- Se enfrentan a enormes desafíos, como traumas y desplazamientos
- Existe una necesidad crítica de apoyo psicosocial para sobrellevar el costo emocional de la guerra
Redacción
SemMéxico, Franja de Gaza, Territorio Palestino Ocupado, 31 de enero, 2025.- “Toda nuestra vida se convirtió en una tragedia”, dijo Mariam*, de 15 años, después de 15 meses de guerra en Gaza.
“La falta de medicamentos, la mala alimentación, el agua contaminada… y estábamos desplazados de un lugar a otro, viviendo en tiendas de campaña”, dijo al UNFPA, la agencia de salud sexual y reproductiva de las Naciones Unidas.
Mariam vive actualmente en la ciudad de Gaza, pero su historia es una entre las innumerables de otras niñas desplazadas en Gaza. La guerra ha devastado comunidades, ha obligado a familias a abandonar sus hogares en múltiples ocasiones y ha dañado la salud mental y el bienestar de casi todo el mundo, especialmente de jóvenes como Mariam.
Un informe reciente reveló que, desde el comienzo de la guerra, más de la mitad de los jóvenes de Gaza se sienten inseguros y el 91 por ciento informó que sus condiciones de salud empeoraron. También en la ciudad de Gaza, Fatima*, de 14 años, dijo al UNFPA: “Nos vemos obligados a vivir en tiendas de campaña abarrotadas, sin privacidad. El calor es insoportable y no hay agua potable”.
La falta casi total de productos menstruales, instalaciones de higiene y agua potable han aumentado el riesgo de infecciones , mientras que la desnutrición generalizada y el acceso inadecuado a la atención sanitaria exacerban el impacto y la duración de las enfermedades.
También se informa de un pronunciado aumento de la violencia de género y la explotación, especialmente entre las mujeres y niñas desplazadas en refugios superpoblados y en los puntos de distribución de ayuda.
Las adolescentes y las mujeres de Gaza se enfrentan a enormes desafíos: viven en condiciones de hacinamiento, tienen acceso limitado a sus necesidades básicas y sufren constantemente el desplazamiento y la inseguridad. Foto © UNFPA/Media Clinic.
La carga invisible
Más del 20 por ciento de la población de Gaza tiene menos de 29 años , muchos de los cuales han perdido a sus familias, amigos, hogares y su oportunidad de recibir educación. “Me encantaba estudiar y salir, pero cuando llegó la guerra mi vida cambió”, dijo Fátima. “En la tienda, todo el día se pasa trabajando, limpiando y preparando la comida. Todo es agotador”.
Según el informe, las consecuencias psicológicas de la guerra han provocado un aumento de casos de ansiedad grave, depresión y trastorno de estrés postraumático. Con tan solo 19 años, Nour* ha perdido a toda su familia en el conflicto. “Soy la única superviviente”, dijo al UNFPA. “Pasé días muy difíciles y duros, en circunstancias extremas. Resulté herida y no me permitieron viajar para recibir tratamiento”.
Rana*, de 15 años, también se vio desplazada en la provincia central y recordó las terribles explosiones que escuchó a su alrededor. “Estás sentada allí y de repente hay un bombardeo a tu lado, con gritos de niños y partes de cuerpos de personas muertas”.
Muchas niñas cuentan que el terror les impide dormir, una situación que están aceptando como algo normal. “Nos desplazaron casi nueve veces y perdimos a familiares. No hay seguridad y vivimos con el temor constante de perder a más personas”, dijo Sara*, de 18 años.
“El costo psicológico –el miedo constante y la desesperanza– es lo más difícil de soportar”.
Las adolescentes de Gaza tienen que asumir enormes responsabilidades, desde cocinar y limpiar en tiendas de campaña abarrotadas hasta afrontar los desafíos diarios de la supervivencia en medio de la violencia y el desplazamiento.
La necesidad de apoyo
El informe también reveló que casi tres cuartas partes de las niñas de Gaza no tienen acceso a productos de higiene menstrual y el 71 por ciento denuncia una mayor presión para casarse antes de cumplir los 18 años, como un medio para ayudar a su familia a afrontar la situación económica. Antes de la guerra, Gaza tenía altas tasas de alfabetización y asistencia escolar, pero ahora que casi todos los edificios escolares están demolidos o dañados y cientos de profesores han sido asesinados, los jóvenes de Gaza se enfrentan a una lucha aún más difícil para asegurar el futuro que merecen. “Solía soñar con construir un futuro mejor, pero la guerra me quitó mis ambiciones”, dijo Layla*, de 15 años.
Los programas dirigidos por el UNFPA en colaboración con la ONG local Save Youth Future Society (SYFS) y el Sharek Youth Forum son fundamentales para abordar estas necesidades. A través del apoyo psicosocial y el asesoramiento, ofrecen a las niñas la oportunidad de procesar su trauma y comenzar a sanar. Para Layla, recuperaron la esperanza. “Gracias a las iniciativas educativas, pude volver a la escuela y convertirme en un apoyo para mis familiares y mis hijos en el campamento de desplazados”.
El UNFPA también trabaja con voluntarios que han creado espacios temporales de educación y aprendizaje de habilidades para la vida para jóvenes, y ofrece campañas de concienciación, kits de higiene para adolescentes, actividades recreativas y programas deportivos para ayudarlos a recuperar una sensación de normalidad. “Tenemos que apoyarnos unos a otros”, dijo Mariam.

Un rayo de esperanza
La noticia del alto el fuego ha supuesto un alivio para el millón de mujeres y niñas que han vivido bajo los bombardeos durante los últimos 470 días. Menos de la mitad de los 36 hospitales de Gaza siguen funcionando, millones de personas han perdido sus hogares y a sus seres queridos, y la mayoría carece de los elementos más básicos para sobrevivir.
En 2025, el UNFPA planea establecer centros juveniles multiusos y tiendas de campaña para niñas en toda la Franja de Gaza, ofreciendo intervenciones integradas de salud mental en la programación para jóvenes, educación y recursos esenciales como productos de higiene menstrual, junto con protección contra prácticas nocivas, incluido el matrimonio precoz.
Dar prioridad a la recuperación, la estabilidad y el bienestar futuro de los jóvenes de Gaza será esencial para garantizar que puedan reconstruir sus vidas. “Mi mayor ambición es volver a casa y ver a mis amigos”, dijo Layla. “He empezado a volver a ser como antes”.
Nombres cambiados por privacidad y protección*
SEM-UNFPA