Isabel Ortega Morales
SemMéxico, Tlapa, Guerrero, 18 de octubre, 2021.- Doña Olga Sánchez Cordero no sabe para qué se usa el rebozo en Guerrero y en al menos dos ocasiones de eventos relevantes ha venido a la entidad “enrebozada”.
Doña Olga saca el rebozo para venir a Guerrero porque así nos mira a las mujeres desde la Ciudad de México. Ella se envuelve en el rebozo porque desde su perspectiva, nos ha mostrado por la forma en que lo hace, que así nos sentiremos halagadas con su presencia, porque amorosamente “nos entiende”.
Margarita Zavala cuando acompañó el periodo de gobierno federal de su esposo, Felipe Calderón portaba rebozo y lo hacía con gran dignidad. Estoy segura tendrá la mayor colección de esa prenda del país.
El rebozo de lana, seda, percal, manta, entre otros materiales, representa en uno, dos o tres metros de tamaño, la riqueza artesanal de los lugares donde se elaboren, pero es algo más que una prenda, es el testimonio de los mensajes de valentía, de amor, de cobijo. Esconde sueños, oculta dolores. Sostiene criaturas que acompañan los primeros años de vida de la madre que incluso, reciben las criaturas al nacer. Es un techo para cubrir del sol, un abrigo para cubrir del frío.
Representó el compromiso de amor, la reverencia al Creador en su templo, el tapete de las ceremonias, el velo del matrimonio, la mortaja. Y en cada momento fue amorosamente colocada la forma para portarlo.
Pero desde el Senado ahora, como lo hizo como Secretaria de Gobernación, cuando viene a Guerreo toma un rebozo, envuelve la espalda, lo deja caer al pecho, lo cruza sin mayor sentido y a veces hasta parece que se quiere ocultar con él.
Cuando la miro caminar en los eventos del estado me pregunto ¿cómo nos mira a las mujeres Olga Sánchez, la Ministra, la académica, la niña pulcra, estudiosa, de acreditados méritos académicos?
Parece superfluo que con temas tan complicados que debía atender de esta entidad detuviera mi mirada en esa prenda, quizá se pregunten, pero sin duda, la vestimenta también nos “habla” de quienes nos gobiernan.
Y parece que, para ella, no es vestir el rebozo colocándolo en un hombro, cruzado al pecho, doblado sobre sus brazos. No, no parece una prenda con la que quisiera honrarnos, sino una prenda de cómo nos ve.