastas y otros objetos fabricados con dichas fibras.
El sueño de insertar a las mujeres en la vida laboral y actividad productiva de autoempleo en sentido general, de lograr sensibilizarlas y aproximarlas activamente a la actividad turística, no solo en la reproducción de roles tradicionales, sino también a partir de sus talentos y roles de como guías, junto a otros muchos proyectos, podría colocar a la hermosa ciudad de Mao en laruta del banano, como una actividad que no solo atraerá a los criollos, sino también a foráneos deseosos de conocer el proceso de producción y sus complementos. En esto se anidan los sueños y esfuerzos múltiples de la consultora en desarrollo de productos de turismo sostenible, Nicole Stephany Rodríguez.
SEM/MG
